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El CD Lugo B / Polvorín confirma su talento con el ascenso a Segunda RFEF y reclama su espacio

por Denís Iglesias 25 abril, 2022
Los jugadores del CD Lugo B / Polvorín celebran el ascenso.
Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace apenas siete años, el CD Lugo ponía en marcha un filial. O más bien, sumaba al Polvorín a su proyecto. Desde este pasado domingo es de 2 RFEF, la cuarta categoría del fútbol español. Aquello se inició desde las catacumbas y el iniciador fue Tino Saqués, máximo accionista y presidente de la entidad lucense. El proyecto se confió a un hombre de la casa como José Durán. El éxito más reciente lleva la firma del malagueño Álex Ortiz.

Bouso y Mouriz se habían limitado a un juvenil, aludiendo en algunos casos a la inversión que requiere tener un filial. Los años han demostrado que fue la fórmula acertada, más rentable en imagen y resultados que los convenios que se firmaron ya con Saqués al mando, con la intención de tener un equipo puente mientras el B avanzaba. 

Acuerdos con el Somozas y el Cerceda que permitieron el rodaje de futbolistas como Leuko o Mario Barco y la incorporación, del segundo, de Hugo Rama. Aunque la aventura con el equipo coruñés terminó con la desaparición de este. Entretanto, el Polvorín, nomenclatura que aún utilizan algunos socios -y que sirve de homenaje a uno de los dos clubs que dio origen al actual CD Lugo-, seguía creciendo.

Segunda RFEF, categoría con históricos

En 2016, el filial ascendió a Preferente. En 2018 hizo lo propio subiendo a Tercera. Y en 2022 ha completado una secuencia mágica alcanzando la Segunda RFEF, división en la que en su primera temporada de existencia han militado históricos como el Hércules, el Real Murcia, el Pontevedra, el Córdoba o el Compostela, con los que se ha visto las caras el primer equipo.

El reconocimiento fue posible gracias a una magnífica temporada regular que evitó a los de Álex Ortiz verse envueltos en un playoff como el de la campaña pasada. Hace un año perdieron la oportunidad de dar el salto en la eliminatoria decisiva frente al Somozas. Fue tras un partido polémico y decidido al final. El Viveiro llegaba a la última jornada con puntos en juego. Debía sumar para evitar los temidos arrastres, que obligan al descenso involuntario de equipos. 

Ascenso del CD Lugo B con suspense

El CD Lugo B estaba pendiente de lo que sucedía en O Couto entre el Ourense CF, que llegaba como segundo clasificado, y el Racing Vilalbés. El equipo de As Burgas cumplió (1-0) pero jugará los playoffs de ascenso frente al Fabril porque el conjunto albivermello defendió su plaza en un duelo donde hubo cambio de árbitro. Martínez Barral se lesionó y el lucense Jorge Méndez, de 20 años, tuvo que sustituirle en Pol, donde la afición desplazada celebró el gol de Álex Ramos, retrocedió con el tanto de Arturo y entró en éxtasis con el definitivo acierto del pichichi, David Rojo, que llevaba al cielo al Polvorín.

El cambio de árbitro deshizo cualquier equidad en los tiempos de una jornada unificada. La situación sacó de sus casillas a Rubén Domínguez, entrenador del Ourense CF, que calificó a la Federación Galega de Fútbol como “el coño de la Bernarda”. El imprevisto acabó condicionando la jornada final, pero el CD Lugo ha conseguido un irrevocable ascenso a Segunda RFEF. Sin que ello fuera necesariamente una obligación, aunque con la responsabilidad de cumplir con los requisitos que exige la Federación para esta categoría. 

Talento e internacionalización

Sí deberían estar en este nuevo capítulo los actores protagonistas del mismo. Cabe recordar que el verano pasado el CD Lugo B / Polvorín sufrió una profunda reestructuración, con la salida de jugadores que habían sido importantes en la primera tentativa por subir a Segunda RFEF como Iago Novo, Manu Morais, Antón Escobar, Quindimil… Futbolistas que habían tenido minutos con el primer equipo, con la dificultad que esto supone. Pero Álex Ortiz, un férreo defensor de la metodología supo asumir el relevo de José Durán y trabajar por la consolidación de una idea que se ha sobrepuesto a los nombres particulares. 

