Por Hugo Piña (@hugopia24), director de contenidos en 5maseldescuento.es
En el verano de la temporada 2011/12 llegó un desconocido Víctor Moreno Soler a la secretaría técnica del Albacete Balompié. Como analista de partidos, rivales y jugadores, Moreno acompañó a Eloy Jiménez, el secretario técnico de por entonces que llamó a la puerta del conquense para comenzar una andadura que se ha mantenido por seis temporadas.
Resaltar que Eloy Jiménez, actual entrenador del Mérida llegó de la mano de Antonio Gómez, mánager general de aquel Albacete Balompié que, más de veinte temporadas después, regresaba a Segunda División B. El ahora segundo entrenador del Newcastle (y mano derecha de Rafael Benítez en Liverpool, Nápoles y Real Madrid) comenzó a ver en Víctor Moreno a esa persona responsable, pausada y conocedora de la categoría, más si cabe cuando, meses después de la llegada de Eloy a la disciplina del Albacete, se marcharía por desavenencias. Para entonces, Víctor se convertiría en la sombra del manager general Antonio Gómez, comenzando así su andadura como secretario técnico en un club en el que los fichajes, sin embargo, los hacía otro.
Luis César apareció en el Albacete sin saber cómo ni por qué, pero de mano de Víctor Moreno
Y así transcurrió la siguiente temporada y media, donde el Albacete seguía en la división de bronce y donde, en marzo de 2013 y tras los malos resultados, Antonio Gómez era despedido del club. Para entonces, lo importante desde la secretaría técnica, que lideraba -ahora sí- Víctor Moreno, era la búsqueda de un entrenador del gusto de la junta directiva. Y ahí, sin saber cómo ni por qué, apareció un tal Luis César Sampedro, quien terminaría firmando por el Albacete hasta final de temporada. Plantilla hecha y algunos problemas de impagos que llevaron, desde marzo hasta junio, al equipo de la octava a la tercera plaza de aquel grupo cuarto. El Real Oviedo fue el verdugo de los manchegos en aquellos playoffs.
El verano más largo que se ha vivido en Albacete
En ese momento, Sampedro se marchó “a pescar a su tierra” como bien aludía siempre en sus entretenidas ruedas de prensa. Golpe duro el que había recibido el Albacete por entonces con su segundo intento de ascenso a los playoffs frustrado, y que mantenía entre la directiva ciertas dudas a la hora de continuar. Eso transformó, aquel verano, en uno de los casos más desproporcionados que jamás haya vivido un aficionado al fútbol en Albacete, con la búsqueda de un inversor en los meses de calor más acuciante y sin una cabeza visible en los despachos.


Víctor Moreno posando en la ciudad deportiva del Albacete | Foto: Hugo Piña – 5MáselDescuento.es
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Por no haber, no había ni balones para el entrenamiento ni jugadores y ni por supuesto entrenador. Caos absoluto y trabajo en silencio de Víctor Moreno ‘por si acaso’. Finalmente, el club echó a andar semanas después, buscando un entrenador que fidelizara el trabajo anterior y supusiera la base del futuro, llegando nuevamente y por sorpresa, Luis César Sampedro en una calurosa tarde de julio. Víctor, que había hecho los deberes semanas atrás y en silencio, formó una plantilla en tiempo récord. Apenas veinte días le bastaron para atraer a toda una plantilla como Rubén Cruz (hoy en el Cádiz), Diego Benito (hoy en el Real Murcia), Dorronsoro (hoy en el Lorca) o César Díaz (hoy en el Racing de Santander).
Portu, Edu Ramos, Juan Carlos o Chumbi llegaron de mano de Víctor Moreno en tiempo récord
Los números de aquella temporada fueron tremendos. Récord de puntos en Segunda B con los 82 obtenidos y ascenso conseguido en la eliminatoria de campeones contra el Sestao River. De la nada, Víctor Moreno sacó a uno de los mejores equipos de fútbol que se recuerdan en la ciudad, argumentado siempre por la elocuencia y saber estar de un Luis César que poco a poco, día tras día acumulaba experiencia junto al conquense Víctor. De ahí nació algo más que una amistad que se prolongó después en el fútbol profesional y que mantuvo la temporada siguiente a los manchegos en Segunda A. Descubrimientos como Portu, Edu Ramos, Juan Carlos, Chumbi, Keko Gontán o Jasón son achacables únicamente a Víctor Moreno, que siempre ha tenido un gusto especial por los futbolistas del mediterráneo y que, junto a la táctica de Luis César en el Albacete consiguieron romper moldes.
Jona Mejía o Neuton Piccoli son las sombras del director deportivo en Albacete
Sin embargo, toda historia tiene su final, y esa llegó la temporada pasada, con el Albacete en Segunda A y con un Luis César Sampedro que hipotecó su estilo de juego, condenando de paso al equipo a los puestos bajos de la clasificación. Fue cesado por la junta directiva, como suele ocurrir en estos términos y el Albacete terminó haciendo el ridículo más absoluto, nuevamente. Los puntos negros de Víctor Moreno son esos, un descenso a Segunda B y la firma de jugadores repudiados en la ciudad como Jona Mejía o Neuton Piccoli, no jugando éste último un solo minuto desde que llegó al plantel en enero. Lastró y mucho la confianza de Moreno en el entorno albacetista, que veía en el director deportivo a una de las personas ‘culpables’ por el descenso al ‘infierno’.
Tras el descenso, Víctor Moreno presentó su dimisión al consejo de administración el pasado verano, si bien esta no fue aceptada y su máximo accionista, José Miguel Garrido le pidió que siguiera para la conformación de una plantilla en Segunda B. Y eso hizo, la actual plantilla y la formación de un nuevo cuerpo técnico se le debe achacar nuevamente a él, un Víctor Moreno que ahora llegará al Lugo de Luis César Sampedro para (intentar) seguir rompiendo moldes en una categoría que espera, pueda reconocer tanto como la Segunda B. Se espera por tanto que en Lugo siga siendo ese hombre comedido ante la prensa, trabajador en los despachos y responsable con la parte técnica que tanto le gusta a una persona que deja grandes amigos en la ciudad de Albacete, esa en la que comenzó a forjar su etapa al más alto nivel como profesional en el mundo del fútbol.