Una serie de circunstancias impidieron que pudiera ver el partido contra el Numancia de la pasada jornada, pero, según los anuncios de la prensa, no me perdí nada. Leí una crónica estupenda y un artículo hablando sobre la importancia de llamarse Higinio y listo.
Así que como el único partido que vi en el fin de semana fue la gran final de fútbol sala categoría alevín que enfrentaba al Lumieira de mi sobrino contra el CP Lucense, haré el undecálogo sobre ese encuentro. ¡Vamos allá!
1 · Ya desde primera hora del domingo sabíamos que el día iba a estar movido cuando recibimos un guasap suyo emplazándonos en Pabellón Municipal a las 19:30.
2 · Mirad si hacía tiempo que no iba al Municipal que lo recordaba muchísimo más grande. Mis visitas eran de pequeño, cuando iba a campeonatos de kárate a hacer katas, pasar a la segunda ronda, hacer otra, caer eliminado y correr por la zona del bar mientras comía ositos de gominola que venían en ristra, duros como las cachas de una estatua. ¡Qué clásicazos!
3 · La verdad es que los del bar chungo aquel hacían el agosto con nosotros. Nos daban esos ositos duros, nos los cobraban igual y nosotros felices, ignorando los fechas de caducidad ni nada similar. Los comíamos sin protestar.
4 · Bueno, a veces sí nos enfadábamos porque las pasábamos canutas para abrir esos plásticos durísimos. Dejábamos allí dientes y gapos.
5 · Me estaba preguntando, antes de buscar en Google, si esas tiras de ositos seguirían existiendo y, para mi felicidad y deleite, sí, siguen existiendo. Se venden en cajas de 50 tiras de osito a razón de 30 céntimos la tira. Link para románticos, aquí.
6 · Poco eficiente el envase ese, por cierto. ¿Cómo se podía gastar tal cantidad de plástico para embalar diez cochinos ositos? Bueno, no es asunto mío.
7 · Bueno, el caso es que allí nos presentamos para ver esa gran final y nos sentamos a pie de pista para animar bien de cerca. Animar sin decir insultos, pues como nos recomienda Marcos en el Lugo cada partido, está prohibido insultar.
8 · Aunque he de reconocer que aunque me lo pasé bien, hubo una madre que estuvo dando la nota (por saco) todo el partido recriminando constantemente cosas al árbitro e incluso a los niños; estando muy lejos de darse cuenta que estaba viendo un partido de gente de 11 años, que están aprendiendo a jugar y a competir. Ni son adultos, ni son profesionales. Cuando la gente se de cuenta de eso, más felices serán todos: niños, entrenadores, padres y árbitros.
9 · Por lo demás fantástico: una final a la altura de las circunstancias, con victoria por tres goles a cero para los nuestros. Con grandes intervenciones de mi sobrino (MVP otorgado imparcialmente por mí) y un gran ambiente de domingo.
10 · Me gustó nuestro entrenador, por cierto. Un tío intenso, que les da instrucciones a los chavales, les grita cuando debe y les riñe sin pudor, pero también es el primero en preocuparse por ellos y darles cariño. Laik.
11 · Luego, para celebrar la victoria, nos tomamos una cañaen COPA (los adultos) mientras disfrutábamos de un ambiente distendido (no botellón porque era domingo).
Un partido de esas características siempre presta.
Fanes, haters y padres que se exaltan, se os saluda.
Foto principal: La Liga.