El futuro es tuyo. Juegues donde juegues, vayas donde vayas. Tienes la oportunidad y el talento de hacer carrera al primer nivel y, si la afición del CD Lugo es sensata y honrada (que lo es, cuando quiere), te aplaudirá siempre que toques un balón de fútbol, con la camiseta que sea.
Podrías haberte venido a pasar un año de beca Séneca entrenando un par de horas por las mañanas, jugar los domingos e irte sin pena ni gloria. Pero eso no va contigo. Decidiste hacerte con un hueco en el lateral derecho de un equipo del norte que no era el que tenías pensado, pero asumiste el reto desde el primer minuto, a pesar de llegar en calidad de cedido y sobre la bocina del mercado de fichajes. Todo lo que eres te honra.
Si la historia es justa, hablaremos de cómo animabas a la grada antes de cada partido, de cómo se te saltaron las lágrimas al marcar tu primer gol como albivermello o de quién fue el primero en venir a aplaudirnos en cada desplazamiento. Más capitán que un capitán, más soldado que cualquiera, compromiso y corazón puro. Trabajo desde la humildad, la que te enseñó esa familia que sigue por redes sociales lo que se dice de ti y se siente orgullosa. Tiene motivos.
Gracias por darlo todo por estos colores cuando ni siquiera nosotros tenemos fe y recordarnos que por gente como tu es por la que bajamos al campo y animamos a este equipo. Gracias por acordarte de que detrás de vosotros hay una afición que necesita cariño y un grito de guerra de vez en cuando, gracias por no venir a ser simplemente uno más.
Desde aquí vestiremos la camiseta del Eibar con tu nombre la próxima temporada y celebraremos tus éxitos porque en apenas unos meses te has convertido en uno de los nuestros, de eses que se quedan en la memoria y salen en las batallitas de los nostálgicos.
Gracias por todo. Gracias por tanto.
Un abrazo de la que será siempre tu afición.
El futuro es tuyo, Jordi Calavera.