Fútbol de África

Alma Marín: «En la Fundación Eto’o siempre había esa intención de ayudar al que más lo necesitaba»

por Pablo Del Valle 6 enero, 2022
Alma Marín en Fútbol de África
Tiempo de lectura: 14 minutos

¡Alma Marín está en Fútbol de Áfica! Alma, además de exjefa de prensa del Club Deportivo Lugo y escritora, fue la directora de comunicación de la Fundación Eto’o durante casi diez años. En esa etapa conoció a Samuel Eto’o (quien se acaba de convertir en el presidente de la Federación Camerunesa de Fútbol, por cierto) y lo más importante: ayudó y vio crecer, en todos los sentidos, a niños y familias gracias al fútbol y la propia fundación.

Quizás resultaría redundante -o de poco valor literario- destacar por encima de todo el alma de Alma. ¿Cuántas veces se lo dirían? Sería como un chiste fácil o un recurso sencillo del que disponer de un modo sencillo o… tosco, para tratar de definir en una palabra a una persona como ella después de un rato agradable de conversación.

Pero es que habiéndolo pensado un par de veces (varios pares) podemos mencionar su cariño enorme con aquello que hace, su dulzura a la hora de recordar anécdotas, su implicación en las diferentes causas en las que se implica o su elevado grado de empatía con la gente (incluidos nosotros, que ya es decir).

En este segundo episodio de Fútbol de África, Alma Marín nos cuenta cómo fueron sus vivencias, sus sensaciones y emociones al frente de la comunicación de la Fundación Eto’o. Sí, con cariño, dulzura, implicación, empatía y mucha, pero mucha Alma.


  • ¿Cómo llegas a ser la directora de comunicación de la Fundación Eto’o?

Todo comienza estando en Valencia. Yo trabajaba para un periódico en el que me toca cubrir un Valencia – Barcelona.

Antes del partido, hablando con los jugadores del Barça me acerco a Samuel Eto’o -era cuando había empezado con la fundación y a mí siempre me había llamado la atención- y le dije que estaba a su disposición para ayudar en lo que hiciera falta porque era algo muy bonito y me apetecía.

Recuerdo que él estaba leyendo un periódico y me dijo que le diera mi número, que me pondría en contacto con su abogado, que era quién llevaba la fundación y que me llamaría. A los dos días, sin esperarlo, recibo una llamada de su abogado por si quería colaborar como voluntaria. Iban a venir unos chicos de Camerún a un torneo a Tenerife y que podría empezar ahí. Así estuve durante tres años. Cada vez que venían a un torneo a España estaba con ellos, les hacía de guía y traductora.

Después, para asentar la fundación de forma más seria, decidieron hacer una oficina en Barcelona y me volvieron a llamar.

  • ¿Cuál es la finalidad con la que nace la fundación?

Siempre se conoce a nivel deportivo, pero detrás de ella hay mucho más.

Hicimos proyectos relacionados con la infancia en Camerún, porque era lo que Samuel quería apoyar, por ser en lo que veía más necesidad. Uno de los proyectos más grandes que hicimos en la etapa en la que yo estuve -casi 10 años- fue la construcción de un hospital materno-infantil en una capital como Douala. Hasta ese momento no había allí.

Surgió la posibilidad de ayudar en la construcción de un hospital y así se hizo. Se hizo un nuevo edificio que lleva el nombre de Samuel Eto’o en el que se crea maternidad y pediatría.

Para hacer esto, hacemos una gala benéfica. Eto’o estaba en el Inter y vienen un montón de compañeros, directivos italianos, ex compañeros de aquí España, Valentino Rossi o incluso Andrea Boccelli. Todos colaboran para que se lleve a cabo ese proyecto, que para mí es el más bonito y el más importante durante mi estancia allí.

  • ¿Cómo se obtenía la financiación en un principio para los proyectos?

Al principio era todo directamente de Samuel Eto’o. Al llegar nosotros, con una nueva directora de la fundación (Hermine Isson) le planteamos que esto no podía ser así y que debíamos de apoyarnos en otros métodos de financiación.

Es muy difícil, porque cuando una fundación lleva el nombre de una persona como él, la gente dice que ya tiene suficiente dinero como para pedir. Se hicieron varias galas y se consiguieron llevar a cabo proyectos como este hospital o los tres orfanatos en Camerún. Era algo más que fútbol.

