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#NiUnVotoATebas

por Daniel Martínez Baniela 4 octubre, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

El “Tebas, vete ya” es un canto común que atruena cada fin de semana en los estadios de los equipos profesionales de fútbol (esto es, Primera y Segunda División) con una puntualidad cuasi de reloj suizo. Aquí no hay colores, ni ideologías, ni corrientes. Da igual un Indar Gorri que un Ligallo, un valencianista que un deportivista, un aficionado moderado, de esos que van con almohadilla y bolsa de pipas, a un ultra afónico de tanto cantar. Tebas no gusta a nadie. Nadie lo quiere, nadie lo aprecia y nadie le votaría en el planeta fútbol que contiene esos cuarenta y dos planetas que componen los equipos de élite patrios. Nadie, excepto sus dirigentes.

Aquí hay que hacer una aclaración, pues llama a veces a engaño, o a equivocación, el concepto de Liga de Fútbol Profesional. Quizás por analogía con la Federación Española de Fútbol (Real, para los monárquicos), hay quien cree que la LFP está compuesta por una serie de personas ajenas a los clubes que dirigen los asuntos comunes de los mismos. No. La LFP está compuesta por los clubes de Primera y de Segunda, y eligen entre ellos a su presidente. Desterremos, por tanto, la idea de que Tebas está ahí puesto por saben los dioses que arcanos y misteriosos poderes. Están puestos por los clubes. Por sus presidentes. Que quede claro.

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Así pues, a Tebas lo han puesto nuestros presidentes (los de los clubes) y lo reelegirán nuestros presidentes. En nuestro caso, Saqués, pero vale lo mismo para Tino González, Mouriño, Enrique Cerezo, Bartomeu, Presa… La inmensa mayoría, 37 de 42 clubes. Cabe nombrar con honor a los cinco que no lo han apoyado: Real Madrid, Elche, Real Oviedo, Éibar y Athletic de Bilbao. Entonces, cabe preguntarse: si Tebas es odiado en las 42 gradas de los 42 campos de Primera y de Segunda, ¿Cómo puede sacar semejante apoyo a la hora de buscar avales?

Sencillo. El modelo de Liga que Tebas quiere es el modelo de negocio que gusta a los dueños de los clubes, y que se resume en “todo para el fútbol, pero sin el fútbol”. La enumeración es larga pero ya recitada de memoria: horarios infames, persecución parapolicial al aficionado que no se comporte como un sujeto inane, multas a todo aquello que “empañe” la buena imagen del “producto”, caos televisivo sin precedentes, especialmente en Segunda, y “mobbing” al aficionado de toda la vida en beneficio de mercados emergentes que no sienten los colores pero compran camisetas y pay per view. En resumen, el triunfo del dinero ante la pasión del juego.

Es especialmente sangrante que el Lugo, club modestísimo donde los haya, apoye y avale a Tebas y su política de persecución al abonado, al aficionado, al siareiro. Es increíble que se avale al culpable de que sea casi imposible ver un partido completo del Lugo fuera de casa y, si lo consigues, sea a costa de buscar por todos los vericuetos el canal donde lo televisan. Es increíble que se avale al culpable de que veamos partidos en el Anxo Carro a las cuatro de la tarde, en plena ola de calor, y a las nueve de la noche de un domingo de invierno, como ocurrió ya la temporada pasada y hace dos, mientras que se pide al aficionado que haga un esfuerzo para que baje al campo. Es increíble que se doble la cerviz ante el que te va a multar como no llenes Preferencia por la peregrina razón de que “no da bien en cámara”. Es increíble que se apoye al que maltrata a tus aficionados, a tus abonados, a tus pequeños accionistas, persiguiendo cada exabrupto como si fuese la Inquisición con un blasfemo, o prohíba banderas que ni son ilegales ni llaman al odio ni a ningún tipo de confrontación, solo por el hecho de que “no son estéticas” o son “políticas”, cuando mil veces los miembros de seguridad que ponen pegas ni siquiera saben el porqué. Es increíble, en definitiva, que se apoye al Presidente de la LFP que se está cargando el tejido más básico de cualquier club de fútbol, su afición. Si, los dioses no lo quieran, el Lugo bajase a Segunda B, ¿quién estaría a su lado, Tebas o la afición albivermella? Piense en esto, señor Saqués.

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No obstante, claro que hay razones para que los dirigentes del fútbol, de “su fútbol”, quieran a Tebas, un individuo que dejó su marca en equipos como el Alavés de Piterman o el Badajoz de Tinelli, que acabó desapareciendo. Tebas promete más pasta por televisión, más ingresos atípicos, ampliar mercados, universalizar la Liga… ¿Le importa mucho al aficionado del Lugo de Begonte que los chinos nos vean? Me temo que no, pero la pasta es la pasta, y en estos casos, entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero para los dirigentes.

Algún día, de seguir la política que Tebas impone a macharmatillo y a golpe de multas, los estadios estarán vacíos del todo, los niños preferirán el baloncesto, el tenis, el balonmano o lo que sea que les permita ver un espectáculo fresco a un precio asequible y sin horarios infames. Algún día el futbol dejará de interesar, y ya no será rentable. Algún día los aficionados nos cansaremos y los dirigentes se quedarán solos con un juguete roto. Ese día, tal vez, se replanteen que hicieron apoyando a Tebas. Y será tarde.

#NiUnVotoATebas

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