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Cal é o problema do CD Lugo?

por Lugoslavia 10 noviembre, 2021
Que lle pasa ao CD Lugo Lugoslavia
Tiempo de lectura: 16 minutos

Cal é o problema do CD Lugo? Semella que o partido ante a SD Ponferradina evidenciou as vergoñas do Club Deportivo Lugo. Dende Lugoslavia, quixemos preguntar a varios afeccionados albivermellos para que puxeran en valor cal é, segundo eles, a problemática que envolve á SAD de Tino Saqués, así coma posibles solucións (se ven a posibilidade).

Deixámosvos o sentir de cada un deles:

Hugo García

Se tivera que definir a esta tumultosa relación sería cunha verba, desconexión.

Vou intentar expresar meu sentir en dous párrafos diferenciados pero que, coido, van da man á hora de facer unha imaxe do que eu penso do CD Lugo. Por un lado abordarei a relación clube-afeccionado e por outra centrareime un pouco na miña opinión persoal do equipo no propio terreo de xogo.

Clube – Afeccionado: Se tivera que definir a esta tumultuosa relación sería cunha verba, desconexión. É máis que evidente que os seareiros albivermellos e a directiva no se miran directamente ós ollos. Exemplos hai para aburrir e todos temos algúns na mente, pero basta con botar a vista ós dous últimos encontros no Anxo Carro para ver que algo non funciona como debería nun clube que leva dez anos na categoría de prata. No primeiro, contra o Sporting de Gijón, houbo unha especie de mentalidade de matón por parte da entidade movendo ós afeccionados de Fondo Sur e ofrecéndolles unhas localidades máis que lamentables nalgún caso. No segundo partido, o da Ponferradina, viuse pola pingüe asistencia que o afeccionado tampouco acude ó campo como cabería esperar contra un rival tan próximo en todos os sentidos coma a Deportiva. En definitiva, o clube non da a man e o afeccionado non estende o brazo para que haxa un achegamento.

Terreo de xogo: Dende o meu punto de vista, o Lugo este ano deu un par de pasos cara adiante no que oferta no campo, tanto por actitude, que é algo innegociable, coma polo propio xogo en si. Isto débese en gran parte á adquisición de Rubén Albés, figura capital para entender o cambio. Pasamos de ser un equipo desnortado e sen rumbo, confiando en melocotonazos ó dianteiro, a estar ben plantado no terreo de xogo, con transicións rápidas, velocidade e presión coma as nosas principais armas. Agora ben, hai tres aspectos que están a penalizar moito ó equipo como son a inexperiencia na zaga e na portería, as lesións e a falta de fondo de armario. Estamos a principios de novembro e xa nos custa rematar os partidos. Tamén hai que recoñecer que o calendario non axudou coas xornadas intersemanais, especialmente cando se ten a enfermería ós topes.

Solucións?: É complicado romper a barreira que existe entre o clube e o afeccionado, coido que lle corresponde á entidade empezar a dar e ter paciencia para que os lucenses respondan: mellorar a comunicación entre o clube e o seareiro, ofertar entradas para ós socios a prezos máis accesibles, premiar a lealdade dos socios, volver a traer a colexios ó campo, etc… No que respecta ó xogo en si, temos que seguir nesta liña. Confiar nos xogadores e no adestrador e loitar por rematar a tempada máis preto da zona media da clasificación que cara os postos de descenso.

Javi Folgueira

Nos cuesta mucho a todos los implicados entender que hacer un club sólido lleva décadas, no años.

¿La problemática del Lugo? Pues en mi opinión no se puede reducir a un solo factor, pero si tuviera que resumirlo en una sola palabra, diría que es la impaciencia, en todos los aspectos. Los equipos pequeños que deberían ser el espejo para el Lugo (Eibar, Ponferradina, Unionistas,…) se basan en la paciencia, en hacer las cosas bien pero sin prisas. Tropiezan, tienen sus descensos, sus sinsabores, pero poco a poco van haciendo un edificio sólido y duradero. En cambio, nosotros lo hacemos todo aprisa y corriendo y el resultado es un edificio con cimientos y paredes mal hecho que parece que está siempre a punto de derrumbarse.