  • ¿Y el trabajo que hacía Eto’o era reconocido en su país?

Había de todo. La gente allí lo ve como un dios y, sobre todo, las familias a las que ha ayudado. Pero también había mucha envidia y a veces no se podía llegar a todo el mundo. Había que elegir los proyectos que se llevaban a cabo y trabajar sobre ellos, y esto no siempre era fácil.

  • Los chicos que llegaban a España venían sobre todo a Barcelona. ¿Por qué?

Tuvimos chicos también en Mallorca y Málaga. El Barça tenía esa prioridad porque subvencionaba bastantes proyectos. Colaboraban anualmente con la fundación. Cuando los niños venían a los torneos ellos tenían preferencia en elegir a los jugadores que consideraban preparados.

Los chicos que venían eran seleccionados por el entrenador de la escuela de allí para que tuvieran opciones a quedarse. No solo pensando en el Barça.

Llegamos a tener veinticinco en la Masía, un número demasiado elevado, porque ya no se relacionaban con los demás. Hacían mucha piña.

Al Mallorca fue Olinga, que después estuvo en Málaga. Fue el jugador más joven en marcar en la historia de la Liga. Debutó con 16 años y marcó en ese partido. A día de hoy aún mantiene ese récord.

Alma Marín posa junto a Fabrice Olinga. Fútbol de África. Lugoslavia.
Alma y Olinga. | Fútbol de África
  • ¿Cómo es el momento en el que ellos se vienen para aquí? ¿Cómo se lo tomaban las familias?

Una de las ideas de la fundación era «utilizar» el fútbol en el buen sentido.

Todos querían jugar al futbol y ser Samuel Eto’o. Si tú quieres jugar al fútbol la fundación te va a dar unas botas, te va a facilitar entrenadores, te va a poner campos, balones (que eran cosas que ellos no tenían) pero a cambio tu tenías que ir a la escuela, y la fundación te la pagaba. Si no ibas a la escuela, entonces no había fútbol.

En la escuela llegamos a tener quinientos niños cada año. Iban los entrenadores por todo el país y los seleccionaban. Hacían torneos en los que se escogían y estos eran los que iban a clase.

En esta escuela, se hacían dos o tres torneos en Europa y los entrenadores seleccionaban al equipo que debía de ir. Ahí se les daba la oportunidad de que algún equipo los viera y los fichase.

Era una nueva vida para ellos y para su familia. porque pasaban a ser los que llevaban todo el peso. De hecho, muchas familias insistían en que se seleccionaran a sus hijos.

Estuvo los quince días jugando con ellas hasta que en la final le vimos el pie todo hinchado. Sus botas eran tres tallas menos y no había dicho nada por miedo a que no hubiese botas para él y no pudiese seguir jugando.

  • ¿Cuántos niños podían ir a los torneos?

Pues sobre quince o veinte niños. Dependía del torneo y de las categorías. Por ejemplo, en Brunete siempre iba invitada la selección de la fundación Eto’o. Allí recuerdo una anécdota muy graciosa de André Onana.

Unas semanas antes el entrenador nos pidió el listado de jugadores y su número de calzado para poder tener todo preparado allí para jugar. Yo no sé si fue un error del entrenador o si le creció el pie, pero cuando repartimos las botas las suyas eran más pequeñas.

Estuvo los quince días jugando con ellas hasta que en la final le vimos el pie todo hinchado. Sus botas eran tres tallas menos y no había dicho nada por miedo a que no hubiese botas para él y no pudiese seguir jugando.

  • Cuando llegan a estos torneos, había ojeadores. Pero, ¿la primera vez que los vieron ya se quedó alguno?

En ese torneo se quedó Kaptoum en el Barça, que fuera el mejor jugador del torneo, y Fabrice Olinga en el Mallorca.

Leuko fuera a un torneo a Tenerife donde no lo cogieron y después fuera al Costablanca Cup, y allí ya se fijó el Mallorca.

  • ¿Cómo es el momento en el que la Fundación habla con los padres y les comunica que hay interés en fichar a su hijo?

Pues iba el entrenador Diallo, que era el director de la escuela de allí. Se personaba en casa de sus padres y les decía que su hijo había hecho un gran torneo y que un equipo estaba interesado. Aparte de que jugases bien tenían que necesitar un jugador en ese puesto. Esto le pasó a Onana, que vino a cuatro o cinco torneos hasta que el Barça pidió un portero. Había un componente de suerte también.

