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Opiniones de pizarra

por Daniel Martínez Baniela 8 enero, 2016
Tiempo de lectura: 4 minutos

Hablemos de fútbol, cojones ya, que es lo que nos gusta. Llevo un tiempo dándole vueltas a la cabeza acerca del sistema que utiliza Milla con el Lugo y, a fuerza de oírle decir ya varias veces que “tiene la sensación de que como mejor juega el equipo es con tres jugadores por dentro”, me he acabado por decidir y escribir sobre ello. Todo lo que viene a partir de aquí es opinión personal, total y absoluta. Huelga decir que yo no tengo ni la centésima parte de conocimientos futbolísticos que el bueno de Luis, que entre otros jugó en el Barça, el Madrid y el Valencia, casi nada, mientras que este humilde escribiente no pasó de La Caridad CF en Asturias y del Hostelería Veteranos en Lugo y no pretendo, por supuesto, enmendarle la plana ni decirle que ponga a este jugador o que siente a este otro, ya que creo que la independencia del entrenador en su toma de decisiones debe ser absoluta y, además, maldito el caso que me iba a hacer, lógicamente. Lo dicho, es solo una opinión. Veamos.

Lo primero que diré es que no estoy de acuerdo con que el equipo se encuentre más cómodo jugando con tres jugadores por dentro, más los dos extremos y el delantero centro. Creo que lo que realmente ocurre es que es Milla el que se encuentra más arropado con ese sistema, básicamente por dos razones: la primera tiene que ver con la poca fe que hay en los laterales, que exige casi constantemente que uno de los tres jugadores de dentro tenga un ojo en la nuca para hacer coberturas; así, teniendo tres jugadores en mediocampo, se pueden trabajar esas coberturas sin perder superioridad en la medular. La autopista que deja Manu en sus espaldas y la indefinición de los dos laterales derechos obligan a ello.

Pero hablaba de dos razones. La segunda, que en cierto modo entronca también con lo de los laterales, viene dada por los “extremos” que utiliza Milla en ese 4-3-3 mentiroso con el que plantea sus partidos. En el once tipo del Lugo, el que más se ha repetido hasta ahora siempre que Milla ha contado con todos sus efectivos, los dos jugadores que ocupan los extremos son, precisamente, jugadores que no son extremos, o no lo son al menos en el sentido más purista de la palabra. En ese 4-3-3, los dos “wings” (preciosa palabra con la que se definía antiguamente a los jugadores que se situaban pegados a la cal) son Iriome por la derecha y Pereira por la izquierda. Ninguno de los dos, convendréis conmigo, es un extremo como puede ser, para poner un ejemplo, Jesús Navas, es decir, jugadores que abren campo, que juegan pegados a la línea y buscan línea de fondo. En el caso de Pereira, es un delantero centro desplazado al extremo, por lo que su tendencia natural es, siempre, venirse al centro buscando finalizar jugadas, recibir y disparar. Iriome, por el contrario, es un jugador de banda, pero tampoco un extremo puro. Más bien lo colocaríamos como lo que los antiguos, cuando el fútbol era más simple y más divertido, llamaban volante. Sería, salvando las distancias, un Michel, un Rufete, pero no un extremo puro. Debido a ello, también tiene cierta tendencia a bajar a recibir y a apoyar a los de dentro, creando entre todos un bonito embotellamiento. Milla utiliza tres hombres por dentro para poder abrir el campo con los extremos, pero resulta que los jugadores que más utiliza como extremos, no lo son, si bien en las últimas jornadas la participación de Ferreiro, este si más extremo, equilibran por la izquierda.

Incluso me atrevería a señalar una tercera razón por la que Milla colapsa la zona ancha del campo. Sí, pesados, ya sé que antes dije dos, pero este es mi artículo y hago lo que me sale de allí. Efectivamente, hay una tercera razón, o al menos así lo intuyo, por la que jugamos con tres por dentro, y creo que está directamente relacionada con el físico de nuestros pivotes. Me explico.

Todos estaremos de acuerdo en que Seoane es el único medio defensivo que tenemos (sí, ya sé que está por ahí Caballé, pero como no juega…) y también el jugador con más empaque físico de los de dentro. El problema está en los otros, porque ¿os habéis fijado en el estado físico de Pita, que juega en 3 metros cuadrados y en el minuto sesenta ya va justo? De David López, tres cuartos de lo mismo, mucha calidad pero amigo, los años no perdonan, y a Sergio Marcos, que es posiblemente el jugador más diferencial en ese puesto, también se le hace cuesta arriba rendir los 90 minutos, por lo que Milla tira por la calle de en medio y, en previsión de bajones, puebla esa parcela del terreno de juego.

A pesar de que algunos me han llamado palmero y cosas así, gente que en general no me conoce ni sabe de lo que habla, yo diré que el dibujo del Lugo no me gusta especialmente. Creo que, por jugadores, el Lugo tiene una plantilla perfecta para atreverse con un 4-4-2 de toda la vida. Creo que teniendo a Caballero y a Pereira, lo que toca es juntar a los dos en punta, porque además cuando coinciden ahí se entienden de maravilla, y tirar a Pereira a una banda o sentar a Caballero en el banquillo es un desperdicio de gol y de talento. Que con Seoane y otro acompañando, con dos jugadores por fuera (Iriome y Ferreiro, por ejemplo) el mediocampo del Lugo quedaría de maravilla, y que habría un banquillo realmente bueno para hacer rotaciones o variaciones tácticas.

Naturalmente, todo esto es una simple opinión, que para lo que me pagan en Lugoslavia bastante hago. En general creo que Milla está haciendo un buen trabajo, los puntos cantan y, como bien me decía Melchor el otro día, es probable que el equipo vaya a más en la segunda vuelta, cuando la cohesión sea mayor. Lo importante, al final y como siempre, es que la pelotita entre, sumar de 3 en 3 y que, al final de la temporada, estemos tranquilitos. Eso lo firmo con 4-3-3, con 4-4-2 o con el autobús delante de José Juan. Así sea.

PD: Si Luis Milla quiere rebatirme cualquiera de mis humildes opiniones, estoy más que dispuesto a tomarme un café con él. O un caldo. Lo que sea. Pago yo.

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