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Ménage a tròis bajo palos

por Daniel Martínez Baniela 24 julio, 2014
Tiempo de lectura: 3 minutos

Hablemos de tríos, amigos y vecinos. No pongáis cara rara, que las estadísticas señalan que es la principal fantasía erótica de los españoles, y de una parte nada despreciable de españolas. Hablemos del deseo, casi la necesidad, de tener a tres personas, de diferentes condiciones físicas y de distintas capacidades, ocupando el mismo lugar, el mismo puesto, en un “totum revolutum” en el que cada cual de los tres lo hace lo mejor que sabe y puede en busca del bien común, de llegar a un puerto satisfactorio para el grupo. Casi todos, a lo largo del tiempo, lo han (hemos) soñado, muchos lo han intentado y algunos, pocos, lo han conseguido. Uno que lo llevaba buscando desde hace tiempo y al que por fin los hados y la suerte le han sonreído es Don Enrique Setién Solar, nuestro Quique Setién. Naturalmente, estoy hablando de tener en el mismo equipo y bajo los mismos palos a tres porteros de buen nivel, no me digáis que estabais pensando en… Bueno, dejémoslo y sigamos con el fútbol.

El Lugo ha tenido, en los últimos tiempos, un nivel de porteros bastante más que aceptable: Escalona, Diego Rivas, Yoel… todos cumplieron a la perfección con su cometido cuando les tocó ocupar la puerta de los rojiblancos. En la consolidación en Segunda, tras la marcha de Yoel a su equipo de origen, el Celta, Dani Mallo y José Juan fueron los encargados de mantener la puerta del Lugo a cero, o al menos intentarlo. La portería estaba más o menos segura, con los altibajos propios de cada jugador (ciertas salidas por alto de Dani Mallo que ponían el corazón de los aficionados lucenses en un puño, regates de José Juan no siempre todo lo seguros que deberían ser…), pero dos hechos pusieron en entredicho el tener solo (¿solo?) dos porteros en el primer equipo.

El primero de ellos fue la instauración, por parte de Setién, de la norma no escrita de repartir el tiempo de juego de los dos porteros, en una política que no se acabó de entender del todo en Lugo. De este modo, y una vez que el equipo cayó en Copa frente al Recre, José Juan y Dani Mallo comenzaron a rotarse en la portería lucense con una precisión casi germana: cada cinco partidos, cambio de portero. Si queréis conocer mi opinión, e imagino que no pero como el articulo es mío os aguantáis, os diré que nunca compartí esa opción. Es mi pensamiento que en un equipo debe mandar, sobre todo, la meritocracia, es decir, que jueguen los que mejor están en cada momento, y establecer una especie de turnos para jugar es lo más alejado que se puede estar de esa idea, por muy justa que pueda parecer. Sea como fuere, Setién, que es el que manda y no yo, decidió eso y vimos como se iban alternando ambos guardametas bajo palos, con lo que se diluyó la figura de portero titular – portero suplente.

El segundo hecho, y el que hizo saltar las alarmas, fue la lesión simultanea de Mallo y José Juan. En el partido frente al Tenerife en el Anxo Carro, Dani Mallo se hizo daño tras chocar contra el delantero tinerfeño, y tuvo que ser sustituido por un José Juan que también arrastraba molestias. Para el siguiente partido, en Las Palmas, ambos viajaron mermados físicamente. Fueron unos días en los que se barajó que el portero del Juvenil (recordemos que el Lugo no tiene filial) Cacharrón se entrenó con el primer equipo e incluso se rumoreó que el hermano del central Jorge, que es portero, iba a fichar de modo express por los rojiblancos. Al final nada ocurrió, pero fue un aviso bastante serio de lo que podía ocurrir ante la eventualidad de que ambos porteros fallasen. Y Mouriz y Setién tomaron nota.

Así las cosas, llega al Lugo Jon Ander Serantes, portero de la escuela de Lezama que desarrolló parte de su carrera en el Barakaldo. 25 años y el sello, siempre del gusto de los aficionados, de portero del corte del Athletic de Bilbao, cuna de porterazos desde siempre. ¿Cuál será su cometido? ¿Ser el tercer portero? ¿Jugar la Copa hasta donde se llegue? ¿Rizará Setién el rizo y lo incluirá en una esperpéntica rotación de tres porteros? Todo es posible, pero sorprende que se fiche a un portero de fuera para tal cometido, y el propio Jon Ander ya dejó bien claro que viene a luchar por jugar. Y precisamente bajo palos Setién no se casa con nadie.

Sea como fuere, la llegada de un tercer portero refuerza una parcela tan vital como la portería. Queda en mano del mister elegir quien jugará, quien se irá al banco y quien comerá pipas en la grada. Por el momento, Setién ya ejerce de voyeur en el particular ménage a tròis de la portería rojiblanca.

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