Imagino que en esa casa sería una fiesta. Como si les tocase la lotería. Al final esas familias han acabado viviendo de ello.

  • En la mentalidad europea quizás llama la atención que siendo niños ya sean el futuro de la familia, pero ¿allí es normal?

Pues sí. La mayoría de niños trabajaban vendiendo antes de entrar en la fundación.

La idea era que fuesen al cole para que dejasen de trabajar siendo niños y se dedicasen a estudiar. Al final a muchos les ha ayudado a salir del país o a tener un trabajo allí.

  • Cuando salían de Camerún y llegaban a España la fundación hacía un seguimiento de los niños hasta los dieciocho años, pero en el caso de Barcelona estaban en la Masía. ¿Cómo se mantenía ese contacto al estar ya supervisados por el club?

Pues seguía siendo un contacto diario, se iba todos los días a la Masía por si necesitaban algo. Ese servicio ya lo tenían allí, pero nosotros hacíamos apoyo. Si tenían que ir al dentista, al médico… Era estar en el día a día y ayudarlos.

Por ejemplo, con Leuko y Essomba, cuando estuvieron en Mallorca ellos no tenían tanto apoyo como podía dar un club como el Barça.

La fundación les daba una pequeña ayuda para sus gastos personales o para enviar a Camerún, pero también dependían del club y de la familia de acogida.

Serge Leuko de pequeño en el bus. | Fútbol de África
Leuko de pequeño | Fútbol de África
  • Y como curiosidad, ¿daban guerra?

Pues bastante (risas). Hasta que crecieron sí. Alguno aun crecido sigue dándola (risas). Imagino que como la mayoría de futbolistas. Al final cuando uno se acostumbra a que le solucionasen el papeleo pues siempre seguían pidiendo ayuda…

  • Hubo algún jugador que estando allí se le hiciese dura la adaptación o que no estuviese contento?

Pues sí, hubo alguno en la Masía. No teníamos claro si no le gustaba la vida aquí o realmente no quería estar. A veces pensamos que ellos son felices por el hecho de venir a Europa y no nos damos cuenta de que igual son tan felices allí, en Camerún.

La Masía para eso era tajante. Si dabas problemas allí y/o en la fundación tenías que volver a tu país. No podía ser que te diesen una oportunidad y tú la desaprovechases con mal comportamiento, o no yendo a clase o a entrenar. Había muchos chicos esperando en Camerún esta oportunidad.

Hubo un par de casos que volvieron. Creo que había presión familiar, porque para la familia económicamente eres un sustento, pero ellos no querían estar.

Leuko hablaba primero mallorquín antes que castellano. El idioma al final no era un problema. Quizás un poco más las costumbres y la comida.

  • Antes de venirse para aquí, ¿alguno sabía el idioma?

Kaptoum sí, porque iba a un colegio en el que el español era la segunda lengua y además es un chico muy inteligente. El primer día en Brunete ya se puso a hablar castellano.

Pero a todos les costaba un poco. Aquí se les machaba mucho con eso. Pero en un par de meses ya lo hablaban. Incluso el catalán. Leuko hablaba primero mallorquín antes que castellano. El idioma al final no era un problema. Quizás un poco más las costumbres y la comida.

Recuerdo que cuando iban a Camerún en Navidad venían con la maleta repleta de comida. Como eran comidas caseras y al pasar mucho tiempo cerradas en el viaje acaban cogiendo unas indigestiones (risas).

  • ¿Los chicos eran todos de la misma zona?

Pues había de Douala y de Yaounde, las dos capitales. También de algunas aldeas cercanas, pero siempre se desplazaban a Douala porque era donde entrenaban. Los que no tenían familia allí se quedaban en casa del entrenador Diallo. Había veces que se quedaban veinte o veinticinco chicos acogidos en su casa.

  • ¿La religión resultaba un problema para ellos?

No, nunca fue problema. Había unos más religiosos que otros. La mayoría eran cristianos. Había un chico musulmán, pero era originario de Mali. Cuando venían a Barcelona los que querían pues acudían al culto. Muchos leían la Biblia o rezaban antes de los partidos. Otros no eran tan religiosos…

Para ellos fue muy duro no poder jugar. En ese momento se van a vivir con su entrenador, Cristobal Tudurí. Por suerte, hay gente muy generosa que tiene su casa abierta para los demás. Las fundaciones funcionan por gente, así como él.

