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por Javier Folgueira Lozano 10 noviembre, 2019
Tiempo de lectura: 4 minutos

por Dani Baniela
Siempre he sido fan de House, el doctor mourinhista de la serie homónima. Cuando el canal de televisión Cuatro inició su andadura tomó esa producción como buque insignia de la cadena. Me la tragué del primer al último capítulo y, cuando Netflix llegó años después a mi casa, volví a verla de cabo a rabo. Del montón de frases para el recuerdo que el doctor Greg House dejó para el recuerdo, siempre tengo muy presente una en concreto en la que el doctor cascarrabias le espeta a un paciente que se queja de sus formas algo así como “¿prefiere un médico que le coja la mano mientras se muere o uno que le insulta mientras le cura?”. Ese impecable razonamiento, válido para casi cualquier aspecto vital, encaja como anillo al dedo en la situación del CD Lugo y del debate que entre todos hemos creado al respecto de la disposición con la que los de Eloy Jiménez afrontan los partidos.

Partamos de una verdad que apenas admite duda. A nadie le gusta ver a su equipo dominado. Todos queremos que los nuestros sean protagonistas, tengan la posesión y creen todas las oportunidades. Ganar los partidos por tres goles de diferencia y salir en los periódicos como ejemplo del “fútbol de salón”. Y está bien. Pero a veces, y yo el primero, nos olvidamos de que primero está lo necesario y después lo accesorio, y en una competición tan igualada como la Segunda lo necesario es sumar puntos como sea, y lo accesorio la forma de lograrlos.
Ante el Albacete el Lugo repitió los esquemas de toda la temporada, independientemente del dibujo táctico: equipo replegado, defensa densa e intentar hacer daño a la contra aprovechando la velocidad de Rahmani, los movimientos de Herrera y la presencia de Barreiro, una roca capaz de pegarse con toda la defensa contraria por un balón. La primera parte fue eso y poco (o nada más), pero en la segunda Eloy dio un paso al frente y en cambios que parecían de hombre por hombre (Álex por Seo, Iriome por Rahmani y Grau por Borja) afiló el equipo que encontró premio en el gol(azo) de Álex López. Aprovecho para pedir, una vez más, una mayor presencia del chaval en el equipo. La sanción de Seoane ante el Racing le abrirá las puertas del once.
El caso es que la victoria en Albacete supone muchas cosas: la primera a domicilio de esta temporada, la segunda consecutiva y la tercera en las cuatro últimas jornadas. Y sobre todo, supone salir del hoyo y sobrevolar el descenso con un colchoncito de cinco puntos justo en vísperas de recibir a un rival directo como el Racing de Santander. Todo eso son buenas noticias. Todo eso te lo firmaría cualquiera de los equipos que tenemos por debajo, escuadras de nombres tan ilustres como el Deportivo de La Coruña, el Málaga, el Tenerife o el Oviedo. Me vais a perdonar la autocita, pero tras la victoria ante el Rayo escribí que “si somos tan huraños para no disfrutar una victoria ante el Rayo…”. Lo mismo vale para la del Carlos Belmonte.
Entiendo a los que no comulgan con el resultadismo. Y lo entiendo porque si eres resultadista, lo que ofreces son resultados y, si estos no llegan, te queda poco margen. Pero es que Eloy Jiménez, de forma objetiva, ahora los está ofreciendo. Y no compro los comentarios que dicen que “si entra el penalty de Embarba o el balón al palo al final” o “si Zozulya mete una de las que tuvo”, igualmente que tampoco compro los de “si no nos empatan el Mirandés y la Ponferradina al final a lo mejor estábamos en playoff”. La realidad es una, y no los “y si” que se puedan dar por el camino. Y tal vez haríamos mejor en asumir que la hoja de ruta de este equipo es precisamente la que estamos viendo, la de pierna dura, defensa y cazar las que se puedan. Aceptar que este va a ser el juego, reconocer que los jugadores están a muerte con la propuesta de Eloy y que, en la pirámide de Maslow primero está comer y luego discutir sobre filosofía. Y aquí nos alimentamos de puntos, no de pases.
Es probable, diría incluso que hasta necesario, que esta buena racha suba la moral y el resultado sea un mayor atrevimiento en el campo, un equipo más confiado y con más protagonismo. El propio Eloy Jiménez lo expresó así en la rueda de prensa tras la victoria ante el Rayo. Sea así o no, la prioridad seguirán siendo los puntos. Al menos, los puntos suficientes como para seguir un año más en el fútbol profesional. Y luego que sea lo que tenga que ser, que vengan los mexicanos o nos entrene Pep Guardiola. Pero sin descender.
Habrá que seguir opinando sobre lo que se vea en el verde. Nadie duda del trabajo de los jugadores y del cuerpo técnico durante la semana, que eso es como el valor de los soldados, que se les supone, pero tampoco se puede pedir unidad de pensamiento justo en el fútbol, donde opinar es la salsa. Aún así, todo será más fácil si se siguen sumando puntos. Como dijo House en otro capítulo, “¿ha oído alguna vez eso de que no se puede vivir sin amor? Pues el oxígeno es más importante.
Dani Baniela

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