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Iriome contra el peligroso camino hacia la indiferencia del CD Lugo

por Denís Iglesias 18 abril, 2022
Iriome CD Lugo
Tiempo de lectura: 3 minutos

Después del 3-1 sufrido por el CD Lugo en el Toralín ante la Ponferradina, lo último que los 300 aficionados albivermellos desplazados querían escuchar era un análisis del partido. Sabían perfectamente que habían sido superados y que su ayuno voluntario por el horario del Derbi dos Ancares no había valido de mucho en lo que se planteaba como una celebración de la continuidad en Segunda. Iriome les dio esperanzas.

«El partido de hoy se ha resuelto por la eficacia en las dos áreas», esgrimía Rubén Albés en una rueda de prensa en la que solo participaron medios locales, pese a la cercanía con Lugo, y que se estructuró más como una comparecencia del Consejo de Ministros de un entrenador que, a día de hoy, no parece tener intención de renovar con el CD Lugo.

Alguno de los que pagaron por ver la Resurrección de la Ponferradina, que acumulaba siete partidos sin ganar antes de la llegada de un vecino que les ha servido de trampolín en su sueño de los playoffs.

«La primera parte ha sido muy igualada y hemos tenido más llegadas. Se han encontrado con la fortuna del gol (de Espiau, a la media vuelta). Hemos llegado con incredulidad al descanso y la sensación de poder revertir el resultado», expresaba Señé, para hablar de «dos jugadas rápidas» que terminaron en los goles de Naranjo y Dani Ojeda para completar la faena de aliño.

Dos visiones paralelas, coherentes, pero muy presentistas. Como las de la mayoría de los jugadores o técnicos, que asumen su pertenencia al CD Lugo como algo circunstancial. Aunque las matemáticas aún no lo indiquen, la permanencia se ha proclamado como una meta conseguida. Y nada más. Es el primer paso del peligroso camino hacia la indiferencia.

«No dejarnos llevar»

Una travesía en la que la entidad albivermella completa el ejercicio sin más futuro que el levantarse al día siguiente. Es lógico y comprensible, desde la perspectiva de un trabajador con altas tasas de rotación y temporalidad. A veces, sin embargo, suceden casos de empleados que se mimetizan con el entorno y para los que el club cobra una dimensión extra. Sin duda, uno de esos casos es el de Iriome, en Lugo desde 2014, donde ha echado raíces hasta convertirse en un árbol más del pequeño bosque lucense.

«La semana que viene, en casa (frente al Leganés, a las 18:30), tenemos que seguir con el sacrificio. Alcanzar el objetivo primordial -la permanencia-, pero sobre todo, no dejarnos llevar. Ha sido una temporada bonita. Venimos de cursos en los que las hemos pasado canutas y este año queremos disfrutar. Seguir sumando y que la gente esté orgullosa de nosotros». No hace falta gritar para sentir. Tampoco usar palabras rimbombantes. Lo que se necesita para tener la sinceridad del tinerfeño es compromiso. Como el que mostró Sebas Moyano para maquillar el resultado con un golazo que hace inexplicable su falta de minutos.

Construir el futuro

Y eso es algo que te da la perspectiva. Esa declaración era justo lo que el aficionado del CD Lugo necesitaba escuchar. Un vínculo con la realidad presente y el futuro. Nadie quiere vivir un final de campaña tranquilo para terminar, otra vez, 18º. La vía para concluir en esta posición es la de la tortura y la amargura de las tres temporadas anteriores, donde se pidió a cada uno de los que conforman este club lo mejor de sí mismos. La llamada tuvo efecto sin dilación ni fisuras.

Está en manos de los jugadores, la afición y la presidencia que el CD Lugo 2022/2023 sea una página de algo más que un ejercicio de supervivencia

Por eso, lo que resta de campeonato debería ser una preparación para la siguiente temporada. Partidos, sin presión emocional, pero con presión física, no dando ningún balón por sentado y construyendo una inercia positiva para el curso siguiente. Evidenciar que, aunque sea un espejismo, hay una mínima intención de construir un proyecto que sirva para pasar de la pantalla de la inestabilidad sufrida en el último lustro. Esta es una responsabilidad compartida.

Está en manos de los jugadores y su profesionalidad, sean o no piezas del CD Lugo 2022/2023. También implica a la afición, aprovechando las jornadas para enganchar a algún despistado y celebrando la permanencia como se merece. Hay que quitarse de la cabeza que solo se celebra lo agónico. Cuando pite el árbitro el final y las cuentas ya nunca más puedan ser números rojos, hay que elevar el grito al cielo como se hizo en los años angustiosos.

Finalmente, es responsabilidad de la directiva o el consejo de administración prestar su voluntad para fijar las bases de la paz social y la construcción de una identidad albivermella fuerte en la que los comunicados oficiales sean para renovar y consolidar. La única vía posible para materializar sus beneficios, y a la postre, como empresa deportiva de derecho, su repercusión en la comunidad. Porque nadie, después de lo vivido, quiere un camino hacia la indiferencia.

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