  • Justo cuando estabais en Barcelona, en el año 2014 surge uno de los problemas que toca de lleno a la fundación. La FIFA sanciona al Barcelona por el fichaje de jugadores menores. ¿Eso como os afecta?

Pues cortó un poco todo el trabajo que se estaba haciendo. Entiendo que eso se tenía que controlar y regular, porque había muchas mafias que se dedicaban a traer niños y dejarlos tirados. Al propio Samuel fue lo que le pasó. Lo dejaron abandonaron en el aeropuerto en Madrid y por casualidad apareció un abogado que después sería su representante, José María Mesalles. Esas mafias pedían mucho dinero para traerlos a Europa a cambio de una prueba que después resultaba ser mentira.

Pero en el caso de la fundación creo que fue excesivo porque teníamos todo reglado. Cada chico estaba tutelado, tenían la residencia.

En el momento en el que pasa esto nos quedan colgando Leuko y Essomba en Menorca. Ellos no pueden jugar y consideramos mejor esperar y ver qué puede pasar. Después de toda la fiesta familiar, llegar y decirles a los padres que se tenían que volver podía ser peor.

Para ellos fue muy duro no poder jugar. En ese momento se van a vivir con su entrenador, Cristobal Tudurí. Por suerte, hay gente muy generosa que tiene su casa abierta para los demás. Las fundaciones funcionan por gente, así como él.

En Barcelona también tuvimos un chico, Patrice Sousia que no pudo jugar durante bastante tiempo.

  • ¿Quizás el caso de Patrice fue el más sonado?

Sí, Leuko y Essomba eran más mayores y les faltaba poco para cumplir los dieciocho, pero este chico vino con quince y le quedaban tres años. El Barcelona se portó muy bien porque se quedó en una residencia. Ni siquiera se podía quedar en la Masía, porque se consideraba algo deportivo. Él seguía yendo al colegio y haciendo una vida de estudiante en Barcelona.

  • Una de las excepciones que daba FIFA para poder jugar si su familia residía aquí.

Sí, mover a su familia era muy complicado. Traer a un adulto de Camerún aquí es difícil porque para residir tendría que venir con trabajo. Además, la familia no conocía el idioma.

Patrice seguía en la Masía y al descubrirlo les dieron el toque y le dijeron que no podía seguir. Entonces la familia de Álex Collado lo acogió temporalmente mientras no le buscaban la residencia. Él después se fue a un centro de alto rendimiento.

  • Y a los niños ¿cómo les afecta esta situación?

Pues no eran muy conscientes porque ellos venían a jugar y de repente no pueden. No lo entendían. No se explicaban que los chicos que vinieran un año antes si podían. Con esa edad lo que querían es jugar.

  • ¿En algún momento ellos se plantean marchar?

No, nunca. Al contrario. Ellos tenían mucho miedo. Tuve muchas conversaciones con Leuko porque temía que tuviesen que regresar. Ellos estaban aquí y se agarraban a eso. Nosotros tratábamos de tranquilizarlos. La familia también trataba de apoyarlos.

  • ¿Ellos seguían manteniendo el contacto con África?

Si, el Barcelona les pagaba un viaje en Navidad para ir a ver a su familia y también un viaje a sus padres para que viniesen a verlos una vez al año. Tenían que seguir con el vínculo. De hecho, era obligatorio, porque muchos no querían ir. Pero Samuel siempre tenía claro que tenían que volver con la familia.

Ellos se acostumbraron muy rápido a la vida aquí y el volver a Camerún era no olvidar de donde salieron. Algunos vivían en casas realmente humildes.

Si le pedían un portero y tenía varios de nivel siempre miraba aquel que tuviese una familia más necesitada para tratar de colaborar. Diallo tenía un corazón enorme. Cuando falleció los chicos estaban muy afectados. Para ellos era una persona muy importante, un padre futbolístico.

  • ¿Las familias eran de perfil bajo?

Si y además el entrenador trataba de ayudar en eso. Si le pedían un portero y tenía varios de nivel siempre miraba aquel que tuviese una familia más necesitada para tratar de colaborar. Diallo tenía un corazón enorme. Cuando falleció los chicos estaban muy afectados. Para ellos era una persona muy importante, un padre futbolístico.

