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Carretera y manta

por Xabier Piñeiro Neira 19 mayo, 2016
Tiempo de lectura: 3 minutos

El turismo es una cosa arbitraria y tan amplia como los gustos de cada uno. Las opciones son tan amplias como fórmulas de ocio existen en este nuestro mundo vicioso. Hay quien prefiere un fin de semana de relax en la playa o el que decide patearse las calles de alguna ciudad observando monumentos. Otros se dejan llevar por los olores y los sabores y arrastrados por sus estómagos optan por ese turismo gastronómico del que tanto entendemos en Lugo.

Pero existe una forma de turismo que tiene un “algo” especial, que mezcla algo de todas las otras maneras de viajar pero le añade un plus de emoción: El turismo deportivo.

Y con “turismo deportivo” no me refiero al running llevado al extremo. No. Me refiero a esa oportunidad, cada 2 fines de semana, que tenemos los futboleros de viajar con nuestro club.

A principio de temporada le pegas una llamada a Tebas para que te filtre el calendario y vas marcando en rojo las posibles escapadas que harás para vivir tu pasión por la cosa esta del balón.

Llega el lunes y toca empezar a organizar:

¿Hacemos noche o nos volvemos?

¿Nos sentamos en el fondo o en tribuna, como los señores?

¿Tenemos amigos allí? ¿Hacemos reunión?

¿Dónde comemos?

El viernes ya va entrando el picorcito. Hay que engalanar el coche con los colores del equipo y preparar el cd de musicaza, salir temprano para aprovechar el día y disfrutar del camino.

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Aficiones rivales en el Anxo Carro

El fútbol te lleva a conocer templos que algunos llaman “estadios”. Te da la oportunidad de conocer cómo se vive el fútbol en otros sitios, de conocer aficiones rivales, de comparar el precio de los Chaskis para el descanso y de saborear la cerveza sin alcohol.

Hay peregrinaciones que se convierten en tradiciones anuales, como la de Lugo-Ponferrada. Vínculos que se refuerzan una vez al año gracias a un equipo de fútbol. Pocas cosas hacen a uno sentirse más orgulloso que pasearse con su camiseta por la ciudad rival hasta la hora del partido, animar en la grada visitante lo que no animaste en tu propio campo el resto del año y quedarte un rato al final para ver cómo tus jugadores se acercan a aplaudirte.

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Aficiones rivales en el Anxo Carro II

Si los clubes realmente valoraran a sus aficiones, deberían dedicar parte de su trabajo y esfuerzo en facilitar los viajes con el club en los desplazamientos. Aquí en Lugo se está haciendo bastante bien eso, tanto a nivel oficial como a nivel peñas, gracias a la gente de Piño Quiroga, por ejemplo.

El patrimonio de un club lo conforman los aficionados y seguidores. Eso es algo que a veces parece olvidársenos a todos.

Gracias a los que viajáis cada fin de semana a ver al Lugo.

Gracias a los que venís cada fin de semana desde todos los puntos de España a dejaros la piel por vuestros colores.

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