Crónica

Se empieza a notar el cansancio

por Javier Folgueira Lozano 26 julio, 2018
Tiempo de lectura: 3 minutos

No soy ni he sido nunca deportista, ni de élite ni aficionado, así que no puedo saber cómo es exactamente para el jugador profesional una pretemporada a estas alturas del año, pero siempre me imagino que será algo parecido a volver de las vacaciones tras un mes de descanso y retomar la rutina del trabajo o del estudio.

En muchos casos, lo peor es el primer mes. Recuerdo que en mis tiempos de estudiante la primera semana volvía con las pilas cargadas, deseando volver a ver a los compañeros de curso y contarnos cómo había ido el verano, conocer a la gente nueva, etc. Pero tras una o dos semanas, la rutina y el cansancio empezaban a hacer mella de nuevo y se flojeaba un poco, hasta que se volvía a tomar el ritmo de estudio o trabajo pasado otro par de semanas. Pues bien, visto lo de hoy, el Lugo debe estar en ese punto del estrés post-vacacional, que es como llaman ahora al “se me han hecho cortas las vacaciones” de toda la vida.

Está claro que el rival era de mayor categoría que los anteriores, pero desde el inicio el equipo demostró una cierta apatía en el juego, tal vez por ese cansancio de la vuelta al trabajo y de llevar ya unas semanas de dobles sesiones de entrenamiento. Los balones divididos eran del Pontevedra, el control del juego también y, en consecuencia, también lo fueron las ocasiones. El Lugo jugaba de inicio con muchos de los que probablemente no formarán parte de esos 22 jugadores que decía Viqueira que compondrán el primer equipo esta temporada, siendo el 11 inicial el compuesto por Juan Carlos bajo palos, Varo Fernández y Luis Ruiz en las bandas, Vieira y Josete en el centro de la defensa, Quezada y Kike Pérez en el doble pivote, Hugo Rama por delante, Donoso en el extremo izquierdo, Calderón en el derecho y Escriche en punta. Vuelta al 4-2-3-1 del curso pasado y también a las malas sensaciones de final de temporada.

Aunque se abandonaba el 4-4-2 que ha implantado este año Javi López, otros hábitos nuevos de este equipo se mantenían: mucha búsqueda de balones en largo a las bandas para intentar penetrar y centrar, pero esta vez el equipo rival presionaba muy bien y recuperaba, con los extremos lucenses y Escriche perdiéndose en la jugada individual y sin crear ocasiones.

Sí las creaba en cambio el Pontevedra, cuyos delanteros ganaban la espalda a Josete y Vieira con cierta facilidad, llegando a tener dos ocasiones muy claras de gol y fruto del dominio granate, a la tercera fue la vencida. Error en la salida de balón, recuperación del Pontevedra y ninguno de los jugadores de la defensa acierta a cortar la jugada, que termina en remate pontevedrés a bocajarro y gol. Resultado justo y el CD Lugo que no reaccionaría antes del descanso. Continuó la apatía o el cansancio de los primeros minutos hasta el descanso, con el agravante de la lesión de Luis Ruiz, sustituido por Kravets.

De estos primeros 45′, poco aprovechable. Ningún jugador dio ese paso adelante para “robar” un sitio en el primer equipo, salvo quizás Quezada, muy acertado en la distribución de balón y algo menos en lo defensivo.

En el 60′, cambios generales en el equipo, que pasaría a quedar formado por Cacharrón en portería, Leuko y Kravets en los laterales, Bernardo y José Carlos centrales, Pita, Seoane, Iriome y Muñiz como mediocampistas  y Herrera y Jona como delanteros en un 4-4-2 que era un 4-2-3-1 en defensa con Herrera bajando a la mediapunta a presionar.

Sea por el cambio de jugadores o porque el cansancio del Pontevedra empezaba a igualar las fuerzas, con el “Equipo A” sobre el terreno, el Lugo recuperó el dominio, aunque sin crear ocasiones claras. Así transcurrió el tiempo hasta que ya próximos al final, José Carlos, que venía de intentar rematar un córner, enganchó en la frontal un balón rebotado y anotó el empate. Aún tendría tiempo el Pontevedra de una última ocasión, con un buen disparo desde fuera del área que se marchó fuera por poco.

Con el empate final en el marcador, era necesario recurrir a la tanda de penaltis para adjudicar el LIX Trofeo Luis Otero a uno de los equipos, y éste se quedó finalmente en casa al acertar los locales 4 de los lanzamientos contra 3 de los lucenses.

Lo mejor del partido, esa vocación ofensiva que se le nota al equipo en todo momento y, en cuanto a nombres propios, por destacar a alguien, Quezada en la primera parte y Herrera y José Carlos en la segunda. mucho ojo también a ese “plus” que aporta la zurda de Muñiz en el balón parado, algo de lo que carecíamos la temporada pasada.

Lo peor, que ningún “secundario” haya puesto en aprietos a Javi López para elegir la plantilla definitiva, que esa vocación ofensiva desprotege a la defensa y que Jona siga sin aparecer en la punta de ataque, pero no porque rindiera menos que el resto, sino principalmente porque lo vemos como la gran esperanza en ataque ahora que Dongou ya ha empezado a dar buenas sensaciones.

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