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Un espejo en el que mirarse

por Colaboración 31 agosto, 2018
Tiempo de lectura: 4 minutos

Colaboración. Por Carlos Gegúndez, exconductor de Deportes Cope Lugo.

Han sido muchos los que han cantado la gesta de Numancia, el mito de la ciudad infranqueable que los romanos acabarían conquistando hace dos milenios: “Indicio ha dado esta no vista hazaña del valor que los siglos venideros tendrán los hijos de la fuerte España, hijos de tales padres herederos…” -escribía la pluma de Cervantes hace más de 500 años, recordando el cerco de Numancia y el trágico episodio de la conquista de este enclave ibérico por parte de Roma-. De aquel poblado celtíbero quedan solo los restos, y de esas ruinas nació la ciudad de Soria, situada a escasos kilómetros de la legendaria urbe, cerca de las tierras altas del Moncayo. Allí se conservan otras extraordinarias leyendas como la del Monte de las ánimas, que inmortalizó Gustavo Adolfo Bécquer. Aquellas tierras rojizas, cerca de las tierras altas del Moncayo, también inspiraron los versos más excelsos del poeta Antonio Machado, y por supuesto al grupo Gabinete Caligari. Hace justo una semana su cantante Jaime Urrutia actuó en el coso soriano para conmemorar el trigésimo aniversario de la canción Camino Soria, uno de los himnos del pop español ochentero.

Ese pasado mítico y legendario numantino, el espíritu de lucha y resistencia, se ha ido transmitiendo de generación en generación.

Ese pasado mítico y legendario numantino, el espíritu de lucha y resistencia, se ha ido transmitiendo de generación en generación. No hace falta más que pasar un tiempo allí para comprobar la idiosincrasia soriana. Toda la población de su provincia -pierde 2000 habitantes anualmente-, podrían acomodarse en el Bernabeu, siendo su capital, la segunda con menos habitantes en el conjunto del Estado, solamente Teruel tiene un menor número. Y sin embargo, pueden presumir de tener un equipo en el fútbol profesional desde hace más de 20 años. Ni siquiera el olvido institucional ha podido minar la moral de los sorianos que a través de la plataforma Soria ya denuncian continuamente la marginación en materia de infraestructuras que padecen desde hace tiempo. Un tren que solo va y viene a Madrid y que se avería con frecuencia. Una autovía en construcción, la del Duero, que va a paso de tortuga y que debe completar el eje Valladolid-Zaragoza, la única infraestructura decente es la autovía hacia la capital de España que se ha inaugurado hace poco tiempo. Tampoco la dureza de su clima durante el invierno hace mella en el ánimo de aquellas gentes, siempre mirando hacia el futuro. Los sorianos están orgullosos de serlo y hablan con orgullo de la Laguna Negra y de los Cañones del Río Lobos, de sus torreznos y trufas, y por supuesto, del buque insignia de la ciudad, su gran embajador, el CD Numancia, que este sábado visita Lugo. Un equipo que la pasada temporada peleó por el ascenso, pero se quedó a las puertas en la última eliminatoria ante el Pucela. Pese a todo, el curso fue sublime, prueba de ello es que Arrasate, su entrenador y varios de los jugadores que integraban su plantilla han salido dejando dinero en las arcas del club rojillo, que además ha perdido a su capitán Julio Álvarez, quien ha colgado las botas. Un año más, el director deportivo ha tenido que confeccionar un nuevo plantel y ha apostado por otro técnico vasco que el año pasado logró la permanencia con el Reus, el exfutbolista del Celta Aritz López Garai. Es por tanto un equipo en construcción y una incógnita, como casi todos a estas alturas. Seguramente su sino esta temporada como el del Lugo y el de la extinta ciudadela que le da nombre será resistir. Puede pasar cualquier cosa, nadie puede adivinar el futuro, pero el club está preparado para lo mejor y lo peor.

Julio Álvarez, espejo del Numancia. | Foto: La Liga.

En una ciudad en la que el deporte es una religión -Soria aspira a convertirse en Ciudad Europea del Deporte 2019-, su club de fútbol cumple este año su vigésimo segunda temporada consecutiva en el fútbol profesional, 4 de ellas en Primera División. En todo este tiempo ha construido en el vecino ayuntamiento de Golmayo, una modesta ciudad deportiva con 2 campos de fútbol de hierba artificial para sus categorías inferiores, cuenta además con otro anexo a Los Pajaritos, estadio que ha calefactado haciendo una importante inversión para comodidad de sus aficionados-. Además, mantiene el viejo campo de hierba natural en el mismo entorno para que pueda trabajar el primer equipo y su filial, que milita en Tercera División. En el Numancia no hay bandazos ni bravuconadas por parte de su propietario, dejando que los profesionales trabajen y que cada uno se responsabilice de su parcela, sin fisuras internas, ni divisiones. Se ha confiado la dirección deportiva a gente de la casa, solo dos responsables en la última década, primero Pacheta y ahora César Palacios. Un club amable y atento con la prensa, simpático entre todos los aficionados al fútbol, consciente de que un paso en falso puede llevarlo al abismo. Y lo más importante, una entidad saneada, sin preocupaciones por límites salariales, con un proyecto claro y definido, y que se ha ganado la admiración y el respeto de todo el fútbol español. Un ejemplo a seguir, un espejo en el que mirarse.

Foto principal: Numanciasoria.es

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