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El Lugo de Schrödinger revive en Lorca

por Denís Iglesias 18 noviembre, 2017
Tiempo de lectura: 6 minutos

Seguro que tendrías mejores planes para un sábado por la tarde que ver un Lorca-Lugo. Si no has visto el partido este relato te servirá para recrearte sobre un duelo inédito, pero igual de tosco que muchos. De esos que el CD Lugo solía perder en los instantes finales o que, atenazado por las bajas, perdía la cabeza. Si, como deberías, lo has visto, te habrás quedado tan satisfecho como cuando te levantas después de una noche loca y no tienes resaca. O como cuando meas por dentro a oscuras. Quizás, también, las sensaciones te recordarán a cuando aparcas a la primera. O tu perro te hace caso sin rechistar. Pequeñas batallas en las que uno vence al tedio sin mayor argumento que la suerte o la insistencia. Victorias que sirven para acercarse al reclamo inicial de la permanencia, sintiendo cada vez más los latidos de unos playoffs o algo parecido. 

El CD Lugo consiguió asaltar el Francisco Artés Carrasco con goles de Mario Barco y Fede Vico, que paliaron el desgraciado tanto en propia de Fernando Seoane. Un estadio con nombre de torero que presionó durante todo el partido con sus silbidos. Esta música de viento vino acompañada de continuos golpes por parte de los equipos. El Lorca se empleó con dureza y pensó que a base de topetazos podría vencer a un equipo mermado por las bajas. La técnica, en principio, digna de Iván Pávlov (ese del ensayo-error, el de los calambrazos a los ratones), funcionó.

No fue el mejor día de Seoane, pero hasta los iconos tiemblan | Foto: LaLiga 123.

No fue el mejor día de Seoane, pero hasta los iconos tiemblan | Foto: LaLiga 123.

El conjunto visitante se adhirió a la espesura que proclamó a los cuatro vientos el ejército de Curro Torres. Pero este año existe algo diferente. Un gen competitivo, una conjunción de factores astrales o simplemente un premio a la regularidad que le permite sacar adelante al Lugo este tipo de partidos. Lo definió a la perfección Iriome en su cuenta de Twitter: “Este equipo frente a las adversidades sigue trabajando como el primer día y eso es de admirar”.

El balón estuvo más parado que en juego durante un partido espeso

Si uno quiere repasar el partido en los minuto a minuto que hacen los diferentes medios verá que casi cada enunciado comienza por ‘falta’. En la previa al duelo, las principales cabeceras lo vendieron como un pacto entre caballeros, acostumbrados al juego de toque y que, sin duda, se disputarían el balón. El esférico estuvo más parado que en juego. La única manera de mover el resultado estaba clara: un detalle puntual o un fallo del rival, dos caminos por los que se caracterizan los partidos de esta categoría.

Barco, marino mercante

El CD Lugo dio primero por medio de Mario Barco, que con poco más de cien minutos a sus espaldas ha sido capaz de anotar dos goles. Anotó con un remate de primeras que llegó tras un entuerto de Azeez con un rival, que ni le dio al balón ni le quiso dejar de dar. Da igual cómo venga el cuero, porque el de Estella es capaz de rematar hasta una nevera. La consigna ofensiva durante gran parte del encuentro fue esa: lanzar balones con cualquier tipo de ángulo para que el ‘9’ del Lugo intentara rematarlos. Fue una táctica muy difícil de ejecutar para un Barco que se sintió sólo pero que bregó cada balón como si fuera el último. A pesar de su corta edad actúa como un lobo de mar que aunque lleve tiempo sin navegar, sabe a la perfección donde se cruzan los mares y las asistencias. 

El gol de propia en Seoane es un tanto que le duele a cualquier aficionado rojiblanco

El mérito de desenfangar un partido así fue supino. También lo fue el error en el despeje de Seoane pocos minutos después. El mediocentro de Tapia (Ames), sin ningún rival delante, golpeó el balón con un efecto que se convirtió en el tanto más impresionante que ha encajado Juan Carlos esta temporada. Seamos sinceros, ninguno en la sala rojiblanca se siente capaz de criticar al ‘8’ del CD Lugo, el mejor jugador de la historia reciente del club. Su gol de propia nos duele a todos. Seoane volvió a formar en el doble pivote con Pita, una dupla que ha dado muchas tardes de gloria a los aficionados lucenses, pero que a estas alturas se encuentra descompensada.