Tanto es así que el filial se convirtió en un activo refugio del primer equipo, que lo ha utilizado para bordear el límite salarial con fichas como la que ocupó El Hacen o que utilizan en el presente curso jugadores como Jaume Cuéllar o Fran Vieites. En invierno, Ortiz tuvo que hacer frente a las salidas de Dani Vidal, cedido al Coruxo, y Nico Manteiga, quien rescindió para irse rumbo a la SD Formentera de Iago Novo. El máximo goleador de la temporada pasada, Christian Martínez, se ha pasado el curso cedido entre La Nucía y el Bergantiños. 

No es menos cierto que el CD Lugo B / Polvorín ha vivido un proceso de internacionalización y que gracias a su trayectoria ascendente ha permitido atraer el talento de futbolistas como Álex Ramos, una de las joyas del segundo equipo albivermello. Este dista del combinado con una espina dorsal lucense que inició la aventura. No obstante, los jugadores de Lugo han sido y serán importantes. 

El mejor ejemplo es el de Julen Fernández, un portero de la casa, cuyo ascenso quedó bloqueado por el fichaje de Fran Vieites. Un futbolista que representa mejor que nadie lo que significa ser del CD Lugo. Lo demostró en la celebración del ascenso a Segunda RFEF con una simbólica camiseta. La que usaba el equipo albivermello en los tiempos de Tercera, la categoría que ahora deja atrás el filial. Martín y los hermanos Castrín son otros lucenses que han empujado el carro ganador. 

Estos han crecido paralelamente a promesas emergentes como el puertorriqueño Leandro Antonetti, que llegó a anotar un gol con el primer equipo en la última pretemporada, donde asimismo estuvo Torrado. Más polos de la internacionalización: Idrissa Thiam, refuerzo invernal que ha hecho con éxito la mili a las órdenes de Álex Ortiz, aportando el músculo, los pases y los goles para el ascenso certificado. Además del brasileño Julio Lansade o el senegalés Gueye. Sumados a un Luis Castro en el que confió Nafti o al artillero David Rojo, pasando por Jesús, Xurde, Fidalgo, Maxi… 

Músculo deportivo y financiero

Un equipo diverso y muy competitivo que ha generado y superado sus propias expectativas gracias al trabajo, ya no solo de Álex Ortiz, también de Marcos Bello, Manuel Posse, Fernando Currás, Alberto Álvarez… “Una familia”, como la definía Rojo, la clave de cualquier éxito y más si se trata en clave albivermella. Ellos ya han movido con éxito ficha. La siguiente jugada está en manos del club, que debe aprovechar el talento de esta generación y asumir la responsabilidad de un proyecto en Segunda RFEF

Todo está de cara para el CD Lugo, que afrontará su undécima temporada en Segunda División, un hito increíble para una entidad de estas características. Restan tres puntos para la salvación si hay un tropiezo de la Real B. No estaría de más que alguno de los protagonistas de certificar una salvación menos agónica que de las anteriores campañas fueran del filial. 

A pesar de los excelentes resultados que ha cosechado el principal equipo de la cantera, las oportunidades que han tenido sus jugadores son escasas. El único caso de explosión y consolidación fue el de Dani Escriche, que aún siendo juvenil avanzó al primer equipo de la mano de Luis César y después se convirtió en una operación rentable para el CD Lugo.

Porque las canteras también se han transformado en aceleradoras de talentos que después convierten en jugadores vendibles. Pero para que esto suceda, es necesario que estén en el escaparate del fútbol profesional. Juanfran, asfixiado por las necesidades de una plantilla a medio configurar, apostó por varios canteranos al inicio de la anterior campaña. 

Nafti subió en varias ocasiones a Luis Castro, cuando aún estaba en edad juvenil. Y es que este era otro de los grandes inconvenientes de la estructura planteada por la SAD y el filial, el Polvorín, por tanto, una entidad que no estaba plenamente integrada en la estructura albivermella. Esto ya no sucede y el equipo tiene ante sí un talento que debe aprovechar, bien para beneficio propio, de los jugadores o de futuras operaciones. Los jugadores del CD Lugo B son válidos, más que otros que han ocupado sin merecerlo el banquillo del Anxo Carro. Las puertas tienen que estar ahí. Ya se preocuparán ellos de tumbarlas. 

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