El presidente quiso convertir un proyecto modesto en uno mucho más ambicioso, y quiso hacerlo ya en la primera temporada, en la que Milla apenas duró unos meses. No se tiene paciencia desde la directiva para mantener entrenadores cuando las cosas no van como se quiere, lo que conlleva costes en despidos que obligan a empeorar la calidad de la plantilla, causan caos en los planteamientos tácticos y confunden a los jugadores.

No se tiene paciencia desde parte de la afición hacia los jugadores, que se espera que rindan desde el primer momento. Véase las críticas a la portería de este año, cuando otros como José Juan o más recientemente Cantero también necesitaron de un tiempo para alcanzar su mejor nivel, o en el partido de ayer a Cuéllar, un chaval de solo 20 años y que no venía para ser titular y al que se le pide que rinda como Valentín, cuando el propio Valentín necesitó incluso un cambio de posición para rendir como lo hace ahora.

Tampoco se tiene paciencia desde club y seguidores hacia la afición, a la que se le acusa continuamente de no apoyar al equipo, cuando debe ser al revés, es el equipo el que debe hacer un proyecto ilusionante y que atraiga al público, y entonces la gente bajará al campo (y por desgracia lo que harán muchos, en vez de dar la bienvenida a los nuevos, será criticarles que no bajaran antes).

En resumen, nos cuesta mucho a todos los implicados entender que hacer un club sólido lleva décadas, no años, y en un mundo en el que todo es cada vez más inmediato plantear soluciones que no sean a corto plazo es como predicar en el desierto, así que toca seguir caminando por la cuerda floja y cruzar los dedos para poder llegar algún día al otro lado sin que se rompa, aunque ahora mismo no se atisba el final de la cuerda.

Fidel Fernán

Existen comportamentos que fan pensar que non interesan os abonados.

Cando o actual presidente do CD Lugo Sociedad Anónima Deportiva Constantino Saqués se postulaba para presidir a entidade, ofrecía á Deputación e Concello, accionistas institucionais maioritarios, duas cousas: unha xestión profesionalizada da entidade e unha cidade deportiva.

A primeira das ofertas cumpliuse ó implantar unha organización casi empresarial que por momentos  presenta rasgos entrópicos e da segunda oferta, nada se sabe.

Un dos principales problemas do CD Lugo está provocado por quen detenta a propiedade mayoritaria que cando delega responsabilidades é baixo a súa atenta mirada e ocupa todolos espazos da xestión, incluso no ámbito deportivo, especificidade que debera corresponder aos técnicos.

Existen comportamentos que fan pensar que non interesan os abonados. Senón é difícil entender como cada día son acotadas máis prazas de aparcamento que se reservan para uns supostos VIP. Que se saiba o Club nunca explicou cales son os criterios aplicados para facer tal acepción de persoas.

José Ferreiro

No es de recibo el de sentirte forastero en tu propia casa. No existe autocrítica.

Desde mi humilde opinión, creo que las causas de la baja afluencia al estadio y la poca afición por el CD Lugo en la ciudad serían las siguientes (es un cúmulo de circunstancias que todas juntas dan lugar a la situación actual):

1. La situación actual (y de los últimos años) del Breogán. Como dato indicar que el momento más delicado del CD Lugo coincidió con el último gran momento del Breogán (1999-2006).

2. Lugo no es ciudad de fútbol. No me refiero a que a la ciudad en sí no le guste el fútbol sino que le gusta el “fútbol de bar”, el de ver a Real Madrid o Fútbol Club Barcelona (incluso Deportivo o Celta). La muestra es que si recibimos a alguno de esos rivales en el Anxo Carro seguro que se llenaría…

3. No existe una identidad entre la ciudad y el club (podemos poner el ejemplo de ciudades como Castellón, Oviedo y Coruña y su respuesta en el fútbol no profesional – incluso Tercera División con entradas de 15.000 personas en sus estadios). Sé que las comparaciones son odiosas pero si miramos al Breogán observamos que hay muchos aficionados que ni les gusta el baloncesto, les gusta el Breogán (ni tan siquiera siguen la liga ACB o LEB o ni conocen a los equipos rivales).

