Cada entrevista del documental Héroes tiene un contexto especial. Algunas las realizamos en casa de los protagonistas. Otras al aire libre o en terrenos futboleros que ellos conocían. Y hasta alguna fue por capítulos. Es el caso de la pieza relativa a Isma López, uno de los jugadores más destacados de aquella plantilla pese a que en su año en Lugo sólo tenía 21 años. El primer intento de interacción tuvo lugar cuando era jugador del Real Sporting de Gijón. Nos plantamos Borja y yo en Valladolid para asaltar al todocamino navarro. Las aspiraciones del conjunto asturiano, las mismas desde que descendió: volver a Primera División.
En no pocas ocasiones hemos pecado de novatos, pensando más en cuadrar las agendas y los kilómetros que en las ubicaciones. Pedimos perdón a todos aquellos a los que hemos podido incomodar. Sin embargo, nadie nos ha negado rotundamente la palabra. En el citado establecimiento hotelero estaba montada la de Dios. La Mareona, insuflada de ánimo por la marcha del equipo, había invadido el hotel. Tanto es así, que un gaitero amenizaba la previa al encuentro. Vamos, que era un auténtico Cristo realizar una entrevista en un lugar así por pura operatividad sonora. Xabi podría cubrir todo el documental con Zuncurrundullo para disimular, pero hubiera sido demasiado exagerado.
Quisimos repetir la entrevista de Isma López en Chipre, pero para ello tendríamos que habernos marcado un Fabri
Nos fuimos disgustados. Cada vez que se ha producido un contratiempo en la grabación ha sido difícil tener una segunda oportunidad. Ni nuestros trabajos ni el capital disponible nos lo han puesto fácil. Pero esta vez sí la hubo y fue una de las mejores segundas partes que se recuerdan. Quisimos repetir la grabación visitando a Isma López en Chipre. El de Berriozar salió de Gijón rumbo al Omonia Nicosia. Las combinaciones de vuelos, vía Grecia, eran una aventura que no podíamos asumir. A no ser que siguiésemos los pasos de Fabri. El entrenador de Santa Comba se volvió del país heleno a casa en coche, suponemos que a retomar sus labores agrícolas. Lo hizo tras ser destituido por el Panathinaikos.
Víctor Moreno, ex director deportivo del CD Lugo, nos puso las cosas más fáciles y se lo llevó a Tenerife. Era la nuestra. Como Xabi y el que escribe vivimos en Madrid, decidimos que lo asaltaríamos cuando jugase el equipo tinerfeño en la capital. Nos la jugamos, porque escogimos la previa al encuentro contra el Rayo Majadahonda, un duelo clave por la permanencia que acabaron llevándose Isma López y sus compañeros. Podía haber un ambiente enrarecido o dificultades para contactar. Nada más lejos de la realidad.
Un que te vaya bien recíproco
La entrevista final y buena fue en un parque de esos típicos de Madrid. Que parecen simplemente una parcela para oxigenar el cemento, pero al que le vendría bien un porcentaje del verde que se maneja en el norte. Con bancos de madera que vivieron mejores tiempos y pintadas de todos los colores. Justo al lado del Río Manzanares, un curso ahogado que circunda el viejo Vicente Calderón. Viejo porque así lo ha querido el negocio que rodea el fútbol, que prejubila futbolistas a los 30 años y crea armatostes sin alma con patrocinadores exóticos a costa de echar de su casa a aficiones enteras. Estos desahucios son al final sólo un movimiento de tierras, porque los recuerdos no admiten de tráfico.
Los tres puntos logrados por el Tenerife en el Cerro del Espino les valieron finalmente la salvación. “No quiero jugármela en Lugo. Por nada del mundo. Tenemos que ganar antes e ir al Anxo Carro a firmar un empatito que nos valga a los dos. Por nada del mundo quiero hacerle daño a un equipo en el que sólo me sentí querido”.
La afición del CD Lugo siempre ha transmitido su cariño a los jugadores comprometidos, convirtiéndolos ‘a posteriori’ en un seguidor más
Este fue el deseo que nos comentó después de recordar los momentos vividos en una temporada que lleva, como todos los Héroes, grabada de modo milimétrico en su piel. Su vaticinio se cumplió y Lugo y Tenerife certificaron el pacto del Miño para salvarse a la vez. Contaron con la ayuda de otros dos ex albivermellos como Joselu y Carlos Hernández. Si algo ha conseguido la afición lucense, muchas veces discriminada por su tamaño, es transmitir cariño a los jugadores comprometidos. Ninguno de los que cumple con este perfil ha tenido nunca la intención de hacerle daño al equipo. Todo lo contrario. Como en el caso de Isma López, han conseguido que sean un aficionado más en la distancia.
Y la relación es recíproca. Nos encantó poder ver el cambio que había dado el futbolista en un año. Su rostro, su modo de comunicar, el de siempre: sobrio y audaz, pero una sonrisa entre los ojos de esperanza por seguir creciendo como futbolista y persona. Con esos argumentos y la cercanía en las respuestas es muy difícil no querer que a cualquiera de los Héroes les vaya bien. E Isma López no es una excepción, sino una bendita confirmación. Por eso nos alegró tanto ver la foto del partido de este convulso final de curso. La imagen del año de Xesús Ponte en la que aparecen Carlos Pita y Fernando Seoane abrazados. Dos de los guías espirituales de la historia reciente del CD Lugo. A su lado, un Isma López sonriente, satisfecho de haber conseguido el objetivo con su actual equipo en la que siempre será su segunda casa.