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El resurgir del goleador compulsivo

por Denís Iglesias 10 mayo, 2016
Tiempo de lectura: 5 minutos

La derrota frente al Alcorcón archivó, temporalmente, el objetivo de los playoffs. El Lugo entra ahora en fase de evaluación. La próxima temporada comienza a planificarse desde ya. Los jugadores intentarán tirar de profesionalidad para terminar el curso elevando una gráfica de rendimiento que se ha tambaleado en los últimos partidos.

La tarea ocupa a todos, desde al que tiene contrato en vigor y quiere empezar el año como una pieza clave hasta al que debería decir adiós en junio. Sin olvidar a los cedidos retornados, que intentarán llegar en el mejor estado de forma posible para reintegrarse en la estructura de sus equipos de origen.

Todos estos supuestos dependen de los planteamientos que dicte José Durán, quien también asume el reto de terminar la campaña con el máximo número de puntos posibles para batir el récord de 56 que estableció Quique Setién en el curso 2012-2013 (el Lugo tiene actualmente 51, a falta de cinco jornadas). En el fondo de todas estas cuestiones subyace la necesidad de dejar un regusto positivo a una afición desencantada con los últimos resultados, que ha caído en una cuna con pinchos de la burbuja en la que estaba.

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A este gabinete de crisis se ha anticipado una figura tardía como Joselu, un delantero que ha vivido a la sombra de la dupla formada por Pablo Caballero y Jonathan Pereira pero que ha incrementado notablemente su nivel en los últimos encuentros. Ha sido capaz de ver puerta en los tres últimos partidos (Girona, Valladolid y Alcorcón). Mientras la mayor parte de sus compañeros cayeron en el encefalograma plano ante el el equipo alfarero, el pequeño artillero sacó pecho para deshacerse en carreras por el campo y asumir las riendas a la hora de tirar el penalti que supuso el único gol local del encuentro. Fue su quinto tanto de la temporada. El cuarto en liga al que hay que unirle el de su estreno en Copa del Rey ante el Córdoba.

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Joselu, durante el partido frente al RCD Mallorca | Foto: Xabi Piñeiro – LGV. 

“Tenemos que ganar sí o sí al Alcorcón”, afirmó en la previa al crucial duelo. Pudieran ser palabras vacías, un tópico a repetir en estas circunstancias… Pero no, el de Cartaya bregó lo que pudo ante una pareja de centrales carnívora como la formada por Djené y Chema Rodríguez, que impusieron su físico ante la táctica de Gulliver de Durán. El técnico lucense apostó por formar con los jugadores más pequeños del equipo, entre los que se encuentra el propio Joselu, que intentó suplir las desventajas con presión y verticalidad.

Una liberación tardía

Este loco bajito ha llegado al tramo final con ganas de reivindicarse, a pesar de haber sido titular tan sólo en cuatro partidos. Un jugador joven, con apenas 24 años, que vino con la idea de “jugar muchos minutos” y que ha tenido que conformarse con ser un actor de reparto. A pesar de la falta de continuidad, ha sido uno de los jugadores que ha aprovechado con más dignidad sus oportunidades en un equipo donde el once ha sufrido pequeñas pero nunca agudas variaciones.

El delantero andaluz ha conseguido su liberación tardía. Todavía le restan dos años de contrato, todo un mundo en una categoría donde casi todos las fichas se ganan temporada a temporada. El mayor margen de cursos tiene siempre implícita la amenaza del conformismo, en la que parece que han caído algunos de los jugadores del equipo, que tras el deber de la permanencia han echado el freno de mano.

Jose Luis Moreno, ‘Joselu’, tiene nombre de cómico malo, pero no hace honor a él. Se toma en serio su trabajo. Sin ser el mejor, ni el más acertado de cara a puerta, pone el alma que a muchos otros talentosos se les escapa por los poros. En 2011 fue apodado como el goleador impulsivo tras convertirse en el improvisado pichichi de Segunda en las primeras jornadas con el Villarreal B. Quizás sea este el adjetivo que mejor le defina: puro nervio. Es un francotirador con la mira acelerada, a veces en exceso, pero esa falta de calma, en ocasiones, le permite sacar fuerzas de donde no las hay.

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Joselu, tras ser sustituido ante el Mallorca | Foto: Xabi Piñeiro – LGV.

Goles “como sea”

“Por el pueblo me felicitan, pero no quiero que la cosa se amplíe tanto, porque la gente puede decir dentro de un mes: ‘Mira, ese del que se hablaba tanto y ahora no ha hecho nada”, decía por aquel entonces un jugador que tenía apenas 20 años, pero que llevaba a cuestas todo un saco de sensatez. “Tengo que meter gol como sea. En dos de los partidos que salí como suplente logré marcar y me fui superorgulloso con mi trabajo”, declaraba a El País por aquel entonces, cuando había empezado, como tantas veces en su carrera, como un segunda línea.

En las dos anteriores temporadas no fue capaz de superar los 20 encuentros (Recreativo y Mallorca). Esta campaña terminará, previsiblemente, con una cifra todavía inferior en minutos. Pero Joselu ha estado con el dedo en el botón de resetear año tras año, nada fácil en un jugador que llegó a debutar en Primera y en Champions con el Villarreal. “No cambies el oro por la plata”, le dijo en su día un ojeador del Barça que quería reclutarlo para la entidad azulgrana y al que rechazó. Una frase que se le ha quedado grabada a fuego a un jugador asolado tantas veces por la cuestión: ¿Qué hubiera pasado si…? Por eso, a pesar del paso de los años y de las puertas que se han ido cerrado, ansía ser una pieza importante en el esquema del Lugo para derrotar al fútbol ficción. Y en las últimas jornadas, ha aporreado con fuerza el muro de la titularidad.

Porque a pesar de los temblores preserva las virtudes que un día le hicieron lucirse en las categorías inferiores del submarino amarillo. Una habilidad innata para caer a banda y apoyar a los centrocampistas, para crear espacios y facilitar la entrada de los jugadores de segunda línea. Intuitivo en los rechaces, y sobre todo muy vital, una característica de la que el Lugo ha adolecido y que le ha impedido llegar a cuotas mayores.

Foto principal: Xabi Piñeiro – LGV. 

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