Crónica

Aladino y la lámpara de Francisco

por Javier Folgueira Lozano 24 marzo, 2018
Jafar y el genio de la lámpara

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Tiempo de lectura: 7 minutos

No sé el número exacto de cuentos que tiene el libro de las mil y una noches (que por cierto, tras escribir este artículo creo que me voy a poner a leer en cuanto acabe el libro que tengo entre manos, porque acabo de caer en la cuenta de que es una vergüenza no haberlo leído a estas alturas de mi vida), pero sí sé que los tres más conocidos podrían servirme como base para la crónica del Lugo – Valladolid de esta tarde: Simbad el Marino, por el aguacero que podría haber convertido en un mar el terreno de juego del Anxo Carro (por suerte, no fue así porque tenemos uno de los campos mejor cuidados de España), Ali Babá y los 40 ladrones (si habéis visto los encuentros con Granada, Córdoba y Valladolid, no se requieren mayores explicaciones) y Aladino y la lámpara mágica, por el que finalmente me he decantado.

Me viene a la cabeza el tema de Aladino, no por el protagonista de la historia, si no por el genio de la lámpara. Y es que hoy Francisco parecía el mismísimo genio que aparece al frotar la lámpara mágica. Estaba dispuesto a conceder deseos a todos los aficionados del CD Lugo solo con pedirlos.

Primer deseo concedido: Albarracín y Barco eran de la partida

El primer deseo era la alineación de partida. Tras el desastroso primer tiempo ante el Alcorcón, como ocurre siempre en esto del fútbol, había que buscar soluciones de emergencia, y en twitter, esa fuente inagotable de entrenadores verborreicos de salón, los dedos señalaban principalmente a Albarracín y Barco como las grandes soluciones que vendrían a salvar al equipo. Pues bien, primer deseo concedido: Albarracín y Barco eran de la partida.

Había un segundo deseo y era que el juego del equipo mejorase. Ha habido mucho debate esta semana con el tema de pitar o no al equipo. En mi opinión, al equipo no se le debe pitar nunca, pero por si algún despistado aún no se ha dado cuenta, en Lugo somos más de pitar al mal juego del equipo que a los malos resultados. En el estadio donde se cantaba aquello de “fútbol de salón” desde el fondo norte solo recuerdo una pitada relevante al equipo en los últimos años, y curiosamente fue también ante el Alcorcón por un empate a 0-0 en el último año de Setién. Ese día se silbó por obligarnos a presenciar un partido infumable, no por perder ni por estar en contra del equipo. Pues bien, también el segundo deseo nos fue concedido: el juego del Lugo en el encuentro de hoy ha sido, en mi opinión, sencillamente soberbio.

El dominio del mediocampo fue absoluto por parte de Pita y Seoane; Albarracín, Barco e Iriome llevaban peligro al área constantemente y la defensa estaba impecable, con Josete y Bernardo secando al pichichi de la categoría y Leuko y Luis Ruiz jugando un gran encuentro en ambas bandas (impresionante la mejoría del camerunés ahora que dispone de cierta continuidad).

4-1 en ocasiones al descanso y la sensación de que tarde o temprano se rompería el cántaro de tanto ir a la fuente.

La única pega: la puntería. Parece increíble que con el desfile de ocasiones ante la puerta de un Masip que realizó hoy un gran partido, ninguna de ellas terminase en el fondo de las mallas. Era un día de esos que sabes que el balón no quiere entrar. Nos fuimos con un 4-1 en ocasiones al descanso y la sensación de que tarde o temprano se rompería el cántaro de tanto ir a la fuente.

Pero en todo cuento o historia tiene que aparecer el personaje malvado. En este caso, el papel de Jafar le tocó, una vez más al colegiado del encuentro.

Jafar y el genio de la lámpara

El colegiado, advirtiendo a Francisco por protestar desde el banquillo

Vamos a dejar este punto claro: en mi opinión, las dos tarjetas a Luis Ruiz son justas y el árbitro anula un gol legal al Valladolid, pero cuando acaba el partido y ambas aficiones tienen la sensación de que les han robado, es que el árbitro no ha estado precisamente bien. Si bien la expulsión de Luis Ruiz puede entenderse, lo que resulta incomprensible para un aficionado del CD Lugo es que una entrada prácticamente idéntica de Borja a Jaime Romero instantes antes quede sin amarilla (merecida no solo por esa en concreto, si no por la reiteración en las faltas) y en cambio el lateral onubense se lleve dos amarillas en dos faltas. Un criterio claramente desigual en favor de uno de los equipos, algo que trató de compensar, como suelen hacer los malos árbitros, sacando amarillas a los pucelanos hasta por respirar en los últimos minutos y anulando un gol aún no está muy claro por qué motivo que pudo suponer la derrota (totalmente inmerecida) de los de Francisco. Por desgracia para Cuadra Fernández, el regalar un punto a los de Francisco no arregla que claramente aplicase distinto baremo para ambos equipos. Tal vez pretendía pasar factura por dejar en evidencia dos veces la ineptitud de su colega Arcediano ante el comité de disciplina.

