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Sobresaliente

por Denís Iglesias 6 marzo, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

Un examen con todas las respuestas bien hiladas. Con una caligrafía impoluta, respetando los márgenes y desvelando las cuestiones enrevesadas con lógica, sin que el cronómetro devore la escasa paciencia con la que se llegaba a este partido. El Lugo volvió a ser el alumno aventajado de la clase media de Segunda División en la que figura, para derruir a todo un Osasuna (2-0) que sintió en sus carnes lo que es jugar de visitante en el Anxo Carro “donde hay que sachar”, donde el equipo lucense te obliga a correr a través de su futbolín. [Estadísticas]

gol frente a osasuna

Los que se preguntaban “quién ese tal José Durán” y “qué cuatro cositas” iba a cambiar -según había avanzado en sus comparecencias- encontraron la respuesta en el segundo partido del entrenador en su segunda época como técnico del primer equipo. Desconocemos si modificó la alimentación de los jugadores pero la actitud demostrada en el verde fue muy diferente a la de anteriores citas. Las comadrejas se tornaron en felinos, capaces de dosificar sus esfuerzos para quebrantar la moral del equipo navarro.

El Lugo volvió a elaborar jugadas desde atrás. Recuperó el viejo manual de instrucciones y descubrió que hay un camino entre el patadón a seguir y el toque inocuo, que aporta posesión pero no profundidad. El cambio fue posible a la recuperación de la mejor versión de Carlos Pita, quien asumió esta semana las riendas del equipo fuera y dentro del terreno de juego. La rueda de prensa que dio esta semana fue una de las más clarividentes que se recuerdan en el Anxo Carro. “Los cambios no ayudan a transmitir tranquilidad”, llegó a afirmar tras morderse la lengua para “evitar incendios”. Pero en el fondo de su ser, que acumula ya seis temporadas de rojiblanco, sabía que una transición bien llevada podía devolver la sonrisa a una afición sumida en los dimes y diretes asociados a la dimisión de Luis Milla.

El mediocentro volvió a ejercer de brújula mientras le duró el tanque de combustible. Y con él en la reserva puso una memorable rosca desde el córner para que el gigantón Dealbert la llevara al fondo de las mallas con un soberbio testarazo. El primer tanto del encuentro llegó en el minuto 74. Hasta el afortunado lance, el Lugo había generado más peligro que en la mayor parte de los partidos de esta campaña.

Pero sin gol, todo lo demás no importa y las los descensos están llenos de “buenas sensaciones”. Fue un gol redentor para el central castellonense que, al igual que toda la defensa del conjunto lucense, estuvo en el punto de mira en duelos anteriores. La defensa sufre menos si el centro de elaboración se sitúa en los pies de Carlos Pita, o si jugadores como Iriome o Campillo ejercen labores de presión. Todo mejora si el equipo funciona realmente como un bloque. No es una fórmula mágica, pero cuesta aplicarla. El madrileño dio una lección de trabajo y volvió a demostrar que tiene una fortaleza como pocos en esta categoría. Por fin jugó con visión de 360º. Empujó y reculó con idéntica habilidad.

Álvaro Lemos, más conde que nunca

Ni un solo reproche para la versión sabatina del Lugo. Mención especial para Álvaro Lemos, que cumplió con creces en su atribución en el lateral derecho. El Conde de Lemos se mostró como un jabato para defender una posición que se aleja de sus dominios naturales. Demostró un alto espíritu competitivo, complementado con el buen hacer del Iriome Superstar que invocaba nuestras fantasías más húmedas la pasada temporada.

El tinerfeño se impuso en todo momento a Pucko y Berenguer, apodado por su entrenador Enrique Martín como el Neymar navarro, pero que no llegó ni a Kerrison navarro. Para terminar la faena puso una asistencia medida a un Pablo Caballero incansable. Erró dos claras oportunidades que mantuvieron la tensión hasta el final del encuentro. Acostumbrado a pelear en solitario contra ciento y la madre, el argentino se había olvidado de lo que era encarar y rematar después de que te sirvieran en bandeja una asistencia… El gol se paga caro en esta categoría. Habrá que practicar más en los entrenamientos o engarzar jugadas como la segundo gol, una obra de ingeniería con tan sólo tres toques entre Seoane, Iriome y el argentino.

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Un sobresaliente sin apelativos merece José Durán en su reestreno como técnico en el Anxo Carro. Para ser “una marioneta”, como algunos le definieron tras su nombramiento, sus titiriteros movieron bien los hilos, porque no paró de repartir instrucciones durante todo el encuentro y el público supo corresponder con aplausos a pesar del frío. “El equipo ha demostrado lo que quiere. La gente responde si nosotros le damos motivos”, afirmaba tras el encuentro, descubriendo una ecuación tan fácil como exitosa. Y lo que nos alegraría ver a un técnico de la casa triunfando en tierra propia…

PD 1: ¡Qué grande Manuel cascándolo! ¡’Fichalo’!

PD 2: ¿Estaba el césped algo blando? Menos mal que tenemos al equipo Calfensa, que no tendrán L casei inmunitas pero sí nitramón, que alimenta más y mejor.

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