Artículos

Hipocalcemia en Lugo

por Xabier Piñeiro Neira 25 agosto, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

Que a la campaña de abonados del CD Lugo de esta temporada le falta calcio, es un hecho. A pocos días de debutar en el Anxo Carro contra el Real Zaragoza de Luis Milla, las cifras y las sensaciones no auguran nada bueno.

Si nos paramos a analizar los datos de algunos de nuestros compañeros de categoría nos encontramos con que ciudades mucho más pequeñas que Lugo están funcionando a pleno rendimiento. Casos como el del Mirandés (3500 abonados y cerca de 37000 habitantes) o Huesca (2250 y 52000 habitantes) dejan en evidencia a una ciudad y un club que nunca han ido de la mano. Si nos fijamos en ciudades con una población similar a Lugo, vemos que en Girona ya sobrepasan los 5000 abonados.

abonos liga 1 2 3

Entonces: ¿Qué pasa?

Analizar a la afición lucense en su conjunto es un ejercicio complicado, una charca de arenas movedizas en la que es peligroso meterse.

No hay fórmula mágica para ilusionar al seguidor albivermello. No existe. Con el ascenso llegaron las colas kilométricas, las gradas prácticamente llenas y la aparición de niños con la camiseta del CD Lugo por todas partes. Parecía que por fin la ciudad se identificaba con el club, y no solo la ciudad, sino también la provincia. Pero como todo por esta tierra, se desinfló. Pasaron los años y volvieron las gradas casi vacías, la pérdida de ilusión y las quejas.

Somos animales costumbristas y no nos gustan los cambios. Parece que nos gustaban los abonos caros y las horas muertas esperando a que el único empleado que podía hacer carnets no explotara ante la acumulación de trabajo. No nos gusta lo moderno. No va con nosotros.

Con la llegada de la nueva directiva se nos facilitaron las cosas, con oficinas sofisticadas y empleados amables, se nos puso una tienda en donde podemos comprar cualquier cosa con el escudo del Lugo impreso…incluso podemos renovar el abono de paso que vamos al banco a actualizar la cartilla! Pero no, no nos gusta.

Seamos sinceros, la nueva directiva de Tino Saqués no ilusiona. No es una crítica, es una realidad. Por lo que sea, no se transmite carisma, no se genera empatía, no se llega al corazón del aficionado. Y los canales de comunicación tampoco ayudan.

La campaña de este año lo tenía todo para ser potente: Un lema, una imagen elegante y cuidada, un objetivo claro, una temática definida y descuentos, ofertas y promociones muy apetecibles para el público objetivo. Sin embargo, el fracaso ha venido en la parte comunicativa.

A veces es indispensable darse un paseo por la calle de una ciudad para conocer a sus habitantes, entrar en un bar cualquiera y escuchar las tertulias, mirar a la grada y ver qué tipo de público la llena. Lugo es peculiar y no es fácil llegar a su gente.

La presentación de la campaña, en un acto frío, sin gracia, sin ritmo, en un espacio que no ayudaba, revela la imagen general del club actualmente. Como empresa, impecable. Pero algo falla. Se olvidan de que sin los aficionados no son nadie.

La estrategia de comunicación ha sido la del bombardeo constante, tratando al “cliente” de eso, de cliente, de consumidor anónimo y compulsivo. Todos los días, a la misma hora, los mismos tuits sobre la campaña, como esa canción que escuchas todos los días en la radio y que acabas aborreciendo pero sabiéndote de memoria. Cero empatía.

Ha faltado material. Ni un solo video original, ni un solo acto interesante. Solo bombardeo. Inversión en publicidad a página completa en periódicos y revistas, cartelería, cuñas en radio…

A todo esto hay que sumarle unas presentaciones de fichajes faltas de interés, a horas en las que el aficionado medio no puede asistir. Todo suma, o resta, en este caso.

Si algo ha sabido hacer bien esta temporada el presidente Saqués es delegar, dejar de salir en tantas fotos apretando manos y permitir que sean otros los que lleven el peso de cada área.

Posiblemente para el observador imparcial que vea el funcionamiento del CD Lugo desde fuera le sea difícil comprender el clima general que rodea al club, esa nube gris que parece sobrevolar el Anxo Carro. Se están haciendo muchas cosas bien, se están sentando las bases para profesionalizar al club en muchos aspectos, los fichajes, aunque por nombre no lo parezcan, son interesantes y posiblemente alguno de los jugadores de más calidad que ha pasado por aquí, pero Lugo es distinto y hay que entenderlo así.

Hay pocas cosas más complicadas que generar ilusión, es algo que fluye por si solo sin llegar a entender por qué.

Esperemos que se encuentre la fórmula, que la campaña repunte y que el equipo note el calor y el cariño de la afición. Solo así llegaremos a cotas más altas.

En una época en la que el Breogán está en una situación desastrosa y el Prone está al borde de la desaparición, el CD Lugo tiene una oportunidad única para convertirse en el referente deportivo de la ciudad.

En manos de sus trabajadores queda.

Comparte:

Deja un comentario