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De objetivos y exigencias

por Daniel Martínez Baniela 31 marzo, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

Bueno, pues aquí estamos. ¿Qué donde es “aquí”? Pues aquí, en el octavo puesto, con 46 puntazos (mis condolencias a los que decían que nos íbamos a la B, otra temporada será) y dándole al gerolo con la posibilidad de meternos en los playoffs, lo cual no deja de ser un milagro, habida cuenta de que el Consejo era un desastre; el Director Deportivo, un figurín; el entrenador, muy malo (Milla) o una marioneta (Durán) y los fichajes una panda de retales de medio pelo (Murillo dixit) o un dispendio económico inasumible en el caso de Jonathan Pereira.

No, no os echéis las manos a la cabeza que todo esto y cosas peores se han dicho del club a todos sus niveles durante este tiempo, por parte de aficionados del Club Deportivo Lugo. Con esos mimbres, repito, debería considerarse milagro que el equipo, el club, esté lo bien que está… A no ser que los que anunciaban tempestades, truenos, tormentas, plagas y descensos estuviesen equivocados. Que a lo mejor lo estaban, vaya usted a saber.

Sea como fuere, no iba a hablar de agoreros, así que no me voy a perder por esos vericuetos. Hoy quería reflexionar un poco, lo justo, acerca de lo que le queda al Lugo por delante, lo que tenemos pendiente y hacia donde tenemos que mirar ahora que estamos virtualmente, que no matemáticamente, salvados. Y claro, si estamos a un punto, a uno solo, de los playoffs, pues lo lógico es que miremos en esa dirección, ¿no?

Nada que oponer a eso, solo faltaría que yo, que me pasé el año pasado hablando de tener ambición, me achicase ahora, pero si que considero importante que, entre todos, tengamos claro una serie de conceptos que tienen una cierta carga semántica pero que, sobre todo, pueden tener una carga adicional de presión sobre nuestros jugadores que por nada del mundo deseo para ellos. Los chavales a lo suyo, a jugar y a ganar, que de estas cosas ya debatimos los aficionados de pie. Hablemos, pues, de objetivos y de exigencias.

La rueda de prensa del míster Durán tras la trabajada y trabajosa victoria frente al Albacete fue un ejemplo de tranquilidad, mesura y cabeciña. Habló de disfrutar el camino, sin fijarse tanto en el objetivo final. Y aquí vamos al primer concepto: el objetivo. Porque, ¿cuál era el objetivo del CD Lugo este año?

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La grada tendrá un papel clave en lo que queda de temporada | Foto: Xabi Piñeiro-LGV.

Bien, cualquier aficionado cabal dirá que la permanencia, y sí, estoy de acuerdo. Con un presupuesto de la parte media-baja de la Segunda División, con una masa social raquítica (somos pocos pero locos, se decía en mi adolescencia) y sin un bagaje histórico de esos que hacen que pese el escudo y la camiseta, poco más se puede pedir. He leído por ahí que este año el objetivo era otro pero, al menos de forma explícita y sin hacernos trampas al solitario, de lo que se habló desde las altas instancias, con Toni Otero a la cabeza, era de PRIMERO conseguir la permanencia, y luego ver.

Ahora se ha conseguido, o estamos a nada de ello, el objetivo principal de la temporada, y toca ver qué hacemos estas once jornadas que quedan. Ya sabemos lo que ocurrió en años anteriores, un perezoso dejarse ir por los partidos que, en algún momento, llegó a emborronar temporadas por otra parte casi intachables. Parece que esta vez no.

Estando como estamos, donde estamos y tan cerquita de hacer historia, hay que mirar para arriba, para los playoffs. Lo digo y lo creo. Pero ojo, que haya que mirar para arriba no quiere decir que el objetivo del Lugo haya mutado de la permanencia a las eliminatorias de ascenso por arte de birlibirloque. No. Clasificarse para los playoffs no ha de considerarse objetivo primordial del club. ¿Por qué? Me explico, y de paso introduzco el segundo concepto del que quería hablar: de la exigencia.

¿Qué se le exige al Lugo? Aquí habrá respuestas para todos los gustos. Habrá alguno que dirá que jugar bien; otros pensaran que ganar partidos, e incluso habrá quien opine que no le hay que exigir nada. En mi opinión, lo que le hay que exigir al Lugo es que se lo deje todo en el campo, y luego ya veremos. Sin más. Que lo intenten, que lo luchen, que se levanten cuando se caigan y que intenten caerse lo menos posible. Y desde ahí, o mejor dicho, partiendo de ahí, ver a donde nos lleva el esfuerzo, ver donde terminamos y hasta donde nos da.

Por tanto, a falta de once jornadas, debemos mantener la ilusión de los playoffs intacta. Diría más, debemos luchar por ello, todos juntos, unidos, afición y jugadores, pero con la misma creo que sería un error plantearlo como un objetivo ineludible, como una exigencia impostergable, como una obligación sin cuya consecución la temporada no estaría completa.

El objetivo ya esta logrado, la exigencia debe seguir siendo la misma, y así, partido a partido, con la mentalidad cholista que llevó a los colchoneros a una final de Champions, ir andando, paso a paso, hacia adelante y hacia arriba. Sin prisa pero sin pausa, sin presión pero sin conformismo. Y mientras tanto, siempre, disfrutar del camino, porque tal vez estemos haciendo historia y no lo sepamos.

Fotos: Xabi Piñeiro (Lugoslavia y Boamaneira).

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