Las ruedas de prensa en el mundo del fútbol se han convertido en muchas ocasiones en un ejercicio peligroso de obviedades o polémicas estériles. Como la homilía de las 12 o el anuncio de las oportunidades del supermercado. Pero hay personas que rompen la tendencia: Mehdi Nafti, nuevo entrenador del CD Lugo, parece ser uno de ellos. “Si me lo permitís, me gustaría dedicar esta victoria al cuerpo técnico anterior. Sé lo que es estar del otro lado. Por lo que esta victoria también le corresponde a ellos”.
La respuesta la puso sin la contundencia con la que se expresaba en el campo. Suave, en medio de otra pregunta. Sin el gusto de saborear la segunda victoria -primera propia en su estreno- de un año que promete ser durísimo. Con la agudeza de saber que el suyo es un cargo rotatorio pero que en el fondo es un relato de líneas quebradas. Por lo menos en Lugo. Pero al fin y al cabo, continuas. Lo que hicieron Juanfran y Adri Rubio el curso pasado fue milagroso.
No pudieron reeditarlo en el inicio del presente campeonato. Aunque la savia de la regeneración del ánimo quiere permanecer viva. Así lo desea Nafti, quien en más de una comparecencia se ha definido como una persona “muy sensible”. Pocas muestras tan ejemplares como este comentario que algunos habrían hecho de soslayo en su lugar. Quizás, fíjense, para contextualizar una derrota más que una victoria.
Una frase bien armada que sirve de relevo ejemplar en el banquillo y que, tal y como la pronunció en la sala de prensa de Castalia, no suena hipócrita. Como tampoco el tuit de celebración del triunfo de Adri Rubio. Dos partes ejemplares de un mismo remolino apaciguado con sus actitudes. Muy por encima del nivel del Moisés del Lugo que abre las aguas con un palo de hierro.
Hay algo de padre en la forma de expresarse de Nafti. También de hermano. Muy poco de gerente. Menos de administrador y más de gestor
Hay algo de padre en la forma de expresarse de Nafti. También de hermano. Muy poco de gerente. Menos de administrador y más de gestor. Tras una semana turbulenta, en la que prácticamente no ha tenido más tiempo que de encender un motor estropeado, el contexto albivermello necesitaba justo eso. Sí, un triunfo redentor, apasionado por el final y el protagonista más querido como Iriome. Pero una victoria que ha descubierto un comandante de tropa. Sólo así uno puede quitarse el traje de interino con el que la mayoría de los entrenadores llegan a Lugo. Quienes parecen más candidatos en lista de espera que esperanzadores aspirantes.
Nafti y su tropa: un cariño que se identifica
“Viendo las circunstancias de esta complicada semana… Han sido muchas las emociones que han tenido mis chicos. Hemos tenido tres días para trabajar. Para meterles muchos conceptos en la cabeza. Me he encontrado un grupo de trabajo espectacular. Obviamente no ha sido un inicio perfecto pero siempre está bien empezar ganando”. Nafti cree más en sus jugadores que en sí mismo. Así lo demostró en Badajoz, ‘amenazando’ al que dudase de su tropa. Su vida sólo importa si está en consonancia con la del resto. Es algo que se percibe cuando no utiliza el ‘yo’ para dirigirse al resto a pesar de que las preguntas van directamente a su pellejo.
No es una práctica fácil. Efectivamente habrá muchas otras películas difíciles esta temporada en las que no tendrá una escena tan propicia como la del Castellón 0 – 1 Lugo. Aún así, hay que saber actuar en consecuencia con los actos. Y este sábado el que se estrenaba en Segunda División supo hacerlo. Otra muestra, el aprecio voluntario de sus hombres poniéndolos en valor sin que, una vez más, sea preguntado. “Cuando tienes a un jugador como Manu Barreiro en tu plantilla, no aprovecharlo sería un error. Tiene esa capacidad para jugar de espalda. Como la tiene Carri. Eso, en momentos puntuales, nos da mucho aire. Pudimos hacer más daño con Gerard y el Puma, pero el esfuerzo ha sido tremendo en una semana muy complicada”.
Bandera a favor de lo ofensivo en un encuentro en el que la noticia fue no haber encajado. Algo que hasta el momento, en esta temporada, no había sido posible. “Pero no tener goles puede ser engañoso. Los chicos se han merecido tener esa portería a cero. Me ha gustado ver poca distancia entre mis centrales y los puntas. También pocos pases entre líneas. Porque a veces acabas con la portería a cero pero te han generado muchas ocasiones”.
Nafti era un buen stopper y en sala de prensa tampoco reniega de la falta táctica. Como la que hizo a los periodistas visitantes cuando se le preguntó sobre el gol olímpico anulado al Castellón que, de terminar subiendo al marcador, hubiera sido un error grosero de Cantero. “Tratándose de mi equipo, veo una falta clarísima. Espero que sea falta a mi portero. De lo contrario estaríamos ante una falta de contundencia por su parte. Tendremos tiempo para verlo y analizar. No voy a decir nada más. Hay un árbitro y un VAR con el que yo también tengo hacerme la idea. Para mí es algo novedoso. Vosotros lo sabéis mejor que yo”.
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