Por José Ricardo Carrete Montaña
Reyerta es uno de los poemas que forma parte del Romancero Gitano (1928), uno de los libros que encubró a Federico García Lorca a los cielos de la poesía española y mundial. En este libro, el poeta de Fuente Vaqueros plasma una visión idealizada de la vida gitana, entendida como diferente a la de la sociedad y en choque permanente con esta. La violencia y la muerte son motivos que aparecen continuamente en los poemas incluidos en el poemario, tal como es el caso de Reyerta. Similar parece la trayectoria del CD Lugo este año, en constante lucha con la lógica futbolística.
En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
Tras una semana convulsa y un partido horroso en Miranda de Ebro, Eloy Jimenez decidió cortar el experimento Pita de central y lo mandó de vuelta al mediocampo, dando entrada a Peybernes en 442 fantasma del míster. La consigna inicial parecía clara, cortar la sangría de goles y dar tranquilidad a la defensa colocando a jugadores que supiesen jugar allí. La pérdida en salida de balón quedaría compensada por la seguridad de que el rival no se acercaría con tanta facilidad. En una tarde soleada y en plenas fiestas de San Froilán, nada podía fallar, ni siquiera la afición. Aunque lo cierto es que quien más se dejó oír fue la hinchada visitante, que no paró de animar y dar colorido ante la pasividad de la parroquia local.
El primer cuarto de hora fue muy tranquilo, con ambos equipos más centrados en no conceder un gol tempranero que en marcar en la portería local. Esta tranquilidad solo se vio interrumpida con un maravilloso pase en profundidad de Pita a Cristian Herrera, quien se quedó solo con Josep Martínez sin poder batirlo a bocajarro. Las Palmas se hizo con el control del balón en el minuto 16 y a partir de ahí ejerció un dominio silencioso que no se tradujo en ocasiones hasta el 24, cuando Srnic no acertó a introducir en la meta un balón que se paseó de un lado al otro del área. El VAR vino al rescate del Lugo y anuló un gol a Álvaro Lemos por rematar en fuera de juego otro balón travieso. El fatalismo ya sobrevolaba el campo y las navajas de los jugadores canarios se veían bien afiladas desde la grada. Pero hay que decir con justicia que el Lugo en la primera parte compitió y tuvo otras dos buenas ocasiones con remate lejano de Tete en el 38 y un mal tiro en el 41.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
su sube por las paredes.
Angeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Angeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.
La segunda parte comenzó sin cambios y con Las Palmas dando otro navajazo con un balón al palo de Srnic en el minuto 51. Todavía no se podía hablar de muertos pero desde la grada se veía ya que el equipo local había dado por bueno el empate y se iba a dejar la vida defendiendo ese punto. Primero fue quedándose sin opción de juego aéreo al cambiar a Manu Barreiro por un jugador de trabajo y garra como Carlos Castro y luego retrasando muchísimo las líneas hasta casi jugar con 8 defensas. Tras el relevo habitual de Giannis por Valentín en el 70, el equipo local afrontaba los 20 minutos finales habiendo tomado la decisión de morir por un empate ante su grada.
El juez con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
El partido entendido como contienda entre dos equipos con opciones de ganar terminó aquí, en el minuto 70. Los visitantes se limitaron a no perder la paciencia y a trenzar jugadas ante un equipo que solo quería tener la pelota lejos de su área. Pero no pudo ser, en el minuto 83 un pase de Viera a Pedri culminó con una estupenda vaselina de este, que superó a Cantero e introdujo el balón de forma agonizante dentro de las mallas. El condenado a muerte por voluntad propia, había sido ejecutado ante los ojos de todos los que estuvimos allí. Las Palmas, el verdugo, aún tendría oportunidad de enseñarse con el cadáver gracias a un remate de Pekhart en el 90, cabeceó con suma facilidad en el área pequeña. La jornada festiva de San Froilán se había convertido en tragedia y todos salimos del estadio en silencio cual funeral.
Si una palabra describiese lo visto en el estadio, sería impotencia. En primer lugar, en el campo. Los jugadores lo intentaron y compitieron hasta casi el final, pero los errores individuales y las malas decisiones que se ven en cada encuentro dan alas y convierten en internacional al más sencillo de los rivales. Impotencia también en el banquillo, donde Eloy Jiménez sigue empeñado en hacer algo que no funciona, e impotencia en la grada, que salió del campo más fría que enfadada, algo nada bueno si lo que se busca es una reacción. Sigue quedando tiempo, pero las navajas del descenso parecen muy afiladas….