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Opinión Burgos 1 – 1 CD Lugo. Las estadísticas, los árbitros y Valentín

por Daniel Martínez Baniela 18 octubre, 2021
Tiempo de lectura: 3 minutos

Pocas cosas hay más mentirosas en el fútbol que las estadísticas. A diferencia de otros deportes, como el baloncesto o el fútbol americano tan de moda últimamente, en el fútbol las estadísticas se utilizan más para tapar otros datos que para clarificar situaciones. Os voy a poner unos ejemplos centrados en el CD Lugo, y concretamente en Gerard Valentín, que harán que me entendáis perfectamente.

Dice la estadística que frente al Burgos, Valentín recibió una falta y cometió cinco. Esta misma estadística es más benévola en el partido de hace dos jornadas frente al Girona, donde cometió dos y recibió otras dos, recibiendo además una amarilla. Si retrocedemos tres jornadas, frente al Leganés, el extremo del CD Lugo no recibió ninguna falta e hizo cuatro, con otra amarilla a mayores. Si le enseño esto a mi abuela, que nunca ha visto un partido del Lugo, dirá que ese tal Valentín es un leñero que se pasa el partido dando patadas. Eso es lo que dicen las estadísticas, ¿no?

La realidad es otra, claro. La realidad es que de un tiempo a esta parte se ha establecido una suerte de caza del hombre en cada partido del Lugo, sea local o visitante, sobre la figura de Valentín. La consigna de los rivales es no dejarle pasar, pararlo como se pueda y si para ello hay que dar cera, se da. A Valentín literalmente lo crujen partido tras partido.

A todos los buenos jugadores se les marca con especial dureza, pero los ataques a Valentín cuentan con la connivencia arbitral

Cada cuerpeo se convierte en un golpe, cada balón dividido en un plantillazo, cada duelo de velocidad en un empujón. Esto no tendría nada de raro, a todos los buenos jugadores se les marca con especial dureza, si no fuese porque en el caso concreto de nuestro extremo los rivales contasen, indefectiblemente, con la connivencia arbitral. Para que le piten una falta a favor a Valentín, hay que pegarle el doble y, curiosamente, para que se la piten a él solo tiene que hacer la mitad.

Gerard Valentín, apaleado y ‘tarjeteado’

Este rasero extravagante que Gerard Valentín tiene que sufrir en cada partido condiciona de forma notable su juego y, por ende, el del Lugo. En el partido contra el Leganés, por ejemplo, le cascaron mucho y bien y el árbitro ni siquiera señaló una falta. Ni una. Frente al Burgos, más de lo mismo. Por si todo eso fuese poco los árbitros, a lo que se ha demostrado sobradamente que les duelen más las protestas que ellos reciben que las patadas que se llevan otros, son de gatillo fácil a la hora de amonestar a Gerard. Encima de apaleado, tarjeteado.

A esta especie de ceguera selectiva de los árbitros para con el jugador del Lugo colaboran varios factores, evidentemente. Por un lado, el juego del propio Valentín que invita a que el rival meta la pierna o el hombro con especial saña. Por otro, que pitar contra los intereses del Lugo sale más a cuenta que hacerlo contra otros jugadores de otros equipos que tienen un eco mediático infinitamente mayor. Pero ni lo uno ni lo otro puede servir de excusa al de negro (o amarillo, o rosa o como vista el árbitro, que en este fútbol ya ni eso se respeta) para ensañarse con un jugador que lo que da, básicamente, es espectáculo.

En el lejanísimo 2010 Guardiola pedía que se protegiese a Messi. Valentín no es Messi, pero es nuestro Messi. Es de justicia que la afición, sus compañeros, el cuerpo técnico y la dirigencia del CD Lugo den (demos) un puñetazo en la mesa con este tema. Es del todo inaceptable que un jugador de sus características tenga que verse frenado, jugada tras jugada sin que a cambio reciba más que malas caras de los árbitros, cuando no una tarjeta. No me extrañaría que un día Valentín se canse y haga lo que no debe o lo que es peor, decida que en otro lado lo respetarían más. Piénsenlo.

Foto principal: Gerard Valentín, durante un partido contra el Burgos – LaLiga.

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