El 20 de julio de 2020, toda la afición de Lugo respiraba aliviada y la alegría desbordaba por todos los rincones del planeta donde se encontraba cualquier aficionado albivermello. España, Argentina, Armenia, Estados Unidos, Inglaterra, Polonia… el lugar era lo de menos para celebrar el hito logrado por el club gracias a la capacidad para gestionar la situación de Juanfran, quien llegó a Lugo con la intención de obrar un milagro y así fue pero… una vez que se acabó esa efervescencia y el equipo regresó al trabajo para afrontar la temporada 2020/21, todo eso que habíamos visto en seis encuentros había desaparecido de un plumazo, como si todo fuese nuevo: la idea de juego, las intenciones, la tensión, absolutamente todo y por eso el Lugo de Juanfran pasó de no perder en el final de la temporada pasada a solamente conseguir una victoria en los cinco primeros partidos de la temporada.
Ante esa tesitura, la parroquia estaba dividida, los había partidarios del entrenador, es innegable que se había ganado su renovación (entre los que me encuentro); y también había quienes pensábamos que el equipo había cambiado, que el tener red de seguridad le había influido negativamente y que el lenguaje corporal del equipo no era el de ser capaces de encarar un cambio radical. Así pues, la dirección deportiva decide prescindir de Juanfran y su lugar lo ocuparía un entrenador sin experiencia en la categoría, como todos los que están llegando a Lugo en los últimos años. Mehdi Nafti se haría cargo del club el 14 de octubre de 2020 con la clara misión de lavarle la cara al equipo, hacerlo competitivo y comenzar a sumar puntos.
La puesta en escena del francotunecino fue espectacular, el CD Lugo sacaba resultados, sumaba de a 3 y además se veía un buen juego, distinto a lo que proponía el Lugo desde la época de Setién pero quizá los mejores minutos del club desde el año de Francisco, allá por la temporada 17/18. La afición estaba ilusionada, veía que el equipo tenía (y tiene) mimbres para competir contra cualquier equipo de la categoría, incluso contra el RCD Espanyol de Barcelona en su propio campo. ¿Qué más se podía pedir?
El trabajo de Nafti es reconocible, el equipo compite bien y que como es normal, en ocasiones se es superado por el rival.
Pues a día de hoy parece ser que parte de la afición discute el trabajo de Mehdi Nafti, esa parte de la afición que cuando se produce un cese de entrenador tilda a la gerencia del club de trituradora de entrenadores y ahora, a la mínima que viene una mala racha del equipo, piden con vehemencia la destitución del técnico del conjunto lucense. La verdad que, a día de hoy, es algo que no alcanzo a entender, creo que el trabajo de Nafti es reconocible, que el equipo compite bien y que como es normal, en ocasiones es superado por el rival. Todo aquel que piense que el objetivo de este equipo es el playoff de ascenso le invito a que eche una mirada atrás, que recuerde los dos últimos años de sufrimiento y que pensemos que “Roma no se hizo en un día”.
Creo que Nafti es un entrenador a través del cual podemos recuperar un proyecto deportivo, es una persona que va de frente, que no engaña con lo que propone y que el equipo se ha vuelto mentalmente muy fuerte, ¿de verdad hay gente que quiere tirar por la borda todo eso? Obviamente a lo largo de una temporada hay rachas buenas y malas, no hay más que ver a los equipos que están en cabeza año tras año, los hay que comienzan como un tiro y acaban la temporada con el agua al cuello, equipos que comienzan rematadamente mal y acaban ascendiendo a Primera División como hizo el Elche el pasado año y por ello no es momento de cambio. Otro volantazo de la gestión deportiva podría suponer dar palos de ciego, volver a jugar a la lotería y para qué engañarse, si sigues comprando boletos, algún año acabas ganando un descenso.
¿La mejor plantilla de la historia?
Estoy leyendo en diversas redes sociales que la actual es la mejor plantilla de la historia del Lugo en la Liga Smartbank, personalmente discrepo en ello, me parece que la mejor plantilla de la historia fue la de la temporada 2016/17 con Luis César al mando, una plantilla con jugadores de la talla de Calavera, Ignasi Miquel, Carlos Hernández, Joselu en modo pichichi, la media temporada de Pedraza y que lo sustituye Fede Vico, Campillo y los tres capitanes en su prime; jugadores diferenciales en la categoría que de no haber sido por la jugada del Villarreal con el bueno de Alfonso, ese equipo sí que hubiese peleado por el playoff hasta el final.
Plantilla en la que también había jugadores muy residuales como fueron Engene, Maxi Rolón, Coco Perea, Damiá Sabater o Yelko Pino, por ello también creo que los Pita, Seoane e Iriome podrían tener cabida en la plantilla del próximo año.
Por eso, desde este pequeño espacio que ha dado Lugoslavia, he decidido expresar mi opinión al respecto de por qué ahora nos toca a todos apoyar el proyecto, por qué a día de hoy existe la posibilidad de crear un proyecto ganador pero tengamos paciencia, apoyemos al equipo, a los jugadores y demostrémosle que creemos en ellos, porque el equipo está a una racha de ganar tres partidos consecutivos, creo que esa posibilidad existe, de que alguno de los que ahora pide la cabeza del entrenador vuelva a decir que es el ideal para el proyecto.
Para finiquitar, creo que en la disparidad de opiniones podemos encontrar muchos puntos en común y otros que no lo son tantos, pero lo que no podemos es quejarnos de la inestabilidad deportiva del club con X entrenadores en Y años y a su vez pedir la cabeza del entrenador cuando vienen mal dadas. Vayamos todos a una porque “isto é Lugo e aquí hai que sachar!”