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El tiempo urge las incorporaciones del Lugo

por Daniel Martínez Baniela 26 julio, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

La pretemporada es ese periodo estival, que dura entre mes y mes y medo de duración, previo al inicio del curso oficial (de ahí su nombre, no hace falta ser Licenciado de Filología Hispánica para entenderlo) en el que los clubes se preparan físicamente a la vez que contratan nuevas incorporaciones que completarán la plantilla con la que el club competirá a lo largo de todo el año.

Generalmente, el libro del buen entrenador dice que cuanto antes se lleven a cabo esas nuevas altas, mejor, debido a que así tendrán más tiempo para integrarse en la dinámica de trabajo del grupo y, consecuentemente, antes adquirirán la forma física adecuada además de los automatismos y conceptos técnicos y tácticos que el entrenador implantará para reproducir a lo largo de la temporada regular. Muy lógico todo.

Sin embargo, en el caso del Club Deportivo Lugo este verano de pretemporada está siendo más perezoso de lo deseable, sobre todo en lo que a nuevas incorporaciones se refiere. Cuando se enfila la tercera semana de preparación, a un mes del comienzo efectivo de la Liga, cuatro han sido las incorporaciones, y se esperan no menos de otras cinco.

Sin entrar a valorar la si la velocidad de las mismas ha sido la adecuada, sí que parece que la frecuencia (palabra utilizada por Luis César en su última rueda de prensa) es más lenta de lo deseado por todos, incluido el propio mister, que en dicha comparecencia señaló que tiene que ver “la frecuencia de las incorporaciones para empapar a los nuevos”, para posteriormente señalar que “hay que valorar las llegadas y su frecuencia” a la hora de repartir minutos en los partidos de preparación, que de momento cuentan con un número inusualmente alto de juveniles debido a lo magro de la plantilla del primer equipo.

EMILIO DE DIOS LUIS CÉSAR SAMPEDRO EMILIO DE DIOS

Emilio de Dios, Luis César Sampedro y Tino Saqués.

“No equivocarse”

En lo que va de pretemporada se han incorporado dos defensas centrales (Ignasi Miquel y Marcelo Djaló), un trecuartista (Yelko Pino) y un jugador de banda, preferiblemente izquierda (Adriá Carmona). Faltarían, de acuerdo con el mister rojiblanco, otras cuatro o cinco incorporaciones que deberían ser, aplicando la lógica a la plantilla actual, dos laterales, otro jugador de banda, un centrocampista y un delantero (o dos, según la decisión que se tome con Mario Barco, Pedrosa o Duque y el impacto que haya podido tener la baja de Caballero debido a su operación). Esos puestos serían el mínimo a cubrir, contando siempre con que o se produzca ninguna salida más, cosa del todo deseable vista la carestía de fichajes.

Desde el club se arguyó, en referencia a la lentitud en las incorporaciones, que se buscaba “no equivocarse” en los fichajes a la vez que se señalaba que el equipo buscaba “primeras opciones” en el mercado. En cuanto a lo primero, es del todo aceptable que así sea, ya que en una liga tan igualada como esta, un paso en falso en julio significa un problema para todo el año, y siempre es preferible acertar pero, referente a lo segundo, se hace más difícil de creer, toda vez que un club humilde como es el CD Lugo tiene complicado competir en atractivo y en cartera con otros transatlánticos de la categoría, y es precisamente en ese aspecto en el que se ve mejor que en ningún otro la valía del responsable de los fichajes, en este caso Emilio De Dios. Saber buscar talento donde otros pasaron de largo y a la vez seducirlo para que elija Lugo.

Si se es del todo honesto hay que señalar que el Lugo casi nunca ha sido la primera opción de ningún fichaje. Esto es entendible y para nada tiene que identificarse con una mala gestión deportiva. El CD Lugo no tiene ni el nombre ni el dinero ni las posibilidades deportivas que otros clubes atesoran a la hora de convencer a este o aquel jugador.

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Emilio de Dios apuesta, hasta el momento, por la incorporación de jugadores jóvenes.

No sería justo culpar de ello a la dirección deportiva, al entrenador o a nadie, ni antes ni ahora, ya que el potencial del equipo es el que es y su poder de atracción, a la hora de la verdad, no es ni de lejos el más seductor. No obstante, tampoco puede servir como excusa para la tardanza en los fichajes. Cada club debe tener su caladero y cada jugador su perfil de equipo. Ni el Lugo podría aspirar a Sergio León, por poner un ejemplo excesivo, ni un jugador de media tabla a jugar en un equipo puntero de Primera.

Los tiempos comienzan a apurar al CD Lugo, cada vez queda menos margen y los clubes del entorno clasificatorio han puesto ya velocidad de crucero en sus fichajes mientras que los de Luis César aún tienen puestos clave sin cubrir como es debido. Puede entenderse que el club se demore en un puesto determinado o en un jugador que pondría la guinda a un proyecto, tal y como ocurrió la temporada pasada con Jonathan Pereira, sin ir más lejos.

Con el equipo armado y los puestos doblados, nada hay de malo en que se demore una incorporación que sume un plus de calidad al equipo y de ilusión al aficionado, pero por el momento la urgencia reside en crear un bloque competitivo, y para ello aún hay mucho trabajo que hacer, y no poco en las oficinas.

Se intuye que esta será una semana importante para el club en lo que a nuevas caras se refiere, tanto entre la plantilla como en otros ámbitos, y de su acierto dependerá gran parte del devenir de la temporada. Ahora, al acierto en las incorporaciones se une la premura por conseguirlas, por lo que el vetusto refrán “vísteme despacio, que tengo prisa” va cargando cada vez más la segunda afirmación, aunque lo deseable sería que ello no menoscabase el buen resultado final. El tiempo corre en contra, ojalá la experiencia lo haga a favor.

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