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El Plan “B”

por Xabier Piñeiro Neira 2 noviembre, 2016
Tiempo de lectura: 3 minutos

Sin hacer demasiado ruido Luis César Sampedro ha conseguido algo casi impensable en Lugo desde la marcha de Quique Setién. Poco a poco, con trabajo y resultados, con corrección en las ruedas de prensa, con un saber estar y una presencia demoledoras, ha devuelto la normalidad al banquillo del Anxo Carro.

El arousano está convenciendo a la parroquia, que le deja trabajar, al menos de momento. Ya sabemos cómo funcionan las cosas por aquí. Pasamos del heroísmo al barro en cuestión de medias partes y sorbos de cerveza.

Viendo el partido contra el Reus en el bar, con la valentía que otorga la segunda caña, el todólogo bocazas que llevo dentro se atrevió a afirmar que Luis César peca de no tener un “plan B”, de saber reaccionar proponiendo alternativas cuando al equipo no le va bien. Dos sillas más allá, el señor Sande, con los ojos abiertos como platos se giró hacia mí y me silenció con un “No estoy de acuerdo” de esos que sabes que vienen con regalo, con una argumentación ante la que solo puedes callarte la boca y aprender.

Poco tardó Luis César en devolverme el bofetón. Unos minutos después cogió al equipo, lo echó a la papelera de reciclaje y comenzó a dibujarlo de nuevo. Ante la presión infernal del Reus, amplitud. “Aprovechando” la lesión de Manu, Calavera a la izquierda, Iriome de carrilero y defensa de 3 con uno de los mediocentros incrustados entre centrales. Reinvención que a punto estuvo de servir para remontar un partido imposible.

Contra el Cádiz la situación fue distinta. Los cambios surgieron de inicio, posiblemente provocados por la inmediatez de las dos últimas derrotas, que dieron lugar a la entrada de Sergio Gil por Campillo y de un Carmona que destacó en Reus en los pocos minutos con los que contó. Un extremo zurdo por la derecha, espacios para Calavera mientras

Carmona el día de su debut en Sarria

Carmona el día de su debut en Sarria

Carmona intenta sorprender con diagonales y cayendo al centro, ocupando la franja de terreno que pertenece a Campillo por derecho propio. Sergio Gil más retrasado. Un centro del campo más poblado para tener más balón. Al zaragozano no le salieron las cosas. Se sintió desubicado, en tierra de nadie, y le pudo la presión de la primera titularidad. Algún sector de la grada ya le puso la soga al cuello.

3 derrotas pero un hombre en el banquillo que intenta cambiar las cosas con las piezas que tiene. Si son las adecuadas o no, si la plantilla está bien confeccionada o no, ese es otro debate. Al mando tenemos a un estudioso de las situaciones y de los rivales, un trabajador incansable al que le podrán salir o no las cosas, pero que no va a ser por falta de ideas e intensidad.

Dudar de Luis César sería un error. La juventud de la plantilla, las lesiones de gente importante y la falta de polivalencia en las piezas de recambio son un hándicap difícil de salvar. Pero a veces se nos olvida que delante tenemos rivales. En estas 3 últimas derrotas no se puede decir que el Lugo haya jugado mal, ni mucho menos. La Segunda División tiene estas cosas. Partidos trabados, equipos que presionan y ayudan durante noventa minutos y aprovechan el fallo del rival.

Hay cosas por pulir, errores de bulto, pero la confianza en el entrenador debería ser plena a estas alturas.

(Foto Principal: As)

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