4. El trato de la SAD a los socios fieles y sufridores con detalles como la reubicación forzosa en otras zonas del estadio para beneficiar a los aficionados visitantes (y a las maltrechas arcas del club). No es de recibo el de sentirte forastero en tu propia casa. No existe autocrítica.

5. El atractivo de la liga ha decaído. Nada tiene que ver los últimos años (salvo contadas excepciones) con el nivel de temporadas pasadas con equipos como Villarreal, Betis, Sporting o Zaragoza en su primer descenso, Elche, Oviedo (tras su ascenso), Mallorca (tb primer descenso), Levante…

6. Ausencia de medidas sociales para enganchar a la gente.

7. Gestión deportiva de las últimas temporadas con salvaciones agónicas. No han existido fichajes ilusionantes.

8. Conformismo, monotonía, tener como único objetivo la salvación. El CD Lugo siempre tiene como primer objetivo la salvación pero siempre se hubiera ganado más afición si se hubiera intentado de verdad (y no dejarse llevar en las segundas vueltas) optar a playoff. Ese tipo de encuentros son los que verdaderamente enganchan a la gente, los que crean afición. Solo hay que ver el efecto del frustrado ascenso ante el Alcoyano.

9. Aunque la desafección ha sido progresiva, la pandemia también ha tenido parte de culpa. Al igual que la gente joven tiene cada vez menos interés por el deporte. No hay una masa social juvenil solvente. 

Lo peor de todo es que no veo solución a corto plazo. Solo el poder aspirar a cotas mayores (que es casi imposible) con una nueva directiva solvente y de FÚTBOL que gestiones con un mínimo de diligencia y pensando en el verdadero motor del club – los aficionados -. Otra opción serían medidas sociales (colegios, entradas gratuitas para socios…). Pero aún así, y dado que vuelvo a repetir que Lugo no es ciudad de fútbol (estoy convencido que ni en primera llenaríamos el estadio), veo muy complicado mejorar los números de la temporada 12/13 con unos 3.500 espectadores de media.

Carlos Melchor

Pero los albivermellos solo sabemos vivir de una manera: el futuro es mañana y pasado es posible que haya un cese. Ya estamos acostumbrados.

Los aficionados del Lugo estamos acostumbrados a sentir que el futuro es mañana. Arrollados por la realidad diaria de un club que lucha por sobrevivir (y no es poco, precisamente) que carece de un plan. Vivimos al día. Pero vivimos, que sería un punto de vista muy lucense.

Al hilo de lo comentado anteriormente, el resultado de cada fin de semana alimenta esa bipolaridad tan nuestra: cuando el Lugo consigue la victoria esos tres puntos son oxigeno puro para alcanzar margen sobre la zona de la muerte. Respiramos. Estamos tranquilos. Captamos lo positivo. Pero al vivir tan al límite, dos derrotas son un drama. Todo mal y las mismas conclusiones positivas y los análisis razonados realizados pocas semanas antes ya no son aplicables poco tiempo después.

Si fuésemos capaces de ampliar un poco el foco y no dejarnos llevar por la decepción de los estos últimos malos resultados, huir del todo mal, podríamos ser capaces de percibir que cuando a cualquier equipo le quitas a su mejor jugador, sufre. En el caso concreto del CD Lugo, con una plantilla cogida con pinzas, un límite salarial asfixiante y una objetiva escasez de recursos a nivel de talento el sufrimiento es mucho mayor. La baja de Gerard Valentín siega de cuajo cualquier opción de desequilibrio técnico individual, esas acciones puntuales que decantan un partido en una liga tan igualada como esta: ese penalti forzado de la nada, esa cabalgada que deja un gol dado o ese dribbling en una contra que provoca una expulsión rival. Y “Gerardinho” es eso.

