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Lugo-Leganés (1-2): Villalpando

por Denís Iglesias 21 febrero, 2016
Tiempo de lectura: 5 minutos

Desde diciembre mantengo una alocada rutina que ha reventado mi particular cuentakilómetros. Cada quince días invierto parte de mi salario en una empresa asturiana para abandonar Madrid y subir a la muy noble y leal ciudad de Lugo para acudir al Anxo Carro. La estancia del equipo rojiblanco en Segunda División es un hecho histórico, del que me gustaría dar testigo hasta el mínimo detalle a las generaciones venideras.

La ruta en autobús entre ambas ciudades está vertebrada por la localidad zamorana de Villalpando, donde el coche de línea hace una religiosa parada para que los pasajeros estiren las piernas y se produzca el necesario acopio de combustible. Son apenas 20 minutos en los que uno se plantea el fin de semana con todos sus detalles. Nada más se puede hacer en Villalpando. Bueno, sí, comer una napolitana de chocolate servida con poco mimo por los trabajadores de una estación de paso, en la que nadie estaría motu proprio [Crónica y estadísticas].

Cada viernes Villalpando es sinónimo de esperanza. Uno recuerda la última salida del equipo, traducida en ganancia de puntos, y piensa: “¡Mañana sí, cojones!”. Letra a letra, aunque mentalmente (no quiero que se expanda mi fama de lunático en Zamora), repito esa expresión, que es simple y está untada con la emoción de querer lo mejor para un equipo que ha puesto en el mapa a la urbe de la que te sientes orgulloso de pertenecer. Un mapa de los de verdad, alejado de la geografía corrupta para la que tantas autopistas hemos construido…

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Múltiple personalidad

Hasta el momento, las buenas vibraciones del viaje de ida se han convertido en amargor en el trayecto de vuelta. El equipo de Luis Milla se ha olvidado de ganar en casa, para disgusto de todos aquellos que acudimos a un estadio que no celebra una victoria de los suyos desde el 12 de diciembre de 2015, cuando el conjunto rojiblanco se llevó el conocido como Derbi dos Ancares frente a la SD Ponferradina.

El Lugo de la presente temporada se ha empeñado en hacer fácil lo difícil, y viceversa. Extramuros, la imagen de la escuadra es la de un equipo compacto, con capacidad para hacer daño en el momento concreto. Al lado del Miño, la noria gira y se desencaja merced a un equipo al que le dura la gasolina 45 minutos y que cierra los encuentros sin alma, y a ojos de parte de la grada, con cierta falta de actitud. Esta múltiple personalidad preocupa en un tramo de la temporada en la que el Lugo se va a medir a rivales con aroma de Primera (Zaragoza, Osasuna, Córdoba y Alavés) o con visos de hacerse con esta fragancia.

El Leganés se llevó los tres puntos del Anxo Carro sin hacer demasiado ruido. El equipo de Asier Garitano mostró una densidad en todas las líneas en la que el equipo de Luis Milla quedó atrapado. Los dos goles del conjunto pepinero consumieron el escaso ánimo de un Lugo sin timón ni timonel, que aún así, pudo retener algún punto (tuvo Álvaro Lemos una ocasión cerca del final de partido para igualar). Otra vez, tal y como sucediera ante el Mirandés (1-4), los delanteros rivales consiguieron darse la vuelta en dependencias como el área pequeña, donde sólo debería habitar un José Juan que nada puede hacer frente a estas finalizaciones. Hasta el único gol local, obra de David López, fue un cúmulo de despropósitos con final feliz.

El Leganés no es ni más ni menos que el Lugo, pero tiene conciencia de sus virtudes y carencias para disimular las segundas. Envidia sana da ver a jugadores como Serantes o Victor Díaz, ambos ex rojiblancos, triunfando en Segunda. Evidencia además el escaso acierto de la política de renovaciones que se ha llevado en un club que tiene el reto de generar un bloque de una docena de jugadores que permita generar ADN.

Victorias de diferente calado

“Este resultado nos hace daño, estamos jodidos”, dijo tras el encuentro Ángel Dealbert, central del Lugo. Fue su acción (verbal) más certera del día. Esta entidad forma parte de la clase media de la categoría, pero no tiene conciencia de ello. Tampoco su afición. Ambos colectivos deben tener en mente que la permanencia (fijada por los gurús en 50 puntos) es la meta objetiva, a la que hay que llegar con sentido de equipo.

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Seamos francos, muchos respiran sólo a partir de los encuentros que ven en casa, los que verdaderamente mantienen unida a la grada y regulan sus emociones. La cantidad de los que hurgan en el streaming para ver los partidos a domicilio es mucho menor. Las victorias fuera del Anxo Carro son más valiosas en el aspecto numérico pero no saben igual. La dinámica de derrotas en casa ha generado un estado de desconfianza entre los simpatizantes y un equipo que se maneja mucho mejor a kilómetros del calor de un hogar a veces mestallizado, de pito fácil y destructivo, que mengua la convivencia.

“Tengo la sensación de que al equipo le falta confianza con el balón y hay momentos en que quizás necesitásemos más ayuda de la gente. Nosotros prometemos trabajo, mejorar y tratar de salir de esta situación que tenemos como locales”. Esta era la cita emitida por Luis Milla tras la cuarta derrota en casa, con la que descargaba parte de la culpa de la mala dinámica al anfiteatro lucense, completando el intercambio de reproches. Unos piden una mudanza de actitud a los otros, pero nadie parece mover ficha, o lo hacen mal (véanse los cambios que deshicieron el escaso equilibrio del equipo). 

Este domingo volveré a a Villalpando, pensando que el cambio es posible y que el Lugo tiene capacidad para revertir la situación. Me refugiaré en el chocolate de la napolitana como si fuera metadona. Pensaré que saldrá algún jugador capaz de asumir de la batuta que han abandonado los capitanes. Borraré el sentimiento del sábado, cuando dije que no vovlería a perder el tiempo y el dinero en ver las “carreras de un conjunto desnortado y una afición caprichosa”. Porque nadie dijo que esto iba a ser fácil, y el que lo haya afirmado está terriblemente equivocado. La ventaja de diez puntos sobre el descenso es un colchón sobre el que se puede dormir cada semana, pero sin dejar de dar vueltas y sudar soñando con el próximo rival.

Fotos: Xabi Piñeiro (@xabi_boamaneira) – LGV.

Clasificación – Próximo rival: Real Zaragoza (domingo, 17:00 horas)

DESCENSO

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