En Fútbol de África jugamos hoy nuestro primer partido. Nos despertamos con los nervios de un niño que lleva toda la semana esperando calzarse las botas, subirse las medias y disfrutar de sus primeras patadas a un balón con sus amigos. Éste echa a rodar y la sonrisa aún no se ha borrado de nuestra cara. La felicidad por perseguir una pelota y poder chutar entre palos mientras te abrazan tus compañeros sigue estando infravalorado.
Los valores de la amistad, el respeto y la honestidad se van perdiendo a medida que uno crece en este deporte, y es por eso que nosotros queremos ser niños siempre pegados a un balón.
Pero niños de los de antes, cuya finalidad es salir de clases y disfrutar de la más imperfecta esfera de cuero entre las calles mientras el portero aprovecha el barullo en área rival para comer su bocadillo de chocolate. Ese partido que después de dos horas acaba cuando se hace de noche, o cuando tu madre te dice que ya es hora de recoger, porque al día siguiente tienes examen de matemáticas.
Hoy añoramos esa forma de crecer y por eso queremos ponerla en valor.
Me atrevería a decir que el fútbol de África es el más puro. Que muchos de nuestros recuerdos de infancia allí siguen latiendo a diario. Quizás no sea el más vistoso, ni el más técnico, ni mucho menos pueda competir con el que se hace en Europa, pero es el único que aún conserva la esencia de un deporte que se ha ido contaminando por el dinero. Un lugar donde la marca de las botas no importa, ni tampoco si la equipación es nueva o tiene muchos años. Lo que de verdad importa es la ilusión que uno tiene por jugar con sus amigos. ¡Y a África le sobra ilusión!
Te invitamos a descubrirla a través de vivencias con sus protagonistas. A través de charlas tranquilas y reposadas recordando anécdotas de niñez, risas y gritos de disfrute, golpes que no duelen e historias de superación.
¡El fútbol de África está muy vivo! Nos gustaría que nos acompañases en esta nueva aventura por el impresionante y noble continente africano.