Después de diez años en la competición sabemos perfectamente que el talento individual no siempre es el elemento diferenciador. La de nombres que hubo, hay y habrá que han fracasado sonoramente. La de equipos que con plantillas siderales han mordido el polvo en campos como el nuestro. La actitud, el rigor táctico, la entrega, la solidaridad, el creer en lo que haces son valores valiosísimos amparados bajo un imprescindible denominador común: la condición física. Ese “jugar al futbol con emoción” al que hace referencia Rubén Albés en sus ruedas de prensa. Cuando tu estilo de juego se caracteriza por un gran despliegue físico si tu plantilla está diezmada en número y juegas tres partidos en siete días los resultados se tienen que ver afectados sí o sí. Al Lugo para ganar no le llega con estar al 85%. Y este Lugo sin piernas es mucho menos Lugo. Los diez últimos minutos contra la Ponferradina son un buen ejemplo de ello.

Ampliemos el zoom. No veamos únicamente dos derrotas seguidas que te asoman peligrosamente al abismo. ¿Podríamos evaluar positivamente lo que llevamos de competición? Yo creo rotundamente que sí. El equipo cree en lo que hace, tiene muy  interiorizado como puede maximizar sus virtudes y sabe maquillar sus defectos. Sigamos viendo el cuadro con perspectiva: si se consigue recuperar jugadores que estén en buenas condiciones  ¿podríamos volver a una senda de resultados positivos? También lo creo. Los relevos son completamente necesarios en un futbol tan competitivo e igualado y permitirían acercarse a ese 100% que necesitamos. Si había cosas muy positivas hace tres semanas, que las había, no se pueden haber difuminado de un día para otro. Pero los albivermellos solo sabemos vivir de una manera: el futuro es mañana y pasado es posible que haya un cese. Ya estamos acostumbrados.

Nolo Domínguez

Aquí a la gente nada le vale: ni Nafti, ni Albés, ni Mourinho.

La problemática del Lugo no es una, son varias:

Hartazgo por la gestión del dueño, despidos inestabilidad y dilapidación de capital por hacer el subnormal. Hartazgo con la liga y sus horarios y normas de mierda, la asistencia a los estadios ha bajado un 20% en España. Hartazgo con las gilipolleces de normas y controles de acceso al estadio y dentro del mismo. El COVID no ha ayudado nada tampoco y se nota. Y por supuesto que la peña en Lugo y provincia es subnormal y lo de fuera es más guay que lo de casa.

A eso sumale que año tras año el equipo va a peor deportivamente y que la directiva y resto de palmeros dan vergüenza y hacen las cosas como el carallo pues así estamos.

Ah, y que aquí a la gente nada le vale: ni Nafti, ni Albés, ni Mourinho. El síndrome de la ex con Setién de alguno es de psiquiatría.

Ramón Rivas

Cando se execute a data de caducidade que para o Lugo ten a Segunda División daremos un salto ao 2011 sen solución de continuidade.

Cando me preguntan sobre cal é a problemática actual do Lugo, realmente non se me ocorre pensar na situación deportiva do momento. Ao contrario. Que transite polo último tercio da clasificación un equipo claramente destinado a facelo pola súa capacidade económica, nivel dos seus xogadores e dimensión social soamente pode perturbar a tranquilidade dun entorno acostumado a unha inestabilidade febril e a unha política de bandazos que en pouco ou nada se asemella á forma de actuar dos clubes aos que a min, persoalmente, me gustaría que nos parecésemos.

