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Surfeando la Mareona: «A nosotros no nos come nadie»

por Denís Iglesias 1 noviembre, 2021
Rubén Albés - Surfeando Mareona
Tiempo de lectura: 5 minutos

Existe en el fútbol una tendencia puntillista en la que cada punto se explica con un montón de matices según el cuadro. El rival, el contexto, las bajas, el relato, los equipos, la fase lunar, el periodo de gestación… Pero no para Rubén Albés, entrenador del CD Lugo, para el que «cada punto vale oro», tal y como dijo después del empate albivermello ante el Sporting. Un duelo donde los locales apretaron y tuvieron cerca el 2-0 pese al condicionante arbitral. Y todo ello en un partido en el que cayó en combate, a los cinco minutos, el mayor exponente ofensivo: Gerard Valentín, que podría estar fuera de juego varias semanas. Pero los amurallados surfearon la Mareona.

Esta baja hubiera sido mortal en la mayoría de los contextos que ha manejado en las últimas temporadas, pero no en un curso donde Rubén Albés ha dotado de un excelso carácter competitivo a los suyos. Es razonable su enfado en la rueda de prensa posterior al 1-1 frente al Sporting cuando se le invita a compartir una lectura del partido que no ha escrito. El CD Lugo, a pesar de todas las circunstancias de presión ambiental, dejó claro por enésima vez que nadie va a discutir su autoridad en su campo. Y fuera de él tampoco va a poner un plato para recoger las limosnas que deja el rival.

Rubén Albés ha ido mutando del niño correcto que cumple con su deber al maestro que hace respetado y respetable a su equipo

Desde la época de Quique Setién, absoluta referencia de los banquillos albivermellos, no se coreaba el nombre de un técnico en el Anxo Carro como ocurrió con el vigués. La apatía con la galería de sustitutos ha sido constante, con la excepción del naftismo, que supuso un parón a la decadencia suburbana de entrenadores de medio pelaje, que ha rapado por completo Albés. Nafti fue la transición a un entrenador que ha ido desnudando su carácter. Empezó como el niño recién llegado que no quiere hacer demasiado ruido para aplicar un método austero desde el que alcanzó la permanencia. A partir de ahí, empezó a armar una coraza de pensamientos dirigidos a todo aquel que dude de su trabajo y del de una plantilla que está rindiendo al máximo nivel. Albés hace respetado y respetable al CD Lugo.

Todas las líneas están disipando las dudas. Acostumbrados al ritmo frenético del máximo accionista, capaz de reclamar una clasificación para los playoffs en su primera temporada al mando, alguno tiene la tentación de exigir a cada jugador más de lo que su proceso marca. Empezando por Fran Vieites, que dio una demostración de saber estar ante el Sporting, con varias paradas de mérito que no hacen más que reforzar su rol de meta titular, una condición que le vino impuesta por la lesión de Óscar Whalley y frente a la ha que tenido que lidiar con errores de todo pelaje. Normal en un portero joven que está teniendo un bautismo de fuego en la categoría.

La confianza es una materia que se trabaja día a día y en la que Fran Vieites tiene conocimientos avanzados

Vieites nunca ha titubeado. Ni en los patinazos ha arrugado el carácter que refuerza físicamente con su imponente planta. Algunos han intentado minar su moral con una navaja guardada bajo el paño de las críticas que también se vertieron frente a Whalley en el inicio del curso. La defensa de ‘Paquiño’, como le conocen en casa, es la misma que se arma con su compañero en la meta: los porteros no tienen red y cuando caen lo hacen con un peso en vacío. Aunque por puro chovinismo. Más que ningún otro equipo, el CD Lugo tiene la misión de generar sus ídolos cercanos por encima de los defectos puntuales. Seoane y Pita por encima de todo, patria y estado de este club.

