Me ha llovido algún que otro “palito” (pocos y muy leves la verdad, que nuestros lectores son buena gente y discrepan con “buen rollo”) por decir en la contracrónica de la semana pasada que me había gustado el Lugo ante el Elche. Uno de los motivos que aducía para ello era que el equipo por fin había terminado el partido con mucho empuje y en el campo del rival, algo que se echaba en falta. En Oviedo ayer se volvió a ver ese empuje y el partido se empató por narices y por ganas, porque todo lo demás que me gustó ante el Elche, volvió a desaparecer.
Cuando se habla de echarle más garra al juego, siempre me remito al mismo vídeo de Manu Ginobili. Lo repito tanto, que seguramente ya lo he puesto en alguna crónica anterior, pero por si algunos del os que habéis leído esto no lo conocéis, aquí os lo dejo:
Para los que estéis en el trabajo o un sitio similar en el que no podáis poner el audio, os lo resumo: para ganar, solo con coraje “no alcanza”, hay que jugar bien, también. Y ese problema fue en buena medida el del Lugo ante el Oviedo. En cuanto a coraje y ganas, poco que decir del equipo en los últimos dos encuentros, pero eso otro que hace falta para ganar, está completamente desaparecido.
No es solo un problema de los jugadores, a los que por presión, nervios o desconocimiento del sistema parece que les cuesta un mundo dar un pase bien o posicionarse en defensa. Hay algo más, algo en el esquema que no termina de encajar y que Monteagudo deberá corregir estos días que tiene para preparar el encuentro ante el Cádiz y los 3 siguientes (Albacete, Alcorcón y Osasuna), 4 partidos que se antojan complicadísimos y en los que errores como los de ayer se pagarían carísimos, porque son rivales que no perdonan ocasiones como las que perdonaron ayer los de Anquela.
Como digo, tiene que haber algo más que el desempeño de los jugadores tras los problemas del Lugo, porque si no es difícil explicar lo que ocurrió en la primera mitad. El Oviedo de Anquela siempre ha sido un equipo con un sistema de juego asimétrico, volcado a la banda izquierda. Le pasaba en años anteriores con Saúl Berjón y le volvió a pasar este domingo con Yoel Bárcenas. La primera parte se podría resumir en una foto:
Tete Morente y Gerard Valentín se vieron todo el partido en inferioridad por su banda contra Christian, Mossa y Bárcenas, con este último entrando por donde le apetecía y ganándole la espalda a Vieira y Valentín en la que sería la ocasión ovetense más clara. Otra imagen que representa perfectamente este desequilibrio es el mapa de calor del Oviedo en los primeros 45′:
Claramente, el problema ayer dejó de ser la banda izquierda, la más cuestionada en las últimas fechas, para pasar a la derecha. La duda está en si el problema era la mayor intensidad defensiva por parte del Oviedo o la ausencia de Iriome en esa banda, porque pese a la floja actuación del icodense ante el Elche, lo cierto es que sus ausencias coinciden con los peores partidos de Valentín. Sea por uno u otro motivo, como decía el problema ayer iba más allá del desempeño de cada jugador, porque todo el sistema del Lugo parecía desmoronarse ante el planteamiento de Anquela. La defensa era un auténtico coladero y los errores de partidos anteriores se repetían: un nuevo despeje de Vieira hacia la frontal que acaba en gol, esta vez de Tejera. Otro problema táctico recurrente que sigue sin solucionarse.
Y si la defensa era un problema, el ataque no era mejor. Todas las ocasiones lucenses llegaban fruto de balones largos a Toni, que se las componía solo para crear jugadas de la nada, o de internadas de Lazo. Con Pita y Seoane jugando muy atrás y Herrera como segundo delantero en lugar de en la mediapunta, el balón tiene que recorrer 30 o 40 metros para llegar a nuestro ataque, y eso solo puede ocurrir con lanzamientos largos o carreras de fondo individuales, así que a la fragilidad defensiva se sumaba la casi inoperancia atacante. Llegaba el descanso con un 1-0 corto para los méritos del Oviedo y una grada visitante muy desanimada.
En resumen, Anquela le ganó la partida claramente a Monteagudo en un partido que tenía muy preparado, hasta el punto de la defensa del Oviedo le regalaba por completo la banda a Lazo y Morente, sabedores de que no la aprovecharían, porque su tendencia es a recortar hacia el interior. Anquela lo sabía y tenía bien instruidos a sus jugadores, así que también en esto el de Linares ganaba la partida a Monteagudo.
De modo que el problema de los nuestros ha dejado de ser a ojos de los espectadores principalmente de jugadores (vease falta de delanteros con gol o falta de laterales, etc. como se venía alegando en fechas recientes) para pasar a ser cuestión táctica. Como ya venimos diciendo hace mucho tiempo, el empeño ya desde el verano en traer a entrenadores que juegan con un esquema 4-4-2 a un equipo que lleva una vida jugando con un mediapunta que da control al equipo nos quita identidad y manejo del balón.
Por suerte, en la segunda mitad Monteagudo pareció entender el problema y las tornas cambiaron cuando dio entrada por fin a un jugador para ocupar la mediapunta. Entraron Muñiz y Barreiro por Herrera y Toni y el juego se volvió más combinativo. Anquela se sumó y aprovechó el carnaval para poner a los suyos el disfraz de Lugo de hace 3 jornadas: dio dos pasos atrás y decidió esperar en su campo a cazar una contra y finiquitar el partido. Y como le ocurría al Lugo cuando optaba por esa táctica, también el Oviedo acabaría pagando su actitud “amarrategui”.
El juego de los albivermellos no mejoró en absoluto. Si acaso había alguna combinación más entre Muñiz y Barreiro y la incorporación de Iriome dio algo más de profundidad por la banda derecha, pero la falta de juego la suplieron los nuestros con mucho empuje y los carbayones se hundián cada vez más en su propia área. La falta de juego combinativo en el Lugo solo podía suplirse con ocasiones a balón parado, y así fue. Dio el aviso primero Muñiz en una falta bien ejecutada y mejor parada por Nereo Champagne, para a continuación colocar con precisión un córner en la cabeza de Vieira.
El primer gol del amarantino en Lugo recompensaba la garra y las ganas de los lucenses, pero si queremos salir de una vez del pozo, hará falta mucho trabajo táctico por parte de Monteagudo estas dos semanas, porque como decía “Manudona” en el vídeo, jugando así, solo con empuje no nos alcanza.