Escribir sobre lo que va a pasar hoy en el Anxo Carro es poco menos que una entelequia. Un Lugo sin nada en juego se enfrenta a un Nàstic lanzado hacia la Primera División al que hasta los playoffs le puede saber a poco y que huele la sangre del Léganes para birlarle, en la foto finish, el ascenso directo a Primera. Para ello, tiene que ganar los dos partidos que le quedan, con primera parada en Lugo, y esperara a que los pepineros se dejen algún punto por el camino, por lo que es de esperar que su visita a la ciudad amurallada sea con toda la artillería frente a un equipo local que se dejó por el camino las posibilidades de playoffs, primero, y gran parte del crédito ganado después, en partidos tan pavorosos como los de Ponferrada o Soria, con jugadores que más se identificarían con zombies de Walking Dead que con profesionales del balompié, vaya usted a saber por que razones.
Es ocioso adivinar o predecir con que once afrontará Durán este postrero partido en casa, con que jugadores se despedirá de la temporada en el Anxo Carro y, previsiblemente, del banquillo rojiblanco. Sus ruedas de prensa, de un tiempo a esta parte, son papel mojado en el que se repiten lugares comunes y ni siquiera un supuesto reparto de minutos justifica las rotaciones de este final de campaña (Pita y Seoane disputaron 180 minutos en esta serie domingo – miércoles), por lo que se puede esperar cualquier cosa de esta última alineación casera. Jugadores como Iriome, Caballero o Manu lo mismo pueden volver al once que repetir fuera. Lo mismo vale para Pereira o cualquier otro, ya que el ambiguo “saldremos a competir” de Durán, que es justamente lo que no han hecho en las últimas jornadas, deja abierta la posibilidad a cualquier sorpresa, si es que a alguien le queda ya esa capacidad a estas alturas de la película.
Antecedentes
Además, y por si no hubiese bastante enredo con una afición decepcionada y unos jugadores presuntamente abúlicos, se cierne sobre el partido la lupa de otros contendientes que, aunque no compareceran en el Anxo Carro, a buen seguro estarán pendientes de lo que suceda en la ribera del Miño. Alavés y Leganés esperan, con más bien poca esperanza, para que negarlo, que los rojiblancos dobleguen o, al menos, no se dobleguen a las primeras de cambio ante los catalanes. No obstante, en diversos foros pepineros y vitorianos han aparecido ya rumores de que los jugadores del Lugo, en base a sabe Dios que, no pondrán toda la carne en el asador frente a los tarraconenses. Gato escaldado de agua fría huye, dirán, pero se basan en una serie de parámetros que, la verdad, son dificiles de rebatir.
Primero, señalan que el rendimiento de los lucenses ha bajado casi al mínimo tras la consecución virtual (la real se consiguió frente al Bilbao Athletic) de la salvación, en partidos como Ponferrada o frente al Numancia, donde el equipo dio una imagen paupérrima. Ni siquiera la posibilidad de colarse en el playoffs azuzó la ambición de los jugadores rojiblancos.
En segundo lugar, indican que, a pesar de repetir jornada tras jornada que se van a intentar sacar lo máximos puntos posibles, la realidad se empeña en demostrar que la aplicación sobre el terreno de juego es de todo menos ambiciosa, con varios componentes de la plantilla que se dedican a sestear en lugar de competir en condiciones.
La compleja indiferencia
Finalmente, y en el filo entre el rumor y la leyenda urbana, hay quien desde los puntos antes señalados pretende dar a entender que a los jugadores lucenses no les va a ir la vida en el partido y que el Nàstic se va a aprovechar de ello y de la posición desahogada clasificatoriamente hablando: sin nada que ganar ni que perder, hay quien piensa que podrían ser permeables a según que proposiciones más o menos deshonestas, cosa claro que se repite tras año. A ello contribuye la propia historia reciente del Lugo, que ya soportó no pocos rumores de maletines la pasada temporada tras empatar en Girona, aunque esta vez el rumor señala en sentido contrario: no maletines por ganar o puntuar, sino solicitudes de que los jugadores se o tomen con calma.
De la certeza o falsedad de estos dimes y diretes solo los jugadores pueden opinar, como lo hizo en rueda de prensa Igor Martínez, que realizó una defendida defensa de la profesionalidad de esta plantilla sin que nadie se lo plantease siquiera. Sea como fuere, todos estos rumores de final de campaña se finiquitarían de una forma muy sencilla: ganando al Nàstic, que no es ni más ni menos que ser profesional y hacer el trabajo por el que puntualmente se les paga, y solicitar después nombres y señales de los que dudaron. Además, el público, tan poco homenajeado en este final de temporada, daría por terminada la temporada con al menos un buen sabor de boca en su estadio. Los maletines son como las meigas, que haberlas, haylas, y en Galicia sabemos más que nadie de ellas. Esperemos que, en un último ejercicio de profesionalidad, los que salgan mañana al verde limpien de duda cualquier tipo de especulación al respecto que tengan en Leganés, en Vitoria o la misma LFP, que vigilará con lupa los últimos partidos, ganando y luchando, que es por lo que los jugadores reciben su estipendio. Que gane el mejor, y que gane el Lugo.
Foto principal: LFP