Las mascotas deportivas son una de las ramas estrafalaria del deporte como negocio. Pero reconozco que son uno de mis debilidades. Me gustan hasta el punto de buscar pines de las mismas, siguiendo el ejemplo de Lisa en un capítulo de los Simpson. Cómo representar la ideología de una empresa en una criatura con un traje de tela es una tarea complicada. El Pontevedra tiene a Roelio, un hueso nacido del Hai que roelo, mítica consigna del equipo granate en los ’60. Una mascota con forma de pene para algunos, poseedor de una sonrisa perenne que no te gustaría encontrarte en un callejón.


El magnífico Roelio, camino de quitarte las tripas.
Uno de los ejemplos exitosos fue Pelegrín, símbolo del Camiño de Santiago, que fue jubilado por Xubi, una bola de Navidad desteñida. A veces los patrocinios marcan la criatura. Es el caso de Boiler Man, la mascota del West Bromwich Albion, un calentador al que ni siquiera humanizaron. Y es que la estrategia común es coger un objeto inanimado y ponerle ojos y boca. Es lo que ha sucedido con el ganador del concurso convocado por el CD Lugo para elegir la suya. El elegido entre los tres finalistas realizados por escolares ha sido Nabic, un bonito nabo rojiblanco creado por Lucas (8 años) con tres hojas erguidas que se impuso a Lubol, un lobo con cara de mala hostia y Octavio, un pulpo hipster cuya forma de ponerse los pantalones es poco realista.


‘Boiler man’, un ‘tórrido’ ejemplo de mascota.
El triunfo fue por aclamación. Desde que se publicaron los candidatos al título, los gritos de “¡Nabic, Nabic!” se escucharon desde Garabolos hasta Magoi. Lugo es una potencial “nabal” reconocida en todos los confines. A mi padre se lo recordaban una y otra vez en la ‘Mili’, además de cantarle la ingeniosa copla “soy galleguiño, vengo de Lugo, con una gaita metida en el culo”. El nabo es más propio y barata que el pulpo, un animal tópico usado de mil y una maneras en los carteles de San Froilán pero que se ha convertido en un artículo de lujo. El lobo se coló contra todo pronóstico en la pugna, destronando a los jabalíes, que han hecho méritos más que suficientes en el último año para optar a mascota. Están tan humanizados, con sus paseos al lado de la Muralla y sus visitas al Auditorio sin obras ni espectadores, que sus lides podrían ser otras como la conformar una candidatura electoral para las próximas elecciones municipales. Por si faltaban argumentos: en los ‘playoffs’ de ascenso a Segunda División se apodó al Lugo como ‘el Nabo Mecánico’. La denominación quedó en desuso. Seguro que ahora vuelve con fuerza.
Nabic tiene nombre de ex militar yugoslavo. Bueno, aunque para tener una genética 100% balcánica debería ser Navić. Va a la perfección de un emblema de la República Lugoslava, reducto futbolístico del norte fundado en 1953 con una militancia pequeña pero activa. Nabic es realista y no tiene brazos. Tendrá que recibir unos retoques de diseño para que el humano que le de vida no pierda el equilibrio. Eso sí, su forma redondeada permite que cualquier aficionado, sin importar la talla, sea candidato a enfundarse este vestido rojiblanco. Da igual la curva praxiteliana de tu barriga. Seguro que por su sencillez acabará como uno de los clásicos del Carnaval.
Cada punto como si fuera el último
En la Lugoslavia de Nabic se valora cada punto como si fuera el último. En años anteriores, los brindis de Navidad en esta república -que existe hasta para los Mossos- se hicieron con gran alborozo. Ríos de champán para prometer una permanencia realista que este año llega como el único deseo posible. La igualada frente al Sporting tuvo poco sabor pero resultó sana para los intereses del CD Lugo. A excepción de la locura histórica del curso anterior, que terminó con un gol de Juan Carlos, las visitas del conjunto asturiano se habían saldado con botín de puntos. El conjunto de Monteagudo consiguió resistir en la primera mitad. En la segunda salió en tromba pero una vez más la falta de puntería impidió a los locales dar un paso adelante hacia tres puntos que le habrían asentado en la zona media de la tabla.
Juan Carlos dignifica a sus compañeros de demarcación: es un portero que gana puntos
Esta versión republicana contrastaría con la de la facción sportinguista, que se lamentó del acoso sin éxito del primer tiempo y que tendrá pesadillas una vez más con el general Juan Carlos. Nadie niega en el país rojiblanco que la efectividad de sus delanteros no está dando el número de puntos que de ellos se espera. Pero para salvarse, además de tener un artillero, es necesario un guardián del calabozo. El meta de Guadalajara gana puntos. A sus compañeros de demarcación pocas veces se les reconoce este efecto. Con él habría que estar ciego para no ver sus acciones salvadoras: la última, un vuelo sin motor en una falta peligrosa de por sí que aún lo pudo ser más al haber sido ejecutada por un pistolero como Carmona.
En la Lugoslavia de Nabic existe escasez de armamento. Con todo, todo en edad de empuñar un AK-47 se va al frente. Monteagudo terminó el partido con dos puntas (Dongou y Herrera). Lo hizo saber en rueda de prensa, como si fuera un mérito contra el miedo. Era lo mínimo que esperábamos los comparecientes en el Anxo Carro, un estadio que ha de ser un campo de batalla. Cuanto más puntos se sumen en el mismo, con más desasosiego se pueden afrontar las campañas en el extranjero. El mariscal tiene la poco sana tendencia de hablar de sus predecesores y de los colegas rivales para justificar sus propuestas. Una forma de proceder que no ha de gustar mucho en su corporación. Aunque es innegable que el equipo ha cambiado y ya se sabe que algunos líderes deambulan entre el carisma y la prepotencia. La resistencia defensiva se combina con verticalidad y estos dos argumentos conducen a partidos entretenidos. Sin goles como éste, pero con ocasiones y peligrosidad.
Un aspecto que ya no recibe negociación es la entrega. Sergio Gil salió como un perro de presa e incluso Dongou, a su manera, sumó. Todas las virtudes individuales deben entregarse al sentir colectivo. El ejemplo lo marca Josete, un estajanovista nato. Las ‘josetadas’ fueron en el pasado un término con el que calificar las meteduras de pata del central ilicitano. Hoy son gestos fundamentales para mantener la entereza defensiva. Es el que jugador que más ha crecido en este complicado inicio de temporada. Ha pasado de ser el cuarto central a una pieza fundamental en la retaguardia. Hasta el punto de que su baja por acumulación de sanciones para Riazor es un grave contratiempo. A no ser que el CD Lugo recurra la amonestación. Tampoco estará Vieira, de los pocos fichajes estivales que ha conquistado un lugar en el once. En la Lugoslavia de Nabic se espera un mercado de invierno que traiga alimentos para afrontar lo que queda de temporada. Aunque el pueblo no confía en exceso en sus líderes y deberá auto-organizarse por su cuenta en la grada para animar con la vida por delante.