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Remontada al atardecer

por Aarón Cabado Vázquez 18 marzo, 2018
Tiempo de lectura: 3 minutos

Los partidos que se disputan en esa hora limítrofe de la tarde en la que el azul del cielo comienza a adquirir un tono más oscuro tienen algo diferente. Entras en el estadio de día y sales de noche. La luz natural se va reduciendo paulatinamente, y cuando te percatas de ello tienes casi la sensación de estar en un partido distinto. De este modo, la irrupción del ocaso en el partido de este sábado le sentó bien al Lugo, que solventó en los últimos veinte minutos el entuerto en el que se había metido en los setenta anteriores.

El conjunto albivermello, al que el Alcorcón le cedió la iniciativa, manifestó una vez más sus problemas a la hora de generar juego, y aunque el dominio del esférico fue lucense, las ocasiones más claras de la primera mitad fueron para el cuadro alfarero, que se ordenó bien atrás y trató de morder arriba para recuperar el esférico cerca de la portería de Juan Carlos. Así, en un contragolpe, Albert Dorca adelantó al Alcorcón tras filtrarse entre la despistada zaga del Lugo y conectar un testarazo que envió el balón al fondo de la red.

Los de Julio Velázquez pudieron ampliar su ventaja poco después: hilvanaron un ataque fugaz y excepcionalmente dirigido, pero Mateo García disparó demasiado cruzado. Poco a poco el Lugo comenzó a espabilar, primero con un tiro lejano de Jaime Romero repelido por Casto y luego con un disparo de Chuli enviado a córner por el cancerbero visitante.

Final del partido. | Foto: La Liga.

En la segunda mitad, la presumible reacción lucense se hizo de esperar. De hecho, fue de nuevo el Alcorcón el que pudo aumentar su renta en un saque de esquina, pero Juan Carlos intervino con seguridad y mantuvo al Lugo en el partido. En vistas de que el partido requería modificar algo, Francisco sustituyó a Iriome y Azeez, ambos muy discretos, para dar entrada a Mario Barco y Carlos Pita y cambiar el esquema a un 4-4-2. Con el coruñés a los mandos, el de Estella como referencia ofensiva y el atardecer tiñendo el cielo lucense de azul marino, los albivermellos consiguieron asentarse en campo del Alcorcón con mayor frecuencia. Algo más tarde, Francisco introdujo a Nico Albarracín para dar amplitud e impedir que el juego ofensivo se estancase en la zona central, bien ocupada por la zaga madrileña. De este modo, las llegadas comenzaron a acumularse —excelente despliegue físico de Leuko y Kravets en ambas bandas— y en el sistema defensivo alcorconero empezaron a aparecer varias fisuras. Avisó Pita con un lanzamiento de falta que se estrelló en el larguero, y poco después, a falta de un cuarto de hora, llegaría la igualada. Leuko encaró en su carril, peleó el balón con su par y consiguió sacar un centro que voló hasta Albarracín, quien lo empaló de primeras y batió a Casto, anotando su primer tanto con la camiseta del Lugo.

La dinámica del partido había inclinado el campo irremisiblemente, y el Lugo continuó empujando en busca de la remontada. La sensación de superioridad era palpable, pero el tiempo escaseaba y el Alcorcón optó por atrincherarse en su área para defender el punto que tenía en el bolsillo. Sin embargo, la perseverancia albivermella encontró premio: Campillo puso un centro medido desde tres cuartos de campo y Mario Barco le ganó la posición a su marcador, imprimió fuerza al balón y lo alojó en la portería, anotando su quinto tanto de la temporada y dándole otra victoria de épica a un Lugo que está acostumbrando a su afición a finales de éxtasis.

Pase lo que pase este domingo, los de Francisco cerrarán la jornada a dos puntos de los puestos de promoción de ascenso, y a tres de la cifra de cincuenta puntos que asegura, hipotéticamente, la permanencia.

Foto principal: La Liga.

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