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No se vende. No me marcho

por Daniel Martínez Baniela 18 julio, 2016
Tiempo de lectura: 5 minutos

Se habla y no se para de hablar del interés de varios equipos de la Liga2 (la Segunda de toda la vida, rebautizada ahora verbigracia de Bein, patrocinador oficial) en el fichaje de Pablo Caballero, siendo el Almería el que suena con más fuerza. Si se abandonan los colores y el forofismo, es lógico que escuadras de supuesta mayor categoría que el Lugo, y subrayen con muchas rayas ese “supuesta”, se fijen en el killer de Totoras, toda vez que sus números, en este año y medio como rojiblanco, hablan de su labor sobre el verde mejor que cualquier otro análisis de su juego. Esos 19 goles en un equipo de supuesto perfil bajo como el lucense, señalan que el argentino tiene facilidad para el gol, y eso en Segunda es oro, y como tal, caro.

Luis César Sampedro, nuevo capitán de la nave, fue contundente en su primera rueda de prensa de esta pretemporada.

“Caballero jugará aquí el año que viene”

Fue su sentencia ante el runrún del que se hicieron eco en sala de prensa, y sin embargo, día tras día, medios de comunicación almerienses siguen metiendo el miedo en el cuerpo del siareiro lucensista con supuestos intereses, acercamientos y deseos: que si es el primero de la lista, que si sigue el interés, que si es el elegido…

Como desear no está prohibido, nadie puede decir que esas informaciones sean falsas, pero tampoco que haya ningún tipo de acuerdo, contacto o negociación en torno a Caballero. Al Lugo no se le ve por la labor, ya que no existen apreturas económicas que cubrir, y en honor a la verdad, hay que decir que tampoco el delantero ha hecho ningún tipo de declaración, acción u omisión que haga columbrar que quiera cambiar de aires. Así pues, de momento la noticia es que no hay noticia.

¿Por qué no debe vender el Lugo a Pablo Caballero?

De todos modos, como el interés (y el riesgo para el Lugo) existe, no estaría de más hacer una serie de consideraciones al respecto de su posible venta y también a la posible decisión de Caballero de cambiar de aires, sea al Almería o a cualquier otro equipo de Segunda, para que el primero no tenga tentación de vender y el segundo no la tenga de irse, que cualquier cosa es posible.

“¿Vender? No, gracias.”

Partamos de la posibilidad de que el Almería llama a las oficinas del Lugo interesándose por Caballero: “Hola, soy tal del Almería y queríamos negociar por el delantero ese argentino que mete muchos goles y tal. Os damos tanto y cuanto, etc…”. Y como sea que siguen estas conversaciones. El Lugo debería negarse en redondo por las siguientes razones:

Primero, porque el gol en Segunda está carísimo. Sí, se podría sacar una buena suma por Caballero, pero, ¿cuánto habría que gastar en encontrar otro delantero a su altura? ¿Qué riesgo asumiría el club al tener que fichar un sustituto del que no se sabe el resultado que iba a dar? Miremos a los vecinos de Ponferrada, que vendieron a su pichichi y fueron incapaces de encontrar otro a su altura, con el final que todos sabemos. Tomemos nota.

Segundo, porque si el objetivo del club es seguir creciendo, no se entendería intentar hacerlo vendiendo a su principal activo, y Caballero actualmente lo es. “Sigamos medrando xuntos”, es el eslogan de la campaña de abonados de esta temporada, y para crecer el camino es sumar calidad a lo que ya se tiene, no dejar marchar la que hay. La pasada temporada, a la capacidad anotadora de Caballero se le unió la calidad de Pereira y, pese a no ser la campaña esperada del pequeño delantero, la simbiosis de ambos surtió de goles al equipo, que no sufrió en ningún momento del campeonato. Ese debe ser el camino, sumar y crecer, no vender y perder.

