Por José Ricardo Carrete Montaña
La Historia es una ciencia caprichosa y sucede, a menudo, que algunos personajes históricos forjan su leyenda por razones que en el momento histórico que vivieron o en la actualidad pueden llegar a resultar chocantes. Es el caso de la figura de Alfonso X, apodado El Sabio por la labor literaria y de escritura jurídica y científica que llevó a cabo. Sin embargo, su tarea política ha sido sistemáticamente olvidada por la ineficacia de su gasto económico, que se centró en cumplir un deseo personal, ser nombrado Emperador Germánico, algo que nunca consiguió.
La valoración que se haga de Eloy Jiménez como entrenador del CD Lugo estará, igualmente, marcada por el dulce recuerdo de la permanencia lograda en la campaña pasada con altas dosis de pragmatismo y fortaleza defensiva. Sin embargo, en esta temporada estamos viendo un equipo terriblemente inseguro en defensa y que sufre lo indecible en los partidos como local, generando disgustos como el vivido en el partido contra el Tenerife, que culminó con una victoria aplastante de los visitantes por 1 a 4. El público acabó visiblemente enfadado porque los locales supieron encerrar al Tenerife, aunque fuese por puro empuje, pero tiraron el partido con una nefasta defensa.
El CD Lugo formó con su 442 habitual al igual que el Tenerife. Una hora antes del partido saltaba la alarma al ver las alineaciones confirmadas. Tras el experimento con los 5 defensas en Zaragoza, Eloy volvía a su 442 y sorprendía con la presencia de Pita en el centro de la defensa a pesar de tener varios centrales puros a su disposición. También llamó la atención que Álex López, el pelotero del equipo, figurase tirado a la banda y no dirigiendo las operaciones desde el medio del campo. Para el aficionado, es desconcertante que Eloy pida fichajes y, al mismo tiempo, no utilice a los refuerzos que han venido en sus posiciones naturales, prefiriendo reconvertir a otros.
El inicio del partido fue tranquilo con ambos equipos buscando no encajar goles de partida más que anotar el suyo propio. Estos minutos serían un espejismo porque en una jugada aislada marcaba Bermejo en el 11 para el Tenerife en un rechace que Varo no pudo sacar y metió de forma extraña en su propia portería. El gol dejó noqueado al Lugo y no tardaría en llegar el segundo en el 21, obra de Malbasic, en una gran jugada de los visitantes con toques fáciles dentro del área. Con el 0 a 2 empezó a perder los nervios la grada y se escuchaban abucheos, de los que no se libró ni el capitán Carlos Pita. Tendríamos que esperar hasta el minuto 24 para ver el primer remate de los de casa gracias a un lanzamiento lejano que atrapó sin problemas Ortolá.
Este es año de emociones en el Anxo Carro y, en un balón largo como los que tantos disgustos dan al Lugo este año, llegó una pequeña esperanza. Manu Barreiro ganó la buena posición en el área y Álex Muñoz tuvo que agarrarlo para impedir el remate a bocajarro. El propio Barreiro anotó el penalti y metió al Lugo en el partido. A base de empuje y de exceso de confianza en el Tenerife, llegaron diversas ocasiones locales y el VAR anuló un gol a Carlos Pita en una mano que este cronista no alcanzó a ver desde su posición en el estadio.
La segunda parte arrancó sin cambios de partida y con otro sobresalto arbitral. Nuevamente el VAR intervenía, esta vez para indicar un claro penalti a favor del Tenerife en el 49 por mano de Barreiro y que no desaprovechó Malbasic. El 1 a 3 ya fue definitivo en el ánimo de los lucenses, tanto equipo como grada, y Eloy pareció pensar ya en otro partido al cambiar a Álex López por Yannis. Hubo tiempo de celebrar otro gol de Bermejo en el 60′, en una jugada en la que había tantos rematadores como defensas. El cambio de Castro por Campabadal y el debut de Escobar, en una decisión que fue interpretada como populista, fueron lo último destacado del partido.
La derrota del Lugo deja varios señalados. En primer lugar, al propio Eloy Jiménez, cuyas decisiones en la elección de hombres (Pita central, Álex López en la banda) y en los cambios tácticos (quitar un pelotero cuando el Lugo más necesitaba el balón) fueron cuestionables. Pero también los jugadores merecen parte de culpa. Pudimos ver a un Varo muy nervioso en el arco, una defensa totalmente desubicada y blanda junto a un mediocampo que, si compareció, no lo vimos. El equipo tuvo una reacción de orgullo tras el 1 a 2 pero la victoria del Tenerife jamás pareció en peligro. Sobró timidez y faltó claridad de ideas.
Queda tiempo para reaccionar y hay efectivos para hacerlo, pero, al mismo tiempo, uno no deja de preguntarse si cuando valoremos a Eloy I el Pragmático nos acordaremos de aquello que debería haber hecho y no hizo (dar un nivel competitivo correcto al equipo) o de lo que no debería hacer y sí hizo (mantener vivas las esencias del setienismo en sus últimos coletazos)…
José Ricardo Carrete Montaña