Artículos

Cero

por Daniel Martínez Baniela 5 abril, 2019
Intres previos á disputa do partido entre o Alcorcón e o Lugo en Santo Domingo.
Tiempo de lectura: 3 minutos

El otro día Tito Díaz, entrenador al que el Breogán le ha encargado la misión de salvar al equipo del descenso, dejó un titular tras ganar en la cancha del Joventut que es toda una declaración de intenciones y que fue recibida con lógico alborozo por la parroquia celeste. El bueno de Tito vino a decir que en su “situación tenemos que salir a ganar, no a no perder”. Para los ajenos al baloncesto (como yo), el Breo se encuentra ahora mismo en descenso, y tendrá que pelear cada partido como una final para salir del hoyo. Lo conseguirán o no, no lo sé, pero las palabras de su míster, confirmadas además por la vía de los hechos, demuestran que la idea es la que es: ganar y luego veremos.

La disposición inicial y los cambios quitan la razón al Monteagudo que dice que el CD Lugo salió a ganar contra el Alcorcón

El Lugo no se encuentra en una posición mucho más lucida que la de sus vecinos del otro lado del río. Marcando la salvación, a solo tres puntos del infierno y pendiente de rendir visita a todos sus rivales directos. En la misma jornada en la que el Breogán salió a ganar en casa de la Penya, y ganó, los rojiblancos salieron a Santo Domingo, feudo alfarero, a no perder. Y no perdieron, dirán algunos con razón, pero la realidad, que es fría y bastante puta, nos señala que si fue así fue porque el Alcorcón acumuló un palo, un penalti que embarcó a Parla y además, porque Juan Carlos volvió a ser, una vez más, el más destacado de los de Monteagudo. No se perdió, cierto, pero la realidad es que el partido fue para ello. 

En rueda de prensa, Monteagudo sacó pecho por mantener la puerta a cero por primera vez desde el día de Reyes, en Riazor. Además, apuntilló que el equipo no había salido a empatar, cosa que se contradice bastante con el hecho de ver a Josete incrustado en un trivote que no tuvo el más mínimo rastro de fútbol más allá de algún destello de Gil, o con el hecho no menos elocuente de que Juan Muñiz no contó para el técnico albaceteño, o también el cambio de Lazo, el único jugador con algo de mordiente. Si el equipo no salió a empatar, si la idea de Monteagudo fue otra, la verdad que lo disimuló muy bien. 

Empatando no se salva la categoría

Seamos claros. Va a ser imposible salvar la categoría a base de empates, primero porque no nos da para empatar todo lo que queda de aquí al final y segundo porque algún rival de los de abajó despertará, y los tenemos demasiado cerca como para no fijarse en ellos. El Córdoba ganó al Mallorca y el Extremadura, que perdió, dio la cara ante Osasuna en tierras navarras. El Lugo no puede permitirse el lujo de especular, porque generalmente el que juega a empatar acaba perdiendo, y lo de Alcorcón no va a ocurrir siempre.

Hace tiempo que Monteagudo ha dado síntomas más que claro de una tendencia bastante obsesiva hacia el “cerocerismo”. No es que el equipo salga tan declaradamente a empatar como hizo en Alcorcón, pero sí que los cambios ofensivos solo se producen, y no siempre, cuando el equipo marcha por detrás en el marcador. Ya no queda nada de aquel espíritu vertical que el entrenador imprimió en los primeros partidos tras su llegada. Ya nada recuerda a aquel Lugo que apabulló al Levante en la ida copera, ahora todo es plano, espeso y siempre con un ojo en la portería propia, que encima casi nunca se traduce en no encajar goles. 

El equipo mejoró en la parcela ofensiva en el mercado invernal, pero paralelamente la filosofía fue siendo cada vez más defensiva

Y hace mal Monteagudo en tomar tantas precauciones cuando además el resultado acaba siendo el mismo. El equipo mejoró la parcela ofensiva en el mercado invernal, pero paralelamente la filosofía del equipo fue siendo cada vez más defensiva. No hace falta ser suicida para ser valiente. Si el Alcorcón no se jugaba nada, ¿a qué viene ser tan defensivo? Si necesitamos tanto los puntos, ¿por qué nos empeñamos en dejar mandar al rival en lugar de ir nosotros a por ellos? ¿Pretendemos salvarnos por nuestros propios medios o el míster va a cometer la locura de “ir safando”, como bien expresó el compañero Aarón, confiando en los resultados rivales hasta que un día dejen de acompañar?

No se puede seguir siendo un juguete en manos del rival. Y si son mejores que tú, que tengan que sudar para demostrarlo. Si lo que nos espera es sufrimiento, vayamos a por los partidos y después que se acabe el mundo. Los cementerios están llenos de valientes, sí, pero de los cobardes nunca se ha escrito nada. Ya lo dijo Tito, no estamos para salir a no ganar.

Foto principal: Denís Iglesias

Comparte:

Deja un comentario