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La pedrea de San Mamés

por Denís Iglesias 22 diciembre, 2015
Tiempo de lectura: 3 minutos

Al Lugo le toca la pedrea esta temporada. Luis Milla, un tipo que esquiva con bastante habilidad el azar, va a por la terminación. Frente al Athletic quedó patente que no busca el número bonito, ni cree en las supersticiones.

Él compra su décimo y espera con paciencia -a veces demasiada- el premio. Si la suerte no acompaña se lleva la pedrea, el punto sanatorio para ahorrar y arriesgar en otra ocasión. Cobarde, pusilánime o apocado, le dicen algunos. Sensato, comedido o seguro, le sueltan otros. Quiere ganar, cuanto menos, lo invertido, y espera un quinto premio a final de temporada. Esos que otros no valoran pero que en territorio de pobres sabe a caza a mayor.

El turolense intenta que sus oídos se conviertan en una autopista para que pasen rápido los piropos y los insultos. Y mira la calculadora. Mucho. Porque ya son ocho partidos sin perder, la mejor racha histórica en Segunda División.

El año natural se acaba con el equipo en novena posición, enganchado a los puestos de arriba, a un punto de la promoción de ascenso, pero, sobre todo, ocho (más de dos partidos) por encima del descenso. Llega un turrón dulce, aunque del duro. La cosa va bien pero el juego del equipo en ciertas fases obliga a no activar el piloto automático.

El récord pudo conseguirse con mayor brillantez en el Nuevo San Mamés, la moderna catedral del fútbol, que acogió un partido de ida y vuelta. Las sensaciones fueron positivas en el inicio del encuentro, lapso en el que David López marcó a s u ex equipo con el mayor de los respetos posibles. Fue la única contra bien trenzada por los ‘amarillos’, que estrenaron camiseta, aunque sin padecer miedo escénico.

Y en eso apareció Lekue, un león con vocación para ser rey de los cachorros. Jugador de primera con recursos de todos los niveles. El felino le dijo al Lugo que no, que eso de dormir en Nochebuena en puestos de playoffs era demasiado empacho para un equipo humilde. Reivindicó la sangre de un filial que no está teniendo un regreso plácido a Segunda División, en la que ocupa plaza de descenso.

El jugador del CD Lugo David Ferreiro

                              David Ferreiro brega con un rival | foto: CD Lugo.

El paso adelante de Ferreiro

Hasta el momento, en esta temporada, ningún otro equipo había dejado jugar al Lugo como lo hizo el filial athleticzale, portentoso en lo físico pero anárquico en su estilo. No supieron los lucenses armar jugadas con criterio a la contra. Tropezaron, se precipitaron y acabaron enredados en sus propias jugadas. Aún así, como en cada partido, el equipo de Milla gozó de las ocasiones de rigor. Aquellas que engarzó David Ferreiro con tiros lejanos, quien demostró un estado dulce, a diferencia de Iriome. El canario todavía no ha recuperado la línea que mantuvo la pasada temporada y que le convirtió en uno de los puntales del equipo.

Milla repitió la alineación que había triunfado en la niebla frente a la Ponferradina, con Jonathan Pereira en punta. El vigués estuvo lejos del hombre que consiguió un doblete. Su radiografía se parece, hasta el momento, a la de anteriores temporadas. Rectas cortas y muchas curvas. Le dio a la cabeza tras ser sustituido por Pablo Caballero. ¿Frustración o mosqueo? Que la duda permanezca y se quede en un mero soliloquio gestual. Milla renunció a jugar con dos delanteros ante el conjunto del Cuco Ziganda un día que el cuerpo pedía más pasión ofensiva.

Manu volvió a sentarse a la mesa y repitió los malos modales defensivos que afean su año. Quizás haya que replantearse el sistema de los apoyos o darle cancha a otros jugadores. Fernando Vega es lateral izquierdo, o eso decían su carta de presentación. Pau Cendrós ha demostrado que puede jugar de central, aunque con bajones de concentración. Iriondo le buscó las cosquillas y cayó como el tío soltero que se ve obligado a cuidar de sus sobrinos. Los mantiene a raya hasta que le piden dinero o le asaltan la despensa.

Quiso ganar el Lugo al Athletic con su propia medicina: poniendo a chavales criados en Lezama. Salió Igor Martínez para echar un poco de sal al marmitako pero el partido se había chamuscado en la primera mitad. Lo más destacable, a la postre, el gol de vida de David López y el hecho de haber pisado San Mamés. Hace diez años el Lugo estaba buscando su identidad en campos como o O Roxo (campo del Cerceda). No estamos tan mal…

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Foto: LFP.es

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