No pretendo hablaros de tácticas ni estilos de juego, porque eso se lo dejo a los que entienden.
Yo quiero hablaros de personas, de jugadores, de un equipo que enamora cada fin de semana a las gradas del Anxo Carro.
Un equipo que lucha, incansable, hasta el pitido final y que hace que merezca la pena quedarse sin voz en la grada, saltar del asiento en cada gol, o lamentar cada tiro a puerta fallido. Un equipo que hace que te emociones, que vivas cada minuto de los encuentros, que te muerdas las uñas en los minutos finales, un equipo que hace soñar, y eso señores, no lo consigue cualquiera.


Joselu, pieza clava en el Lugo. | Foto: LaLiga.
Empezando por José Juan, ídolo de masas; un Ignasi Miquel incansable; la barrera de Marcelo; Leuko y su potencia; la templanza de Carlos Hernández; la pasión de Jordi Calavera; la maestría de Seoane; la experiencia de Pita; Sergio Gil y sus ganas; la magia pura de Campillo; Manu (Manu, siempre será Manu); Fede y su aire fresco; Damià y sus buenas sensaciones; Iriome el grande; el arte de Caballero y Joselu… ¡qué decir de Joselu!, sus goles, su lucha, su magestuosidad… Y el resto de jugadores (Yelko, Dealbert, Igor, Maxi Rolón, Carmona, Kravets, Roberto, Cacharrón, Perea…) que aportan su miga de pan a este colectivo y aprovechan los minutos disponibles para demostrar su valía.
Juntos forman un conjunto que se complementa a la perfección y que nos hace disfrutar de nuestra pasión, el fútbol.
Todo ello, unido a una afición que apoya, que anima y que empuja en cada partido, hacen que cada encuentro se cree un tándem perfecto equipo-afición, que puede con todo.
Forza Lugo, siempre.
Por: Leila Fernández (socia y aficionada del Club Deportivo Lugo).
Foto principal: LaLiga.