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El extremo mentiroso

por Iván Rolle 16 abril, 2015
Tiempo de lectura: 4 minutos

El fútbol es un deporte en constante transformación. El tradicional esquema de portero, defensas, medios y delanteros ha ido avanzando. Poco a poco se fue hablando de volantes, extremos, interiores, mediapuntas… Luego se comenzó a rizar el rizo con extremos a pierna cambiada, centrales ejerciendo como pivotes defensivos, incluso Lotina probó en el Deportivo de La Coruña a Juan Rodríguez como mediapunta defensivo.

Pero en los últimos tiempos han ido apareciendo modalidades mucho más controvertidas. Guardiola, en su afán por ir más allá, puso a un tío con condiciones de mediapunta clásico o, si apuran, extremo, de delantero, y comenzó a hablarse del 9 mentiroso. Y Vicente Del Bosque caricaturizó el invento con un mediocentro box-to-box como principal referencia ofensiva. Una falaciosa moda que ha llegado también a las porterías. Emanuel Neuer ejemplifica mejor que nadie lo que es un falso líbero, aunque por Lugo anda un tal José Juan que no le va muy a la zaga.

Quedándose en la capital del licor café, se encuentra a un futbolista que ha llevado la mentira hasta límites nunca antes sospechados. Su posición de partida apenas tiene que ver con sus movimientos en el campo y sus capacidades, pero, además, ha conseguido traspasar la falsedad a otros ámbitos no tan exclusivamente relativos al rendimiento deportivo. Probablemente lo haga solo para despistar, y no le debe salir del todo mal, pues trae de cabeza a los zagueros rivales. Porque Toni, que decían por Vigo, es puro talento, puro TalenToni, y, por tanto, puede hacer lo que le venga en gana.

Porta el dorsal 12, probablemente para que nadie sospeche que es el bueno de esos once tíos que visten de rojiblanco. Porque el 12, de toda la vida de dios ha sido un número de chupar banqueta. Pero él no, su camiseta no luce el 9 ni el 10, ni siquiera el 11, o el 21 o el 23, que pese a ser números feos, pues molan. Le da igual, lo exhibe con orgullo, porque, cuando el balón echa a rodar, habla el fútbol y no un dorsal, y él, fútbol, tiene para dar y regalar.

Quien mire su DNI verá que la criatura es coruñesa. No reniega de ello e, incluso, se puso la camiseta del Dépor. Era solo un rapaz, qué carallo iba a saber el pobre Antonio que unos añitos después se convertiría en ídolo de masas en el Real Club Celta. Y es que, tras pasar por la cantera del FC Barcelona, Toni regresó a Galicia para hacer carrera en Vigo —¿qué pensarían sus amigos deportivistas?—. No le bastó con “traicionar” a sus raíces, pues, además, se convirtió en hombre clave para el retorno del Celta a Primera con varias actuaciones decisivas en momentos claves.

Apreciará también quien observe su DNI que Toni Rodríguez apenas cuenta con 25 años. A priori, un chaval joven, inexperto, con mucho por aprender todavía… Se equivocará también el que deduzca eso. El futbolista coruñés ha experimentado ya mucho más en el mundo del fútbol que muchos jugadores que le llevan una década. Se formó en Barcelona, maduró en Huesca, disfrutó en Vigo, donde consiguió un ascenso, y se doctoró en el Sporting Kansas City de los Estados Unidos. Casi nada.

Además, llegó a Lugo en pleno mercado invernal y desde el paro. Otro parche, un nuevo fichaje a la desesperada de un jugador que viene rebotado, podría deducirse. Nada más lejos de la realidad. Al coruñés no le fue nada mal en el Sporting Kansas City, pero, una vez acabado su contrato por una temporada se volvió a Galicia. ¡Qué suerte para el Lugo que Toni nunca llegase a renovar su contrato!

Y en lo estrictamente futbolístico, cuando llegó Toni se dijo que se fichaba a un lateral izquierdo que también podía jugar de extremo. Otra mentira. Toni solo jugó de lateral con Luis Enrique. Fue una discutida apuesta del técnico asturiano que salió cruz. Al primer equipo olívico había llegado como extremo zurdo. Y en esa posición llegó su primera gran noche en Balaídos.

En la vuelta de aquella eliminatoria de Copa del Rey entre Celta y Atlético en la temporada 2010 de la que se recuerda un genial taconazo de Iago Aspas para que Trashorras marcase, Toni volvió loca a la zaga colchonera. Tras el 1-1 de la ida y un tempranero gol de Forlán, Toni, desde la banda izquierda, fue el principal quebradero de cabeza para los atléticos y de su zurda salió la mejor oportunidad de los celestes para igualar la eliminatoria en un centro medido que Joselu cabeceó al larguero.

Mentía aquel día, pues tres temporadas después se convertiría en uno de los hombres que devolvieron al Celta a Primera, y no sería precisamente desde la banda izquierda. Lo hizo como jugador número 12 de aquella plantilla. Solía ser el primer cambio de Paco Herrera cuando las cosas se torcían. Pero siempre entraba en la mediapunta o en la banda derecha.

Desde hace unos meses, ese revulsivo se ha convertido en indiscutible líder del Lugo. Pero sigue con sus mentirijillas habituales. El coruñés suele partir desde la derecha, pero es habitual verle en zona de finalización o apareciendo en la mediapunta —como en el gol al Sabadell, el tercero que realiza ya— e, incluso, por la que en un principio se consideraba que era su banda natural, la zurda, desde la que sacó no menos de media docena de centros milimétricos en la segunda mitad en la Nova Creu Alta. No solo eso, pues cada vez toma más responsabilidades en la salida de balón del equipo y no es raro verlo iniciando las jugadas como si se tratase de un mediocampista. Y para colmo, es el primero en ayudar en la presión a la salida del rival. ¿Qué más quieren? El Lugo tiene un jugador al que pueden llamar falso extremo pero que en realidad hace el trabajo de tres.

Foto: LFP.es

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