El káiser, brújula del equipo durante tantos años, ofreció una actuación sin ritmo, con pases fallidos y que obligó al propio Seoane a emplearse más de lo debido en defensa. El jabalí se había acostumbrado este año a convivir con una bestia llamada Azeez. Juntos conforman el ancla del actual CD Lugo. El nigeriano jugó de inicio más adelantado y la estructura del equipo se descompensó. No por ello debe darse por perdida la opción de Pita. Lo que está claro que sus atributos no son los que eran y deberá ejercer un papel secundario.

Vivo y muerto a la vez

La escuadra de Francisco entró tras el empate en una tesitura muy parecida a la que plantea el Gato de Schrödinger. Para quien no lo conozca, este experimento, desarrollado por el físico austriaco que le da nombre, involucra a un felino en una caja. En el recipiente, además del animal, hay un átomo radiactivo, un contador Geiger y una ampolla de cianuro cuyo contenido cae en un cubo con ácido cada vez que el contador detecta partículas radiactivas. Si se emite la partícula, el detector romperá la ampolla y el gato morirá. Si no se emite, la ampolla seguirá intacta y el gato vivirá. La probabilidad de que el gato permanezca con vida es del 50%.

Sólo abriendo la caja se podría saber cómo está el animal, mientras tanto el gato está “vivo y muerto a la vez” (explica un fenómeno esencial de la física cuántica, que puedes ver mejor en el vídeo), como este Lugo, capaz de transitar como un zombie en algunas fases del partido pero de asestar el mordisco definitivo cuando nadie lo espera. Con aptitudes para vencer a la ciencia y contradecir sus reglas. El poder para anteponerse a las adversidades de este núcleo terco quedó latente en la segunda mitad. El Lorca volvió a emplearse con dureza, sacando los codos en cada salto. El Lugo aguantó el tira y afloja lícito. Y esperó. Esperó hasta que una centro-paradoja de Fede Vico se coló por delante de todos. Manso, desde la banda derecha, sorprendió a los delanteros. También a los defensas. Y hasta al meta Dorronsoro, que intentó paliar el desajuste de reflejos subiendo en las últimas jugadas a rematar.

El del Lugo es fútbol al servicio de la entrega, suficiente para alterar a los científicos que afirman que una u otra fórmula son correctas. Francisco tiró de puro amarre en este encuentro, sellando todos los huecos con defensas al dar entrada a Leuko y Josete. En partidos anteriores el éxito se forjó en los cambios hombre-por-hombre. Este Lugo es un ciclón. Dominante si ha de serlo. Este Lugo es un cocodrilo. Paciente si ha de serlo. Pero siempre con la mirada fijada en el rival. Y mientras tanto, brinden.

Las puntuaciones, por Javi Folgueira

Juan Carlos, 7. El poco trabajo que le llega lo resuelve siempre bien. No falla con los pies y con las manos asegura el balón. Cosa rara en estos tiempos.

Campabadal, 6. No ha sido su mejor partido, pero apenas contó con ayudas.

Bernardo, 6. Solo por aguantar la “paliza” de Apeh yamerece el aprobado.

Miquel, 6. Sigue arriesgando mucho en el corte, pero evitó que el Lorca dispusiera de ocasiones claras.

Luis Ruiz, 6. Partido serio y con alguna llegada en ataque.

Pita, 3. Con él en el pivote el equipo perdió solidez atrás y no ganó distribución de juego. Acusó la falta de ritmo.

Seoane, 5. Con Pita al lado parecía el del año pasado, inseguro y desbordado. Con su nueva pareja Azeez volvió a ser el de este año.

Azeez, 6. En la mediapunta se le vio perdido. En su posición habitual de pivote, mejoró la distribución de juego del equipo.

Fede Vico, 5. El gol le salva el aprobado. Como al resto del equipo le faltó claridad en ataque.

Herrera, 7. El MVP del Lugo. Igual de carente de ideas en ataque que el resto, pero al menos supo suplirlo con muchísimo trabajo. Bregó constantemente con los defensas.

Barco, 6. Hizo lo que tiene que hacer un 9: 1 ocasión, 1 gol. No tiene más nota porque el equipo no fue capaz de crear ocasiones para él, a pesar de que tiró constantes desmarques.

Iriome, 6. Al menos dio amplitud al equipo y creó ocasiones.

Josete y Leuko, sin valorar. No dispusieron de tiempo para ser valorados.

Francisco, 7. A pesar del planteamiento al que le obligaron las lesiones, supo corregir a tiempo con el primer cambio.

Esto, suponiendo que los dos últimos cambios, excesivamente defensivos, se debieron a las circunstancias de la ausencia de opciones de ataque.

Campillo, 8. Vale, no jugó, pero como soy de los primeros en criticarle cuando no rinde, me toca reconocer que cuando no está se le echa MUCHO de menos.

Foto principal: LaLiga. 

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