Jugar en el CD Lugo es hacerlo contra los elementos. Es competir desde una infraestructura alejada del profesionalismo consolidado. Consiste en salir con el cuchillo entre los dientes contra rivales de mayor altura y a los que además favorece la cuestión ambiental. Si la propia naturaleza no contribuye al bienestar del rival, aparecerá deus ex machina la legislación arbitral para destrozar tus ansias de salir del barro y ampliar tus complejos. Por suerte, aunque sea con un dedo envuelto en tiritas, los tuyos siempre tienen el sentido común para sostenerte cuando estás a punto de flaquear por las continuas desventuras que supone defender este escudo.
Ficha técnica CD Lugo 2 – 2 SD Eibar
CD Lugo: Fran Vieites, Ricard Sánchez, Ros, Alende, Lebedenko, Xavi Torres, Hugo Rama (Canella, min. 61), Señé, Cuéllar (Gerard Valentín, min. 77), Chris Ramos y Carrillo (Manu Barreiro, min. 77)
SD Eibar: Yoel, Rober Correa, Esteban Burgos (Toño García, min. 46), Etxeita, Tejero, Javi Muñoz, Sergio Álvarez, Quique González (Corpas, min. 46), Edu Expósito, Stoichkov (Fran Sol, min. 84) y Blanco Leschuk (Fernando Llorente, min. 69)
Marcador: 1-0, min 29: Chris Ramos; 2-0, min 33: Chris Ramos; 2-1, min 34: Edu Expósito; 2-2, min 59: Corpas (penalti).
Árbitro: Ais Reig, del comité valeciano. Expulsó con tarjeta roja directa a Ricard Sánchez en el minuto 57. Amonestó a los locales Señé y Manu Barreiro, y a los visitantes Sergio Álvarez y Quique González.
Incidencias: 2.709 espectadores en las gradas del Anxo Carro. Partido correspondiente a la jornada 17 en Segunda División.
Es difícil poner tu vida en juego cuando hay tantos factores que rompen el alma. Precisamente, por partir de tan abajo, el orgullo de defender un punto ante un Eibar en superioridad, tanto dentro como fuera del terreno de juego es insuperable. El CD Lugo de Rubén Albés compite y hay un hecho que lo prueba. Cualquier estructura anterior se habría derrumbado tras la expulsión de Ricard en el enésimo spin off del VAR, capaz de rearbitrar la muerte de Jesucristo y convertirla en una comedia judía.
A veces es mejor no preguntar quién viene a impartir justicia. Pensar efectivamente que el estamento es ciego y que por eso quiere un intervencionismo impropio. Y estas líneas siempre se utilizarán sin la descarga inquisitorial que lleva a los jugadores y a los técnicos a amordazarse con un «yo no hablo de árbitros». Aunque igual de raquítica es la voz pequeña con la que actúa el club en estos supuestos, sin presentar una queja oficial por lo que pueda pasar en una constelación de estrellas en la que es un suspiro, a pesar de la década como profesional de la que no es capaz de presumir ni en la segunda línea.
El orgullo de un CD Lugo ultracompetitivo
Por suerte, el bloque albivermello ayuda a sobrellevar rápido los malos tragos. Ante un rival como el Eibar, llamado por derecho y obligación a retornar a Primera, rindió a un nivel que no es por encima de lo esperado. La psicología de este club ha cambiado y la grada del Anxo Carro ha recuperado la buena costumbre de ver competir a los suyos, lo que se traduce en una muestra de orgullo. Hay jugadores como Carrillo o Chris Ramos que están viviendo un momento único de forma, por lo que solo cabe esperar que lo mejor está por llegar.
El avanzado gaditano extiende sus alas en cada encuentro para solapar a zagas que no pueden más que correr detrás de su rastro. Ramos ha mejorado en todos los aspectos y ha dejado atrás su mero carácter de revulsivo, convirtiéndose en una afilada arma que asestó dos rejones al conjunto armero. Con el ariete murciano sucede algo parecido. Su estilo de juego es pura anarquía y eso no hace más que beneficiarle.
