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Alberto Rodríguez y el arte de la constancia

por Colaboración 12 abril, 2022
Alberto Rodríguez CD Lugo
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Nehemías Dorta (@nehe_dorta). El camino hacia el fútbol profesional es tan difícil como traicionero. Naturalmente, el talento juega un papel crucial, pero en muchas ocasiones se limita a estar en el momento y lugar adecuados. Sin ese factor, al que podemos llamar providencia, es muy complicado, ya no solo ser un jugador de éxito, sino que es casi imposible dar al salto y convertirse en un profesional de este deporte. Así lo demuestra el camino recorrido por Alberto Rodríguez, jugador del CD Lugo.

En el fútbol moderno se hace todavía más complicado labrarse un nombre a base de trabajo y constancia. Ya ni siquiera basta con estar en el lugar y momento adecuados y convencer al míster de turno. Ahora tenemos el Big Data, los mapas de calor y un sinfín de valores estadísticos que ya forman parte del día a día de cualquier equipo. Con todo ello, ya podemos saber con cierta seguridad si ‘X’ futbolista tiene futuro a edades cada vez más tempranas. Sin embargo, tenemos esas benditas excepciones a la regla. Alberto Rodríguez es una de ellas.

Alberto no es canterano de un gigante del fútbol español. Tampoco tiene a un Jorge Mendes o un Mino Raiola capaz de colocarle en primera línea (aunque Iván Cristovinho, su agente, está teniendo cada vez más peso en el panorama nacional). El central grancanario es el ejemplo perfecto de superación, de no rendirse pese a la adversidad y de trabajar con pico y pala hasta lograr el sueño de llegar al fútbol profesional.

De regional a consolidarse en el CD Lugo

Lo ha hecho con 28 años, algo muy poco común si tenemos en cuenta que los debuts son cada vez a edades más precoces. Y lejos de conformarse con tener un contrato profesional, Alberto ha logrado algo que quizás cinco años atrás hubiera sido impensable: asentarse en el once titular del CD Lugo.

Diez años antes de tan esperado momento, Alberto Rodríguez se encontraba en categorías regionales con el Arucas, equipo del que es canterano y que ahora es serio candidato a ascender a Segunda RFEF. Tras un breve periplo por tierras manchegas en el Villarrubia, lo que supone un antes y un después en la carrera del defensor es la llamada de la UD Tamaraceite.

Un equipo de barrio, de los de antes, de esos donde se respira fútbol por cualquier esquina. Este modesto club de la periferia de Las Palmas de Gran Canaria estaba sorprendiendo a propios y extraños, pues había sumado tres ascensos consecutivos desde su regreso al panorama futbolístico. Y fue ahí donde Alberto empezó a labrarse un nombre.

Pareja con David García en el Tamaraceite

Formó pareja en el centro de la zaga con una leyenda del fútbol canario, David García. Mítico capitán y jugador con más partidos en la historia de la UD Las Palmas, Alberto vio en su compañero el mejor espejo donde mirarse y juntos formaron una pareja más que sólida.

Se consiguió lo impensable, que un modesto del fútbol gran canario que en 2015 se encontraba en Segunda Regional, lograra contra todo pronóstico un histórico ascenso a Segunda División B y la permanencia en la actual Segunda RFEF. 

Esa gran temporada del Tamara en la 20/21 hizo que por fin Alberto tuviera novias en el fútbol profesional. La primera, la UD Las Palmas, con la que hubo contactos el pasado verano, pero que no llegaron a buen puerto. Fue en tierras gallegas donde llegaría la oportunidad.

El CD Lugo, un equipo que lleva más que asentado en Segunda desde 2012, el que realmente apostó por Alberto. Pero incluso allí el jugador tuvo que trabajarse ya no solo el tener minutos, sino el poder firmar su contrato profesional. Estuvo en periodo de prueba antes de hacerse oficial su fichaje y una vez plasmada la firma, se volvió al pico y pala.

Alberto Rodríguez en el CD Lugo, de blanco en pretemporada
Alberto Rodríguez en el CD Lugo durante su periodo de prueba en el CD Lugo.

Una pubalgia lo dejó fuera de los planes de Rubén Albés los primeros meses del curso, por lo que tuvimos que esperar hasta diciembre para verlo vestido de corto. Una semana soñada para el futbolista, que debutó como titular en Copa frente al Unión Adarve y tres días después tuvo sus primeros minutos en Liga contra el Ibiza.

Pareja con David García en el Tamaraceite

Sin embargo, cuando todo apuntaba a que el jugador solo iba a disponer de minutos residuales durante lo que restaba de temporada, llegó la oportunidad. Y ahora sí que Alberto estaba en el lugar y momento adecuados. Lesiones en sus compañeros de posición y un cambio en el sistema de Rubén Albés propiciaron que poco a poco fuera teniendo más minutos.

Ahora, tras la victoria que sumó el Lugo contra el Cartagena (1-0), el central grancanario suma cuatro titularidades de manera consecutiva. Frente al Real Oviedo incluso se estrenó como goleador haciendo gala de su principal virtud: la contundencia en el juego aéreo. Además, ha sido el único jugador del CD Lugo que ha sido elegido MVP durante tres jornadas consecutivas.

Ahora, Alberto Rodríguez vive un momento dulce, el mejor desde que es futbolista. Un ejemplo perfecto de constancia, perseverancia y de seguir trabajando pese a que aún no veamos los frutos de ese trabajo. O estás en el momento y lugar adecuados o te ganas a pulso la oportunidad.

Alberto optó por lo segundo, por lo más complicado. Debutar como profesional a los 28 años y ser titular en Segunda sin experiencia en la élite es casi una utopía.  Pero cuando hay voluntad, ganas y sobre todo trabajo, podemos encontrar en el fútbol historias de superación como esta.

Ilustración principal: Pablo del Valle (@pablo_dvp).

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