Artículos

Oportunidad perdida

por Denís Iglesias 17 enero, 2016
Tiempo de lectura: 5 minutos

Finales sin finalidad. Esta es la norma adoptada por el Lugo en los últimos encuentros. Hasta el momento, las circunstancias de los empates o derrotas in extremis se habían encajado como correctas iniciativas del rival; aliviado con una buena cara del equipo a pesar de los palos al borde del descuento; o aguantado con la simple reserva de paciencia que cada aficionado tiene. Pero las coordenadas y los astros indicaban que el Huesca, a pesar de ser uno de los mejores rivales a domicilio, era el rival idóneo para pinchar el globo de las especulaciones [Resultado y estadísticas]

Lejos de producirse la ansiada explosión de fútbol, el Lugo tendió a la especulación ante un rival de recursos limitado, que encontró su premio cerca del final. A José Juan le faltaron manos en un partido en el que volvió a demostrar el enorme estado de forma en que se encuentra, a diferencia de viejos compañeros como Manu, que tienen el cuentakilómetros pasado de vueltas. Una vez más, nos quedamos al abrigo del punto de rigor, en un encuentro donde se había puesto el mantel para devorar la victoria.

Cierto es que nos hemos mal acostumbrado. Vemos el premio mayor de la promoción desde hace semanas al alcance. Lo observamos con ansia y cuando ya tenemos el pie puesto en el último peldaño de la escalera, una acción certera nos arroja al vacío de la medianía. El saco de los puntos presenta un nivel hasta el momento, con un colchón de 11 muelles que nos aleja del pozo del descenso. Pero ello no puede frenar las ansias de mejorar y, sobre todo, de convencer que las cifras tienen una garantía a medio largo plazo. Quisieramos dormir en viscoelástico y no en un colchón hinchable que cualquier día nos deja tirados en el suelo. Que todo ello no nos haga olvidar que la pasada primera vuelta se cerró con estos guarismos.

16 Lugo 23 21 5 8 8 22 29

Sin timón ni timonel

Visitó el Anxo Carro un Huesca sin timón ni timonel, dado a la improvisación y con poca profundidad por bandas. Sin balón, el conjunto de Anquela se sintió más incómodo. Nunca se le vio sufrir, ni con el gol en contra anotado entre Morillas e Iriome. El equipo oscense no sintió el aliento en la nuca que todo equipo local quiere tener cuando juega con el marcador a su favor.

Tampoco fue el mejor día de animación de un Anxo Carro cada vez más nutrido gracias iniciativas el club como la de atraer a los escolares. El Fondo Sur respira con aire renovado e incluso se plantea la creación de una peña en el mismo. En lo extradeportivo, se va a más. En el campo, la intranquilidad del error final agarrota a una hinchada que, en su mayoría, quiere más de este equipo. El Lugo, al igual que su afición, se ha dejado contagiar por los vicios y virtudes de la madurez. Todos necesitan dar lo mejor de sí. Los rojiblancos no son unos novatos en la categoría y se les exige como tal. A esto hay que unirle una sobredosis de estima al pasado reciente del equipo, su juego y sus protagonistas.

23017843336_931ca25a9d_k.jpg

El propio desarrollo de los partidos inclina a la queja. Si el conjunto de la ciudad amurallada salvase los puntos al límite, el aficionado se iría con una sensación de calma aprehendida. Todos estos sentimientos tenían un recorrido interior o a través de las redes sociales, pero frente al Huesca se manifestaron por primera vez en forma de silbidos. La gestión de los cambios de Luis Milla fue cuestionada por una parte importante del público. Las mayorías son caprichosas y no siempre llevan la razón, pero hacen ruido suficiente para que monopolicen el sentir de las más de 3.600 personas que se dieron cita en el feudo a las orillas del Miño. Se cayó en el pronto fácil y sonoro, que se regula con una ducha caliente y perspectiva.

Ausentes y ausencias

El equipo, aunque no tenga un toque grácil, se siente más seguro con el balón en los pies. Tiende a echarse demasiado atrás, sobre todo, por los flancos. La defensa está falta de un cabecilla que encarne el espíritu de la seguridad y no sea un mero salvaguarda de su integridad. Dealbert, el cacique veterano, se deja llevar fácilmente por los impulsos. Carlos Hernández le equilibra gracias a su mejor posicionamiento. En las bandas, la salida de balón jugado se ha convertido en una quimera. Cendrós fue el que mejor lució ante el Huesca. La desastrosa actuación de Manu le hizo todavía mejor. Muchos para tan pocos galones. Campillo actuó de termómetro en ciertas fases, aunque le faltó conexión con un Jonathan Pereira que apenas pudo participar en juego para desgracia del potencial ofensivo de un Lugo que sólo contó con un hombre en banda, Ferreiro. Iriome forzó el gol lucense. A partir de ahí, su aportación fue escasa.

Dicen que está mal hablar de los que no están presentes, pero se echa de menos la aportación de un jugador como Sergio Marcos, dinámico y con visión de juego para enderezar un centro del campo que sigue perdido en combate. La baja de Pablo Caballero por un proceso febril dejó sin su as en la recámara a un Milla que se apresuró al meter a un Caballé falto de minutos que no sirvió de tapón para una bañera que se desbordó por el continuo goteo de ocasiones rivales. En rueda de prensa todos asumieron el error. La ausencia de excusas y asunción de los errores hace más empático el tropiezo. El entrenador, en el fútbol actual, es el habitual cabeza de turco de todos los problemas. Él puede ordenar y mover a sus peones, pero no puede meter el remate que falló a bocajarro Jonathan Pereira o elevar los grados de los centros de sus jugadores. 

La sangre llegó al río con el gol de Héctor Figueroa que no pudo impedir un colosal José Juan. Saltaron los pitos y los improperios desde una grada que tampoco estuvo a la altura de un partido frío en todos los sentidos. El próximo fin de semana, prueba de fuego ante el Real Oviedo, un duelo hervido por el reparto de las entradas en el que la afición querrá demostrar que está un punto por delante de los que quisieron abordar el Anxo Carro. Partido de pedigrí, en definitiva, para todo el lucensismo. Mientras tanto, novena posición, 31 puntos y sudor en la frente. El juego podrá ser mejor o peor, numéricamente los reproches son inútiles al cierre de la mejor primera vuelta del equipo en Segunda. 

PD: el recogepelotas fue uno de los ‘MVP’ del partido al engañar a varios jugadores del Huesca para perder tiempo. El crossover más vendido del mercado volvió a quedarse sin dueño.

Foto: Xabi Piñeiro -LGV.

Comparte:

Deja un comentario