Tercero, y final, por una mera cuestión económica. Caballero no es Lemos, ni el Almería es el Celta. Si negociar con los olívicos era casi una obligación (equipo de categoría superior que le ofrece deportivamente al chico lo que el Lugo no puede), el Almería ahora mismo es un club que solo tiene nombre, que ha pasado más apuros que nadie para salvarse y que no puede ofrecer un proyecto de ascenso creíble, al menos a priori, sino de consolidación en la categoría. Por eso, porque es un club del mismo nivel real que el Lugo, no hay razón para pedirles, llegado el caso, un euro menos que la cláusula de rescisión con su correspondiente IVA. Si la quieren pagar, nada hay que hacer, pero ni un euro menos. No se negocia.

“¿Irme? No, gracias.”

Cabe también la posibilidad de que el Almería decida convencer primero al jugador antes de hacer ningún movimiento. Esto, que es ilegal, ya que no se puede negociar a espaldas del club con un jugador que tiene más de seis meses de contrato restante, pasa a diario en la realidad, solo hace falta ser discreto. Las cosas, de nuevo supuestamente, serían tal que así: “Hola Pablo, soy tal del Almeria. Estamos haciendo un proyecto ganador y habíamos pensado en ti como nuestro delantero. Te ofrecemos tanto y cuanto…· Y todas esas cosas”. ¿Por qué debería Caballero responder que muchas gracias pero que pasa de rollos? Por cosas como estas.

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Caballero disputa un balón durante la pasada temporada ante el Albacete | Foto: LGV.

¿Por qué debería decir ‘no’ Caballero a otros clubes?

Primero, porque a pesar de que Caballero es un profesional del fútbol, no logró encontrar una estabilidad en su trayectoria hasta que llego a Lugo. ¿Qué necesidad de arriesgarse con un nuevo cambio de camiseta cuando en el CD Lugo ha encontrado su sitio? ¿Para qué abandonar su condición de líder de un modesto a cambio de unas promesas de éxito que a saber si se cumplen o no? El Almería iba a ser de los gallitos de la pasada campaña y finalmente salvó el cuello en la última jornada. Cambiar el ser cabeza de ratón por cola de león raramente suele traer éxitos.

Segundo, haría bien el bueno de Caballero en marcar el teléfono de Iago Diaz y preguntarle lo que ha progresado con su marcha al equipo almeriense. El canterano comenzó siendo titular pero pronto pasó al banquillo y, finalmente, a la grada. No se sabe cómo le habría ido en el Lugo, pero si cómo le ha ido, hasta ahora, en Almería.

Tercero, y no menos importante, destacar que el fútbol son rachas, estados de ánimo y simbiosis con un momento y un lugar, y en el caso de Caballero parece que ese lugar es Lugo, donde ha dado lo mejor de si, ha encontrado la estabilidad y se ha hecho un nombre. El reto de seguir creciendo de la mano con el Lugo debe ser suficientemente atractivo para que siga defendiendo los colores del equipo. El Almería puede tener nombre pero con ese nombre casi se va a la B la pasada temporada. Crecer con el Lugo, Caballero, puede ser tu gran oportunidad.

Y por último, porque aquí tiene una afición que le adora y que le va a llevar en volandas. Una afición agradecida con el argentino y que quiere seguir viéndole vestir la camiseta rojiblanca, la del Lugo, durante mucho tiempo. Porque, como se dijo antes, a veces ser cabeza de ratón es mucho más agradecido que ser cola de león, y quien hasta donde puede crecer ese ratón.

En fin, aún queda mucho verano y seguro que el tema dará alguna vuelta más. Sea como fuere, haría bien el club en apuntalar la delantera con un socio que ayude a Caballero en la tarea del gol y que sirva además para transmitir un mensaje de ambición tanto a los aficionados como al propio Caballero, que vea que en el Lugo también puede aspirar a altas cotas. También sería de agradecer alguna declaración del argentino que espantase a los moscones que ahora le sobrevuelan, y que tanto tranquilizaría a la afición. El Lugo y Caballero han dado lo mejor de si mismos juntos. Que dure.

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