Provócame un pesar bastante máis profundo, sen embargo, o feito de que vivamos nestes días un proxecto de fútbol profesional cunha lonxevidade sen parangón na historia do clube e o desaproveitemos de tal xeito. Cunha masa social que fai tempo que se estancou pero en claro proceso de desmobilización, un estadio que segue parecendo provisional, unha cidade deportiva coa que algúns ilusos tivemos a inocencia de soñar algún día e unha política institucional que só incentiva o desarraigo, cando se execute a data de caducidade que para o Lugo ten a Segunda División daremos un salto ao 2011 sen solución de continuidade. Logo, botaremos anos teorizando e lamentándonos polas oportunidades perdidas. Con algo de tempo e gracia dará para escribir un libro

Diego Vilanova

Que estamos viviendo un sueño, señores ¿o no nos damos cuenta todavía?

La paupérrima entrada del pasado sábado -sólo maquillada por la presencia de un buen número de bercianos-, es la prueba del algodón de una total desconexión de la ciudad y su equipo de fútbol. Muchas veces he pensado qué es lo que sucede en Lugo para que no seamos capaces de conseguir que 4.000 personas como mínimo se hagan socias del CD Lugo, y realmente no soy capaz de hallar una explicación clara: que si es una ciudad de baloncesto, que si hace mucho frío en el campo, que si prefieren al Madrí o al Barsa, o yo qué sé.

El caso es que Lugo da la espalda al Lugo, y lo que es peor: el presidente de la SAD parece como si se empeñase en que este ostracismo se agrande. Porque es palmario que desde la llegada de Saqués, año tras año se ha ido perdiendo masa social, al punto que ya ni llegamos a los 3.000 socios a día de hoy (s.e.u.o.). 

En mi opinión, urge un cambio urgente de paradigma en el cual todos hemos de asumir nuestra parcela de responsabilidad: sugiero que todos hagamos un pequeño esfuerzo de proselitismo, y generemos en nuestro entorno la sensación de que sólo nosotros podremos devolver al estadio del Miño el ambiente que tuvimos al comienzo de nuestra singladura en Segunda. Que estamos viviendo un sueño, señores ¿o no nos damos cuenta todavía?

Carlos Rodríguez (Mundo Esférico)

Un día las piernas volverán a responder, y en este sueño en el que llevamos diez temporadas, los nuestros volverán a ser héroes. Ojalá para entonces estén más acompañados.

Hoy el Lugo somos cualquiera de nosotros sumidos en ese sueño en el que intentamos correr y no avanzamos. Ponemos todo nuestro ahínco y no hay manera, el esfuerzo no se ve recompensado. Cada fin de semana, once albivermellos saltan al campo a morir por un escudo que no acaba de enganchar ni a su propia ciudad. Movidos por una fe ciega en el colectivo.

En contra de lo que pueda parecer, poco han cambiado las cosas desde la victoria ante Las Palmas. Albés sigue sacando petróleo de una de las plantillas más limitadas de los últimos años que, además, está mermada por las lesiones. Hoy, el gol que aquel 20 de octubre anotó Manu Barreiro en los minutos finales es el que nos marca Sergi Enrich. Detalles. Que la moneda caiga de un lado u otro no debe tapar el trabajo de este entrenador, capaz a de limitar al máximo las carencias individuales y potenciar un colectivo al que, aunque no lo parezca tras los dos últimos partidos, es realmente difícil vencer. Tenemos un SEAT Panda compitiendo como un Ferrari, pero nos hemos quedado sin gasolina.

Un día las piernas volverán a responder, y en este sueño en el que llevamos diez temporadas, los nuestros volverán a ser héroes. Ojalá para entonces estén más acompañados.

Dani Llacer

Somos un club pequeño y eso es lo que debemos aprovechar, no podemos caer en las redes del futbol-negocio.

Para cualquier club de fútbol, diez años consecutivos en el futbol profesional habrían servido para crecer en todos los aspectos pero aquí, no solo no lo hemos hecho, sino que hemos dado pasos hacia atrás en casi todas las facetas que un equipo de fútbol tiene que cuidar.