La ocasión más clara del partido la tuvo el Lugo en los últimos instantes

Pasó el Valladolid, como no podía ser de otra forma, a dominar el encuentro, aunque sin ocasiones claras a partir de la expulsión y pasó el Anxo Carro a pedir como tercer deseo el no sucumbir ante el equipo vallisoletano, algo que se cumplió gracias en este caso a tres personajes de nuestra historia: Cuadra Fernández con el citado gol anulado en las postrimerías del encuentro, Francisco por un hábil ajuste táctico metiendo a Pita de central y a Josete de lateral izquierdo en los últimos minutos con uno menos y Luis César, que como ya advertía Ángel Velasco en su previa y bien sabemos por estos lares, es tan de ideas fijas que no es capaz de adaptar el juego de su equipo para lograr una presión eficaz sobre el área rival en los últimos minutos del encuentro. Todo lo contrario que un Francisco que le superó por completo tácticamente y no solo fue valiente con la alineación inicial, si no también manteniendo la cara al encuentro con unos menos, hasta el punto de que la ocasión más clara del partido la tuvo el Lugo en los últimos instantes, con un despeje bajo palos tras una jugada embarullada que remató Romero, pero Francisco, el genio de la lámpara, ya había concedido sus tres deseos y el de llevarnos los tres puntos del partido ya no pudo cumplirse.

LAS PUNTUACIONES

· Juan Carlos: 7. Buena actuación, en su línea habitual. Atento en las salidas y concentrado en las pocas ocasiones en las que tuvo que intervenir.

· Leuko: 7. Sigue alardeando de un muy buen estado de forma y ganando en confianza con cada encuentro. Con su trabajo ha cambiado los pitos de la grada en aplausos.

· Bernardo: 8. Secó a la perfección y sin cometer faltas al pichichi de la categoría. Ganó todos los duelos aéreos con Mata, algo extremadamente difícil.

· Josete: 8. Además de colaborar con Bernardo en el “secado” de Mata, cumplió bien en la banda izquierda cuando nos quedamos con 10.

· Luis Ruiz: 6. Le bajan bastante la nota esas dos entradas “a lo loco” que le costaron la expulsión, pero por lo demás, hizo un gran encuentro. Le sigue faltando ese puntito de calidad en los centros para quitarle el sitio en los corazones lugoslavos a Kravets.

· Seoane: 7. Entre él y Pita, anularon por completo el centro del campo pucelano.

· Pita: 8. Imponente, en plan “mariscal”, tanto en el centro del campo como en su función de “central de emergencia”. Me alegra mucho que siga haciéndome tragar mis críticas de encuentros anteriores.

· Iriome: 7. Buen partido, aunque un golpe en la primera parte le mermó algo físicamente.

· Albarracín: 8. No fue una sorpresa agradable porque visto su nivel cuando sale desde el banquillo, no sorprende que rinda bien de titular. Muy participativo, poniendo buenos centros y ayudando en defensa. Gran partido del uruguayo.

· Campillo: 7. En mi opinión, es de largo el de más calidad de todo el equipo y de los mejores en sacrificio, pero esa obsesión por poner el pase más complicado en todo momento le hace cometer pérdidas muy peligrosas. Si no fuese por eso, su partido habría sido de 10.

· Mario Barco: 9. Se vació totalmente en la presión en ataque y en defensa, incluso cuando era evidente que ya no podía más. Solo por eso, ya merecería una notaza, pero además es capaz de aguantar el balón cada vez que le llega y de crear ocasiones casi desde 0. Se llevó merecidamente la mayor ovación de la tarde.

· Jaime Romero: 7. Llevó peligro y creó las ocasiones de mayor peligro en el tiempo que estuvo en el campo.

· Azeez: 6. Entró al final para asegurar el resultado y apenas tocó el balón, pero lo poco que hizo fue con buen criterio.

· Chuli: 5. Sigue decepcionando. Hacia el final del encuentro, entendió que había que presionar al rival, pero parecía reacio a ello nada más entrar. Sigue sin estar “conectado” del todo al equipo.

· Francisco: 10. Perfecto, tanto en la alineación como en los cambios y la táctica tras la expulsión. Por algo es el genio de la lámpara en esta crónica.

Una pequeña nota al pie: como son cedidos supongo que nadie se lo habrá explicado, así que alguien debería decirle a Chuli y Jaime que en el Anxo Carro al terminar el partido el equipo saluda desde el centro del campo, ne se marcha directo a vestuarios. A lo mejor parece una tontería, pero tras casi una década (o más, no llevo la cuenta) haciéndolo, es un bonito detalle que a los pocos aficionados que nos quedamos a aplaudir al final del partido nos anima a apoyar más al equipo. Y ya puestos, tampoco estaría de más que se quedase más gente a ese aplauso final. Al menos en días como hoy en que los jugadores se lo merecen.

Ficha técnica:

CD Lugo: Juan Carlos; Leuko, Bernardo, Josete, Luis Ruiz; Pita, Seoane; Campillo, Iriome (Jaime Romero, min 62), Albarracín (Azeez, min. 73); y Barco (Chuli, min. 82).

Real Valladolid: Masip; Javi Moyano, Calero, Antoñito, Kiko Olivas; Borja Fernández, Luismi (Toni Martínez, min 73); Míchel, Óscar Plano (Chris Ramos, min 82), Ontiveros (Hervías, min 62); Mata.

Marcador: 0-0

Árbitro: Cuadra Fernández. Mostró amarillas a Luis Ruiz (expulsado por doble amarilla en el 66′), Borja Fernández, Mata, Toni Martínez y Hervías.

Incidencias: partido correspondiente a la 32ª jornada de la Liga 123. Disputado en el Anxo Carro ante unos 3.600 espectadores.

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