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En cuadro

por Ramón Rivas 2 febrero, 2016
Tiempo de lectura: 3 minutos

Fueron muchas las voces que criticaron en su día la decisión de Luis Milla de colocar a Carlos Pita de central. A pesar de que era una salida de urgencia que Setién ya utilizó en su día, y que tiene como principal objetivo clarificar la salida de balón desde atrás y dar un primer pase de calidad en el inicio de la jugada, parece claro que el coruñés no cuenta con las mejores aptitudes para ocupar dicha posición. Digo esto, porque no es muy descabellado que el técnico turolense tenga que emplear este recurso de nuevo en lo que resta de campaña.

Pocos dudamos a principio de temporada de la planificación de la plantilla. Aunque siempre se puede discutir si ciertos jugadores dan o no el nivel requerido, parecía evidente que la dirección deportiva había conseguido un alto número de futbolistas válidos, que aumentarían exponencialmente las opciones de Milla y al mismo tiempo la competitividad interna del grupo. Sin embargo, tras dos bajas en la misma zona del campo y ninguna incorporación en este ya pasado mercado invernal, dichas variantes se han reducido preocupantemente.

En primer lugar fue Jon García, que en principio partía como cuarto central, el que salió del club en circunstancias muy extrañas. Entre acusaciones cruzadas y sospechosos silencios por ambas partes, nadie terminó dando explicaciones, el vasco fichó por el Racing de Santander, y adiós muy buenas. Un jugador que parecía una gran apuesta de futuro, y que incluso la temporada pasada fue capaz de asaltar la titularidad durante algunas semanas, partió dejándonos una sensación difusa entre la sorpresa y la decepción.

Pasadas las semanas, el presidente Tino Saqués compareció en rueda de prensa confirmando lo que todos sospechábamos: el staff estaba conforme con el grupo de jugadores que había, y si todo marchaba según lo previsto, no se harían incorporaciones a mitad de temporada. Esta decisión, lógica a ojos de la mayoría, se puede volver un problema después de lo sucedido a pocos días del cierre del mercado. Marc Caballé, en vista de que no iba a gozar de demasiadas oportunidades para continuar con su progresión, ha puesto fin a su cesión en el equipo de la ciudad amurallada.

El catalán, si bien es cierto que no estaba teniendo minutos, suponía un comodín importante, un colchón para estar tranquilos, que ahora ya no poseemos. Con capacidad para jugar tanto de central como de lateral izquierdo o mediocentro defensivo, era un habitual de las convocatorias por su polivalencia y refuerzo defensivo, útil tanto para iniciar de titular como para escenarios de partido en los que se necesitase sumar solidez atrás. Tras su marcha, queda confiar en la buena salud de los 3 centrales que quedan en plantilla, amén de un Fernando Seoane que, si algo ha demostrado desde su vuelta al cuadro rojiblanco, es que sabe regular esfuerzos para aguantar toda la temporada a un nivel óptimo de forma.

Por último, cabe destacar las 3 o 4 opciones con las que cuenta Luis Milla si las sanciones o las lesiones deciden castigar al Lugo. Las dos primeras, y por ello las más razonables, serían tener en cuenta la polivalencia de Carlos Pita y Pau Cendrós que, por ejemplo, se podrían adaptar a las posiciones de pivote y central sin demasiadas dificultades. En caso contrario, le quedaría sacarse algún experimento de la chistera o darle la posibilidad al joven central Julio Camba, que tras no gozar de oportunidades en el Somozas, se ha enrolado en las filas del Polvorín (filial del Club Deportivo Lugo).

Foto de portada: Mundo Deportivo

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