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Un Caballero en Montilivi

por Denís Iglesias 8 noviembre, 2015
Pablo Caballero.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Junio de 2015. Girona, Municipal de Montilivi. El equipo local se cita ante la historia frente al Lugo. Tiene en su mano lograr por primera vez el ascenso a Primera División. Ante sí, un conjunto ya salvado que no se juega nada. En Sevilla, el Sporting espera el improbable tropiezo gerundense para intentar retornar a la máxima categoría por la vía del ascenso directo. Se enfrenta al Betis, ya ascendido.

Esta es la película que hemos oído una y mil veces en los últimos meses, un relato de aventuras que hoy vive un nuevo capítulo. El Lugo regresa a Girona y con él, Pablo Caballero, autor de un gol en los últimos instantes de aquella tarde preveraniega que obligó a los catalanes a jugar los playoffs, de los que salieron con idéntico resultado negativo. Un partido caliente, de los que hacen la boca agua al periodismo deportivo, aficionado a crear villanos en los últimos tiempos.

El pescado vendido

Los héroes han dejado de vender en una rutina en la que los éxitos se diluyen pronto. El tanto de Caballero se magnificó de tal modo que al argentino deben haberle acusado de romper la Línea Maginot o de la caída del Muro de Berlín en los nuevos libros de la ESO. El de Totoras ejerció su derecho a la verdad y cumplió; costumbre que se ha perdido en un campeonato donde apenas se producen cambios en las últimas jornadas. Los del pescado vendido se lo comen, y los otros se sientan en la mesa para mirar el fresco banquete.

Los caballeros fueron conocidos en la antigüedad no por su gentileza, sino por la capacidad que tenían para impartir justicia. Cortaban la cabeza al enemigo en una justa y salvaban las orejas de aquel que respetaba su autoridad. Luego vino toda esa acepción de los buenos modales y la somnífera teoría de lo políticamente correcto. Y así se resume lo sucedido en Montilivi, donde se esperaba un paseo triunfal, sobre todo teniendo en cuenta los pésimos antecedentes lucenses (4-0, 6-0…).

¿Alegrarse del éxito ajeno?

Ríos de tinta han corrido sobre este partido. Por un lado la desmedida idolatría desarrollada por la afición del Sporting de Gijón. La Mareona puso en un pedestal más alto a Caballero que a sus guajes, generación increíble liderada por un entrenador con una capacidad testicular bastante destacable, el ‘Pitu’ Abelardo. Seamos sinceros, los vecinos son siempre rivales. El roce y las miradas de reojo generan un chispazo que motiva a los equipos a estar un punto por delante del prójimo. Con los asturianos es así. El Eo es el mejor pegamento para dos comunidades distintas que no quieren estar una detrás de la otra.

El Lugo de los chicos malos

A título personal evoco el chovinismo tan propio de la afición lucense, que para bien y para mal se mira a su ombligo casi una vez al día. En el otro lado del tablero, el iracundo sector gerundense, que elevó a la categoría de ley que el Lugo había recibido maletines. Dinero embolsado de un equipo como el Sporting que a duras penas presenta sus cuentas. Pasto de otra camada de lucidos directivos que enarbolan la bandera del fútbol moderno. Los ‘dineros’ debieron quedarse en Lindín, en la nebulosa Autovía del Cantábrico. Merecería un artículo extra toda la retahíla del quejumbroso Fran Sandaza, al que el destino le jugó una mala pasada tras una gran temporada individual.

Para los que no tengan a mano la hemeroteca, recordar que el Lugo ha ejercido de villano en las últimas temporadas. En la 2012/2013 privó de la promoción de ascenso a la Ponferradina y en la siguiente temporada descendió al Mirandés. Por las obras le conoceréis. Y a Caballero, más, el ‘killer’ que este equipo necesitaba.

Foto principal: Xabi Piñeiro – Lugoslavia

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