A partir de ahí, la vida sigue y todo es cuestión de confianza. No hay posición más psicológica que la de estar debajo de los palos y ahí Vieites tiene el indicador lleno a pesar de su corta experiencia. Los currículums están bien para echar por debajo de la puerta, pero cuando se abre hay que colgar del travesaño actitudes más mundanas. La confianza es una materia que se trabaja día a día y en la que Fran Vietes tiene conocimientos avanzados.

Lo mismo sucede con la defensa del CD Lugo, que ante el Sporting alcanzó un nuevo récord de precocidad. El más veterano de los cuatro fue Ros, con 25 años. El cartagenero no va a olvidar el curso que está realizando en su reconversión de central. Cada minuto sumado le cuesta un susto. Como cualquier alma perdida del mercado laboral ha tenido que adaptar su perfil a las necesidades del equipo. Pero como el resto, sabe reponerse del calvario que a veces genera refugiándose en la solidez de un grupo espectacular, que por primera vez es capaz de jugar varios partidos en uno.

Paz y Guerra

Este CD Lugo no da tregua y no se arruga. Existe una sana y constante competencia en todas las demarcaciones que ha disuelto la política de grupos de otros años. No hay cedidos ni prestados. Ni suplentes o futbolistas de rotación. El calendario aprieta y ahoga con pausas desiguales para los equipos en los que el club albivermello sale siempre perjudicado. Como el su trato arbitral, frente al que el club guarda silencio público y espera que los medios presionen. Es estúpido no querer hablar de los colegiados cuando determinan de modo tan claro el desarrollo de un encuentro. Frente al Sporting, Gálvez Rascón -el CD Lugo nunca ha ganado con este colegiado- cometió varios en una sola acción. No es que liberara a Aitor de la segunda amarilla después de un plantillazo a Lebedenko -aka Oresto Carlos-, es que directamente le perdonó la roja. Y en el VAR comiendo aperitivos para dar fe de un error manifiesto. Podrían dedicar los monitores a poner otros partidos y utilizar un vídeo recurso de las salas VOR con monos tecleando. Tendría el mismo efecto.

Y aún así Rubén Albés y el CD Lugo supieron surfear a la Mareaona y todo lo que implica el Sporting. El tanto de maestría de Chris Ramos refleja que no solo se pinta con brocha gorda en este equipo. Hay talento guardado en la paleta para que los despistados no acudan solo con sus definiciones de equipo trabajador y guerrillero. A pesar de los continuos recortes de límite salarial, propiciados por una gestión ineficaz, el método de Albés para apretar las tuercas de cada uno de sus hombres se está traduciendo en mejoras de todo tipo. También es cierto que la incoherencia en la parcela deportiva se ha disipado. Es cierto que la pérdida de un perfil como Fran Albert, preparador físico de un equipo tan físico, quedó como la rémora con la que lidiar este curso. Sin embargo, se ha buscado un sustituto, a priori, que seguirá respondiendo a la demanda de músculo. Carlos Méndez, uno de los ayudantes del Profe Ortega en el Atlético de Madrid, de los que la letra con sangre entra hasta el cerebro. Dolor y gloria en dosis cada semana.

«A nosotros no nos come nadie», dijo Albés sobre la fenomenal respuesta de los fieles del Anxo Carro. Los que resisten la recolocación forzosa o que su casa se alquile al rival con condiciones ventajosas. Eso no funciona, tal y como se demostró en el aclamado derbi de la fraternidad, pero en el que se vieron las costuras de la rivalidad. Como en cualquier otro duelo. Está bien para el marketing empresarial que tiene que hacer una SAD, pero para una campaña efectiva se necesita profesionalidad y respeto por los que pagan cada temporada. Por suerte, el CD Lugo es su gente y su marejada, los marinos de interior que escapan de la vida yendo a su templo, donde imparte doctrina el CD Lugo de un vigués con la agresividad precisa para impedir que nos pisen y la clase necesaria para transformar un equipo agrio en una banda de rock n’ roll. Surfin Segunda. We’ll all be planning that route. We’re gonna take real soon.

La ilustración pertenece a Pablo del Valle. Permitida solo su reproducción bajo cita del autor y del medio.

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