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Y se hizo la luz

por Lugoslavia 19 marzo, 2017
Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras cinco partidos de sequía victoriosa, al final del túnel, un Lugo a punto de descarrillar maniató al final a un colista. El Mirandés se fue de vacío del Anxo Carro en lo que fue una victoria balsámica con todas las de la ley. Demasiadas veces se usan estos tópicos en el periodismo deportivo, pero este triunfo es una definición canónica de lo que supuso un 2-1 taquicárdico, donde la meta rojiblanca volvió a ser perforada, como en las últimas seis jornadas.

Hacía tiempo que no sentía semejante nudo en el estómago antes de un partido. Hubiera prefiro desayuna Ibuprofeno ante el ardor que me producía otra visita de un equipo necesitado. Las mordeduras de Nàstic o Almería preveían el peor de los escenarios posibles. Y lo fue, por lo menos en una primera parte agotadora, que se pareció a una tarta Contesa. Poste obligado, conocido, pero al que hay que echarle whisky para darle algo de sentido.

El Mirandés, al que el calendario se le ha caído encima de las narices tras este sábado, dominó tácticamente al conjunto de Luis César. Los locales son una pareja de baile conocida al dedillo por cualquier equipo de la categoría. Con presión alta, el CD Lugo entra en la función de ‘administrador de tareas’. Y no vale el ctrl-alt-supr. Esta lleva siendo la dinámica desde diciembre, un ritmo venenoso que, esta vez, por suerte, no se tradujo en un contrasentid goleador.

Los locales sobrevivieron, como hasta ahora, por obra y gracia de la técnica, un apartado en el que son superiores a la gran mayoría de los contricantes. Válido pero insuficiente en una competición tan larga y cambiante. Las primeras ocasiones llegaron por la banda de Calavera, que remontó el vuelo tras varias apariciones llenas de congoja. Subió enteros con un gol que alejó fantasmas, tras una serie de coberturas dubitativas, donde el contador de revoluciones estuvo más bajo de lo habitual.

Roberto ante las circunstancias

El Lugo no fue dominador y Roberto tuvo que aparecer en varias ocasiones para frenar los intentos de jugadores como Pedro Martín. El meta chantadino reaccionó con seguridad. En la banda sonora del Anxo Carro, el protagonista fue otro: José Juan, al que diferentes fuentes ponen fuera del Lugo en la próxima temporada. Los hinchas más ruidosos reclamaron su renovación, bajo el trino de ídolo del Anfield. Esa fue toda la tensión competitiva de una primera parte en la que Campillo soltó un par de latigazos y poco más. Brillante con el balón y ausente sin él, una vez más.

La apatía generalizada mudó en la segunda mitad, en la que Iriome tuvo que retirarse tras una torcedura de tobillo. La famélica legión rojiblanca tomó oxígeno con el tanto de Calavera nada más empezar la segunda mitad. El alivio resultó parte de un artefacto ofensivo, marca de la casa, que comenzó con una gran internada de Leuko, continuó con una dejada de Caballero y terminó con un disparo a bocajarro, preciso, del zaguero. En ese momento, el Lugo recuperó la gravedad, justo cuando el aliento del abismo le creaba sinusitis.

Los goles de la escuadra amurallada llevan gas mostaza. O no explica que en vez de ser un estímulo se conviertan en una chincheta en el zapato. Acto seguido al 1-0, el Mirandés estuvo a punto de hacer la igualada, por medio de Néstor Salinas, cuyo remate a la salida de un córner terminó en el palo. La sangre volvía a estar en la orilla del río. Se derramó con otro remate de Mesa a bocajarro que convirtió en realidad la aparente falsa de excusa de “no hay rival pequeño”.

Con una hora de juego consumida, Joselu pareció marcar el gol de la tranquilidad, tras una asistencia inteligente y compañerista de Sergio Gil. Nada más lejos de la realidad, Luis César acabó con tres delanteros en el campo, al propiciar el debut de Maxi Rolón, y mirando su reloj tras el gol de Urko Vera. El delantero del Mirandés recortó distancias en ese lapsus al que el Lugo le entra el delirium tremens, entre el 80 y el 90. Por suerte, esta vez el suspense tuvo un saldo positivo.

Domingo para arengarse, para intentar ver el final del campeonato como algo estimulante. Para entender las carencias tácticas. Para subirse a la parra y figurar una victoria ante un Getafe que llega con dudas. Para, en definitiva, volver a sentir el orgullo de disfrutar de Segunda. Con el alivio de haber sacado tres puntos que son como el vernies del infartado. Y que dure…

Ficha técnica

CD Lugo: Roberto; Jordi Calavera, Miquel, Djaló, Leuko; Iriome (Fede Vico, min.46), Soeane (Damià Sabater, min.62), Sergio Gil, Campillo (Maxi Rolón, min.85); Joselu y Pablo Caballero.

Mirandés: Sergio Pérez; Quintanilla, Fran Cruz, Aurtenetxe; Néstor, Rúper, Javi Hervás, Maikel Mesa; Guarrotxena (Sangalli, min.67), Pedro (Urko Vera, min.57) y Álex García (Bustos, min.57).

Marcador: 1-0, min.48: Jordi Calavera. 2-0, min.61: Joselu. 2-1, min.88: Urko Vera.

Árbitro: Ais Reig, del colegio valenciano. Mostró amarilla a Seoane (min.17) y Sergio Gil (min.70) por parte del CD Lugo.

Incidencias: partido correspondiente a la trigésima jornada de Segunda División en el Anxo Carro ante 3.800 aficionados.

 

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