Recuerdo una anécdota con André Onana. Fuimos a un torneo a San Gabriel y el Barça había visto que teníamos buenos porteros. Ellos querían a Onana pero el entrenador les dijo que se llevaran también a otro chico a hacer la prueba. No le importaba quedarse sin porteros, pero quería ayudarlo porque tenía nueve hermanos. El entrenador tenía la esperanza de que se quedaran con los dos pero finalmente no fue así. Siempre había esa intención de ayudar al que más lo necesitaba.

Cuando venían a los torneos también se aprovechaba para hacerles chequeo médico y, sobre todo, para cuidarles la boca. En cierto barrio de Doula todos tenían caries y nos dimos cuenta de que era por el agua. Teníamos un convenio con unos dentistas solidarios que hacían caravanas por África.

Alma Marín y Diallo. Fútbol de África. Lugoslavia.
Alma Marín y Diallo. | Fútbol de Africa
  • ¿Actualmente sigue funcionando la fundación?

Ahora creo que está focalizada en Camerún. La lleva una empresa y tienen la sede allí. No tiene que ver con el fútbol. Empezó todo con el tema de la FIFA al no poder traer gente a Europa no tenía sentido la sede aquí.

  • Y a día de hoy ¿mantienes relación con los chicos?

Si, con Kaptoum hablo casi a diario. Él está en Estados Unidos. Por tema de horarios se nos complica ver los partidos, pero trato de seguirlo. Está en un equipo que va muy bien, New England Revolution; a Essomba normalmente lo veo en verano y Leuko es ya de la familia. Lo tengo afincado en mi pueblo. Está más con mis padres que yo. Con Olinga, Onana, Ondoa sigo manteniendo contacto.

  • ¿Cuál crees que fue el motivo por el que no llegaron a destacar aquí en el Barça?

Pues por estadística. Al final pasan muchos chicos por su cantera. De los más de veinte que pasaron por el Barça siguen jugando Kaptoum y Ondoa. Onana este año fue sancionado, pero estaba en el Ajax. Creo que tres de veinticinco, aunque parezcan pocos, es un buen porcentaje.

  • ¿Y encuentras explicación para que ninguno lograse asentarse en un equipo demasiado tiempo?

Pues yo creo que los chicos del Barça venían de estar en la escuela en Camerún y en un año o dos ya estaban en uno de los mejores equipos del mundo. Igual no supieron apreciar realmente donde estaban y lo que habían conseguido.

Es verdad que Leuko y Olinga no estuvieron en el Barça. Fueron a clubs más pequeños en los que quizás tuvieran que luchar más y no se les permitía acomodarse. Esto ya es una opinión personal.

Ellos tenían mucha presión. Eran niños y tenían la carga de saber que su familia dependía de ellos. Tenían que hacerlo bien o eso podía perderse. Y alguno no lo aguantó.

  • Para terminar. Durante tu etapa supongo que vivirías muchas experiencias, pero ¿qué fue lo más bonito y lo más duro que viviste?

Lo más bonito fue el día que hicimos la visita a las familias. Estaban encantados con nosotros y con la fundación por todo lo que habíamos hecho por sus hijos. Siempre te quedaba la duda de qué pensarían sus padres, y ver eso te llena.

Hay mucho agradecimiento y sientes la recompensa al trabajo hecho. Las madres me traían ropa cuando venían. Me tomaban medidas y después me traían vestidos. Es muy grato y al final eso es lo que te queda.

Otra de las cosas que me encantaría sería ver la copa África. Tengo muchas ganas. Me haría ilusión ver a alguno de los chicos en directo con la selección. Es un orgullo y sería muy emocionante.

Por contra lo más duro lo vi en los viajes a Camerún fue en los orfanatos principalmente. Te das cuenta de que, aunque quieras, no puedes ayudar a todo el mundo. Es imposible. Cuando sales de uno en la esquina hay otro. En las casas de los chicos, en las calles. ¡Para la fundación incluso era imposible llegar a todo! Es muy duro saber que esa realidad está y no puedes hacer nada.

Lo poco que se puede ayudar, con iniciativas como las de Leuko son un acierto. Sabes que vas a ayudar de manera directa a los niños, aunque sea para una libreta y la van a utilizar. En acciones como esta es en la que debemos de estar.

Fotos cedidas por Alma Marín de su galería personal.

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