A nivel económico el club va de mal en peor, una deuda millonaria que se acerca a unos niveles de extremo peligro para nuestro club y una dependencia muy peligrosa de los derechos de televisión que año a año otorga LaLiga a cada club, es decir, en caso de descenso el CD Lugo pasaría a una situación casi de UCI.

La gestión de la parcela deportiva estos últimos años (si es que eso se puede llamar gestión) es totalmente incomprensible, siete entrenadores en las últimas tres temporadas, equipos mal confeccionados y direcciones deportivas mal marcadas/gestionadas hicieron que el club navegara a la deriva terminando al borde del descenso estos últimos años, con los costes que esto provoca en cualquier club de fútbol.

Pero el mayor de los problemas de nuestro club no es ni deportivo ni económico, es su tan reducida y decadente masa social. El CD Lugo nunca ha tenido una afición muy numerosa, es cierto, pero hace escasos dos años casi siempre contábamos con cifras mínimas de tres mil espectadores, lo cual ya de por sí es triste en un club profesional. El problema viene cuando este número no solo no crece, sino que se encuentra en un declive muy preocupante y que más pronto que tarde no llegará a dos mil personas.

Desde el club, no sé si por desconocimiento o por incapacidad, no se muestra ningún tipo de interés por revertir la situación, sino que podríamos decir que se hace todo lo contrario; se aleja el club de la gente, se descuida a los pocos abonados que quedan, se eliminan actos de acercamiento a nuevos aficionados (como las visitas a las escuelas) y un largo etcétera de cosas que cada vez se descuidan más y no dejan ninguna esperanza en la afición albivermella.

Es posible que el club haya entrado en una situación de no retorno, que acumule tantas malas opiniones que levantar el vuelo sea más difícil que llegar a jugar en Primera División, pero yo no creo que esto sea así. Somos un club pequeño y eso es lo que debemos aprovechar, no podemos caer en las redes del futbol-negocio en su máxima expresión, gestos tan simples como acercar a los jugadores a la gente, a los niños… o alguno más “exigente” como mejorar las instalaciones del estadio, ofreciendo a los asistentes a los partidos una experiencia más atractiva, son movimientos que equipos como el nuestro tienen que exprimir al máximo. Tanto Lugo como su gente deben comprender todo lo que significa para todos un club de futbol en Segunda División, sin embargo, es papel del club conseguir cambiar que esto cambie, conseguir una unión entre el club y la afición como, por ejemplo, en aquellos añorados años de Quique Setién, recuperar el ambiente del Anxo Carro y aprovecharse de ello para atraer nuevos fieles albivermellos, o de lo contrario, estará cavando su propia tumba.

Orestes Currás

Así as cousas, que facer? Quen nós dera unha resposta efectiva e precisa.

Desde a bancada máis humilde do Anxo Carro, un humilde seguidor, que non ten moita idea de fútbol, pero si de vivir as alegrías e os padecementos dun club humilde como o Lugo ve que, neste intre, facer as cousas ben, como sucede ás veces, non é suficiente.

As ideas do adestrador están claras e a súa execución sobre o verde tamén. Guste máis ou menos, o equipo xoga ao que ten que xogar, pero non sempre entra o balón. O fútbol non é un xogo de azar, pero o azar tamén xoga. Últimamente máis en contra que a favor. Ademáis os albivermellos tiveron que afrontar as últimas e intensas xornadas, con dous partidos por semana, cos recursos moi limitados polas lesións, entre elas a do xogador máis desequilibrante, o Gerard Valentín.

Así as cousas, que facer? Quen nós dera unha resposta efectiva e precisa. Tendo en conta que a situación de momento non é crítica, supoño que só queda perseverar (aquí poden colocar calquera frase célebre sobre a utilidade da peserverancia de Napoléon, Lincoln ou Unamuno) e agardar que a medida que se vaian recuperando efectivos os resultados positivos volvan.

Dani Baniela

Que se escuche a quien de buena fe quiere arrimar el hombro. Que se vuelva a ser una familia.