Chris Ramos ha superado la fase de ser un mero revulsivo para extender sus alas por el flanco desde el que construye goles y asistencias
Porque sostiene en su pecho el caos mejor entendido, el que nace de un combate armado en una coctelera de presión y acierto. Su efectividad de cara a portería se ha multiplicado, sin que ello haya perjudicado su pesadez sobre las defensas. Parece que en su paso por el quirófano le hayan implementado una mejora de atributos. Aunque no es autómata, sino un ejemplo de lucha nada individualista. Y eso es lo que más se agradece de este CD Lugo, expropiado de méritos individuales y dispuesto a señal el bien común como única meta. Esto es lo más cercano que el equipo albivermello estará del éxito, al no poseer un patrimonio histórico ni grandes emblemas a los que recurrir en caso de flaqueza o injusticia.
Por fin hay una identificación desde la grada al verde y viceversa. Es un tejido espiritual en el que los jugadores han dado el primer paso, de puertas para adentro, hilvanando una red den la que caer si vienen mal dadas. El bastión tiene ahora un círculo exterior formado por 2.000, la menguada cifra que acude al feudo albivermello como minoría étnica en su propia ciudad. Un grupo que no aparece ni en las encuestas y al que solo acompaña una honda pasión por la escuadra que quieren transmitir a sus hijos y de la que se enamoraron libremente, a pesar de lo tóxico que resulta el ambiente del club en no pocas ocasiones.
El error reconstruye, no envilece al aprendiz
Los errores propios también cicatrizan en un panorama adverso. Los hay que levantan la voz contra jugadores como Fran Vieites, que ante el Eibar volvió a aprender de sus errores. Las lecciones en una categoría como Segunda División se cobran con sangre y goles en contra, como el primero de Edu Expósito, que eructó un disparo con varios botes frente al que el Pontecesures no reaccionó como se esperaba. Pero sería muy injusto cargar la responsabilidad de las pérdidas de puntos en el único jugador del equipo que juega sin red cada encuentro. El meta gallego terminará pronto la secuencia de partidos que ha tenido por la lesión de Óscar Whalley, quien volvió al fin a una convocatoria.
Durante estos once encuentros, Vieites ha experimentado en carne propia lo que es poner las manos en el fuego del fútbol de plata. Una categoría que no permite dar una calada para saborear y ver cómo afecta a los pulmones. Al revés, al primer tosido te invade el sistema respiratorio para decirte que no vales y que mejor te dediques a buscar papelinas por la esquina. El guardián por obligación ha conseguido tragarse el nudo de la garganta tras cada fallo, como hizo ante el Eibar sacando manos cruciales para retener el punto que todos celebran con unanimidad.
El CD Lugo solo puede crecer con el proteccionismo de los suyos, actitud responsable siempre que no exista un problema de actitud
A todos nos gustaría aprender en un entorno controlado, pero que levante la mano el que no tiritó al cubrir una vacante o una baja inesperada. Todos fallamos y a la mayoría nos duele mucho más de los que se echan las manos a la cabeza como aludidos por el error ajeno. El CD Lugo actual solo puede crecer con el proteccionismo de los suyos, siempre y cuando no exista un problema de actitud de por medio. El razonamiento podría aplicarse igualmente a la expulsión de Ricard, que ciertos analistas podrían tachar como un exceso de revoluciones. Si un muchacho de 21 años en su debut en Segunda no está sobreexcitado es mejor que se dedique a preparar una oposición, porque esto del verde no será, definitivamente, lo suyo.
Todas estas diferencias y rectificaciones nacen en el contexto de un equipo de autor de Rubén Albés que se expresa libremente en el campo. Un equipo transitorio, seguramente, como todo lo que sucede en la ciudad amurallada, pero del que hay que disfrutar. No hay que fingir una sonrisa para la foto del carné albivermello este año, como en cursos anteriores, donde uno moldeaba su estado de ánimo por lo vivido en el pasado. Hoy es fácil presumir de militancia, porque cayendo con la sonrisa que devuelve el juego del equipo es más fácil afrontar los palos del rival, del colegiado y de la violencia doméstica que, aunque paliada por los resultados, también se practica y frente a la que a veces dan ganas de decretar una orden de alejamiento que acaba revocada por el peso del orgullo propio que transmite este equipo. Y por ejemplos como el de la familia Cantero – Armendáriz, los padres de Ander, ahora en el Eibar, aunque siempre local en el Anxo Carro. Observadores internacionales que uno necesita para darse cuenta de que pertenece a lo más sagrado de nuestro mundo: el CD Lugo.