La cena fue sencilla pero sabrosa. Conformada por una ensalada de tomates cherrys, cebolla roja y queso de Burgos que sobró de ayer más un sándwich bikini queso-pavo que, para mi tipo fino, va que ni pintao. El caso es que todavía tenía el cuerpo sabrosón, ya que la merluza a la plancha del mediodía me sació nada más que hasta las cuatro de la tarde, y me fui al armario de arriba a por una Pantera Rosa. Exacto, ese maravilloso dulce compuesto a base de bizcocho, cosa blanca por dentro (madre mía) y chocolate de un sospechoso color rosa. Lo cogí, lo puse ante mis ojos y en ese preciso instante va Pepito Grillo y me dice: “Borja, vuelve en ti, no comas esa guarrada ahora”. Entonces no la comí y me preparé un café, que me debería de proporcionar la energía necesaria para llegar al tramo final del undecálogo en aptas condiciones competitivas.
Diseccionemos esta maravillosa intro en once puntos y hagamos una analogía con el partido del domingo.
1 · Me gustó mucho el equipo en los primeros compases del partido, hasta que se marcó el gol más o menos. Con Sergio Marcos en su sitio, in the middle, Durán permitió a Pita jugar más adelantado y con más libertad y lo cierto es que vi muy bien tanto a uno como a otro. Frescos como mi ensalada. El de Coruña llegó bastantes veces a área contraria con cierto peligro en sus (horribles) botas y el de Sacedón hizo y deshizo todo cuanto quiso en su parcela. Bien.
2 · Pero la cosa es que fue ponerse por delante y, poco a poco, el transcurso los minutos hizo que el CD Lugo fuese perdiendo lucidez hasta diluirse por completo cual azucarillo en café caliente. Los insulares aferraban posiciones e iban convirtiéndose en un rival cada vez más molesto y menos cándido. Fin de los primeros cuarenta y cinco, descanso y segunda parte insufrible. Pero terrible.
3 · Fueron diversos los factores los que propiciaron que esta segunda mitad fuera tan infame, a saber:
a) Falta de creatividad y movimiento. Nula profundidad.
b) Errores de bulto, tales como pérdidas de balón de patio de colegio y pases mal dados.
c) Cambios fatalmente gestionados.
d) Las botas que calzaban, al menos, Pita e Iriome.
4 · Sí, lo afirmo rotundamente aquí ante todos, las botas tuvieron culpa, mucha culpa. A ver, el rollo de ir con las botas “desparejadas” no me molesta, es más, me hace hasta gracia, pero es que esos colores, con ese negro que viene desde atrás y se va difuminando, esas letras EVO SPEED ahí pegoteadas sin tino alguno, cada una del tono de la otra, sin armonía… madre del amor hermoso. Y es que claro, son tan llamativas que no es que los rivales se distraigan con ese calzado tan provocativo, es que los propios jugadores las miraban y se autodistraían.
5 · Al respecto, ahora hay un fenómeno que está de moda, que consiste en echar la culpa de las cagadas a los becarios, cosa que a mí me toca mucho los cojones. Exculparse uno para culpar a quien está educándose es ruin. Yo también fui becario y trabajé con el mayor ahínco posible. Estaba aprendiendo y unas veces salían las cosas bien y otras no tan bien y si algo salía mal la culpa no era 100% mía, sino que estaba compartida con quien revisaba y permitía el fallo. Dicho esto, estas botas no son culpa de ningún becario ni su responsable, simplemente están diseñadas con malicia.
6 · ¿¿Y sabéis quién marcó el primer gol del Lugo?? Exacto, José Luís Moreno, AKA Juanelo. Ya lo anuncié en el undecálogo de la semana pasada, por lo que creo que me merezco un premio o algún presente por parte de los fanes. Espero con ansia.
7 · Dios, tengo que hablar de esa cesión que nos pitaron en contra en la primera parte. ¿A cuento de qué? Si, desde mi punto de vista, fue inexplicable, aún lo fue más la grandiosa ejecución de la misma por parta de los jugadores del Mallorca, que tan rápido quisieron sacar para pillarnos en bragas que mandaron el balón fuera, a la línea de fondo. Bravo. Espeluznante.
8 · Gracias que el Mallorca no juega a nada y eso que no será por los nombres que tenía en el campo (¡y los del banquillo!). Pero bueno, mejor para nosotros porque sumamos tres puntos importantes con los que casi no contábamos, que nos permiten salvar virtualmente la categoría, no perder el tren del playoff y, por ello, mantener el espíritu competitivo. Siga así.
9 · Solo puedo decir una cosa más respecto del partido del domingo: FERNANDO SEOANE ANTELO, en mayúsculas. Bueno, añado que salvó al equipo de una señora pitada.
10 · Ah, y decir también que hay que revisar la política de cambios, ya que descompusieron muchísimo al equipo y apenas fueron revulsivos. Pero ya no solo el domingo pasado, viene la cosa de atrás. Si bien Durán creo que hace una muy buena labor en los planteamientos de los partidos y mantiene a tono a los jugadores (bueno, a Pita a veces le llega), creo que debería gestionar mejor los cambios, no sé como, la verdad, pero Ramón os lo puede comentar.
11 · Señores, ¡nos vamos a Valladolid! Tenemos que ser un montón de almas rojiblancas las que allí nos congreguemos. Os animo a que, en medida de vuestras posibilidades, acompañéis al club ya que es un partido importantísimo en el que sumar los tres puntos sería tremendo. Además, cuantos más seamos, mejor, ya se sabe. ¡Ayudemos al equipo!
En fin, cerrando el undecálogo y volviendo al inicio, reflexiono: creo que el problema de mi ansia por la Pantera Rosa está en la alimentación. No en el pescado de mediodía, sino en la no merienda. Iré probando y os iré comentando.
Gentes de Lugo, fanes, haters y nutricionistas, me despido. ¡Nos vemos en Pucela!