Un día me contaron en la facultad que en Francia una marca de detergentes creó un producto que no generaba espuma. Al parecer el producto era bueno, e incluso algo más barato en su producción, pero fue un fracaso comercial que le hizo desaparecer de los estantes de los supermercados. La razón era, precisamente, que no hacía espuma. Los consumidores tenían tan asociada la imagen de espuma a la de limpieza que su ausencia les hacía desconfiar. 

Al Lugo le pasa algo parecido. No es un mal producto, entendiendo esto como un equipo humilde que lleva diez años consecutivos (el que más con el Alcorcón) en Segunda, que cada año se reinventa con éxito (permanencia) y que compite en una de las ligas más complicadas del mundo del fútbol. Pero no tiene espuma. O mejor dicho, la ha ido perdiendo. Ya no se habla del Lugo como ejemplo de nada, al contrario de otras veces en las que sí ocupaba portadas, ya fuese por su “fútbol de salón” (cuanto daño ha hecho ese concepto), por la capacidad de rehabilitar jugadores o incluso porque un portero meta un gol desde el medio del campo en el día de su cumpleaños. De un tiempo a esta parte no hay espuma, solo sufrimiento.

Y el sufrimiento también puede ser un concepto positivo. La resiliencia, que tan de moda se ha puesto ahora. Pero el Lugo, por lo que sea, no ha logrado “vender” su producto. Los abonados y el público en general mengua cada año, de los 3.000 de siempre hemos pasado a los 2.000 de vez en cuando y ya no queda nada de la efervescencia de otros tiempos en el Anxo Carro. El Lugo, no nos engañemos, languidece funcionarialmente. Cada año cuesta más la permanencia, cada año cuesta más que la gente se abone, cada año cuesta más formar una plantilla. 

¿La solución? Si la tuviese y tuviese diez millones de euros compraría el club y la llevaría a la práctica. No tengo ninguna de las dos, pero si creo que sería un buen comienzo volver a retomar la ilusión. Pero no desde la afición, que bastante hace con lo que hace, sino desde una institución que cada vez más da la sensación de que hacer las cosas por inercia. Que el club vuelva a creer en sí mismo, que se crea que son la hostia y vamos a romperla. Que las ideas nuevas se lleven a cabo. Que se escuche a quien de buena fe quiere arrimar el hombro. Que se vuelva a ser una familia. Que nos ilusionemos.

Foto principal: Xabi Piñeiro.

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3 Comments

Delio López Dobao 10 noviembre, 2021 at 14:59

Resumindo, que tod@s somos culpables agás Albés que o está facendo marabillosamente ben. Hai que ser algo máis obxectiv@s, de verdade.

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Borja García Varela 11 noviembre, 2021 at 10:50

Boas Delio. Grazas por comentar!

Gustariache expor cales son, segundo o teu sentir, os problemas que arrodean ao CDL respecto á desconexión que hai entre seareiros e clube? Estaría xenial que nos enviases un mail a contacto@lugoslavia.gal comentándoos e nos deras o teu punto de vista.

Un saúdo!

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emilio 11 noviembre, 2021 at 11:37

La falta de confianza creo que es el mayor problema. Hay quienes no confían en la gestión del presidente y directiva, cosa que me parece injusta teniendo en cuenta los recursos económicos del CD Lugo, el número de socios, la gente que va al campo etc.; sostener este club durante diez años en la categoría de plata requiere hacer malabarismos y milagros. La falta de confianza en sí mismos de algunos jugadores que dudan demasiado y se sienten inseguros con el balón en sus pies, lo que hace que les dure poco. La falta de confianza en el entrenador que tiene inexplicablemente algunos aficionados, afortunadamente pocos, pero muy tóxicos, porque Ruben Albés imprimió carácter al equipo, disciplina táctica, motivación etc. En fin, creo que la confianza es lo primero para que cada uno se sienta bien consigo mismo y con los demás, y permita progresar sin tóxicas críticas paralizantes y desmoralizantes

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