Crónica

Se puede defender y “defender”. Crónica del CD Mirandés 1 – CD Lugo 1

por Javier Folgueira Lozano 2 octubre, 2019
Tiempo de lectura: 4 minutos

Supongo que a estas alturas ya conoce todo el mundo el capítulo de Los Simpson que ilustra esta crónica, en el que un agente inmobiliario le explica a Marge que existe la verdad y la “verdad” adaptada a las circunstancias que a uno le gustan. Pues lo mismo ocurre con casi todo, incluida la forma de defender de los equipos de fútbol, y es que se puede defender con orden, teniendo el balón y controlando el partido y “defender” metiendo a 8 jugadores en tu propia área y olvidándote por completo de la portería rival (lo que ha hecho hoy el Lugo).

Ya nos sabemos todos la cantinela de “somos un equipo pequeño”, “lo importante son los puntos”, “no existe eso de merecer ganar”, etc. Las típicas excusas que no por ser ciertas justifican su uso para justificar lo injustificable. Y es que el partido de hoy del CD Lugo, especialmente en la primera mitad es totalmente injustificable.

Los nuestros decidieron que eso del balón era un objeto extraño y peligroso que había que alejar lo máximo posible y sin contemplaciones, así que se decantaron por meter a toda la defensa y el centro de campo en el área propia y renunciar a todo lo que se pareciera a hacer una jugada elaborada. Y esto puede valer una vez, puede que dos, pero a largo plazo incluso los “resultadistas” tienen que reconocer que es una táctica nefasta. Puede que funcione contra equipos sin grandes delanteros, como hoy, o que precisan elaborar mucho la jugada, como en Zaragoza, pero poco más. La mayoría de equipos de la Liga Smartbank te hace un traje importante si les juegas de esta manera. El Mirandés mismo tuvo jugadas de centro al área suficientes en la 1ª parte como para meternos varios goles, pero no atinaron a rematar.

Por contra, el Lugo no generó absolutamente nada. Se limitó a ver el tiempo pasar. Además, las instrucciones eran meridianamente claras. En más de una ocasión Pita decidió quitarse el balón de encima teniendo opciones de jugarlo, algo que no habíamos visto antes. Tal vez eso explique la obsesión por ponerlo de central, el ganar desplazamiento en largo, pero la verdad es que viendo partidos como el de hoy uno ya duda de que tenga la más mínima importancia quién esté sobre el campo. Hoy los errores atrás llegaron de Peybernes y Josete, que sí estaban en su posición.
El problema, más bien, es que si estás el 60% del partido metido en tu área, cada error se magnifica y cada fallo es una ocasión de gol para el rival.

Para ilustrar esta falta de llegada al área rival, nada mejor que ver el mapa de calor del Lugo en este partido que publica el Diario As y muestra el área del Mirandés totalmente impoluta, salvo por el punto que muestra el penalti que lanzaría Barreiro en la 2ª mitad.

Pese a todo, la incapacidad del Mirandés para enviar un remate entre los tres palos permitió al peor Lugo que se recuerda llegar al descanso con el 0 a 0 en el marcador. En Lugo que parece otro totalmente distinto al que empezó la temporada. Como una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el partido frente al Alcorcón y los 4 goles encajados en aquella fecha transformaron a Eloy de un entrenador interesante que incluso en ese partido proponía cosas positivas en otro que se obsesiona por no recibir goles, poniendo cualquier otra consideración por detrás de eso. Volviendo a las frases manidas del fútbol, “la defensa gana campeonatos”, que se suele decir. Pero los que dicen eso no suelen acompañarlo de otro clásico: “los objetivos pasan por ganar en casa” y tampoco suelen decir que no basta con defender, hay que hacerlo bien y lo más lejos posible de la portería propia. 

Así las cosas, el partido pintaba a derrota segura en el descanso, pero en la segunda mitad el Lugo decidió estirarse un poco y salir de la cueva. Y ese mínimo estirón dio resultado, proporcionando un respiro a nuestra defensa. Además, cuando el Mirandés parecía resucitar Merquelanz decidió regalarnos el penalti más tonto de los últimos tiempos, que Barreiro transformó en el 0-1, a todas luces injusto pero no por ello menos bienvenidos.

A partir del gol, el Mirandés entró en shock, hasta que a Iraola no le quedó otro remedio que meter a Vicente para reactivar el ataque, ya que se acababa el tiempo y las opciones de remontar. Desde ese momento, los últimos 10 minutos del encuentro fueron un acoso y derribo hasta que pasó lo que suele pasar en estos casos: un error y el gol del empate.

Un punto por lo tanto tan afortunado como necesario, pero que no soluciona ninguno de los problemas importantes del Lugo. Más bien al contrario, el partido de hoy mostró más aún que este Lugo no funciona y que hemos entrado en una dinámica de miedo a perder que nos impide jugar a lo que sabemos y para lo que esta plantilla está más que dotada.

Esperemos que el rumbo cambie en las próximas fechas, porque si no este barco acabará totalmente a la deriva.

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