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Segundos fuera

por Daniel Martínez Baniela 20 agosto, 2015
Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Os gusta el boxeo? A mí sí. Bueno, cabe precisar esa afirmación. Me gusta el boxeo de la misma manera que me gusta un Pago de Carraovejas aunque no entienda de vinos, es decir, me gusta ver un combate de vez en cuando, aunque nunca pueda llegar a decir, con voz pedante y engolada, que Pacquiao es mejor que Maywheather o que Alí fue mucho más que Tyson (bueno, esto sí que lo afirmo, Alí era Dios). No obstante, a base de ver peleas por Canal + me he ido quedando, poco a poco, con algunos vocablos propios de la jerga pugilística que sirven, además de para enterarte de lo que dice el comentarista, para tirar de metáforas cuando tienes que escribir, pongamos un ejemplo, un artículo como este.

Se puede decir, así, que el CD Lugo comienza este fin de semana en Oviedo un nuevo combate en la Segunda División. Un combate de 42 asaltos en el que el objetivo, seamos moderados, debe ser evitar el KO y, si hay un poco de suerte, ganar a los puntos. El hecho de empezarlo en el cuadrilátero del Nuevo Carlos Tartiere, además, supone el reto añadido de arrancar frente a un rival que, en el pesaje, ha demostrado estar un par de puntos por encima nuestro. Diríamos, más o menos, que el Oviedo es un peso semipesado mientras que nosotros, con humildad y a falta de esa guinda (o guindas) para terminar de confeccionar la plantilla, no pasamos de ser un peso welter, con la aspiración, eso sí, de que esas guindas nos puedan pasar, al menos, a la categoría de superwelter.

Para este combate de 42 asaltos contamos con Luis Milla a los mandos, que estoy seguro de que si estuviésemos hablando de un entrenador de boxeo americano le llamaríamos Coach. M, que en los USA saben mucho de poner nombres molones. El míster ha prometido de forma reiterada que el equipo mantendrá el gusto por la posesión heredado de la “época Setién” (diríamos en boxeo que es un excelente juego de piernas) pero aderezado, además, con una mayor verticalidad y capacidad de sorpresa, o sea, sin renunciar a tirar un buen jab o un potente crochet a la mandíbula del rival cuando este menos se lo espere. Menos previsibilidad, en definitiva, cosa que me gusta pues, seamos honestos, algunas veces nuestro Lugo aburría a las ovejas con tanta verticalidad.

Para ello, polémicas y gustos personales al margen, creo que tenemos unos mimbres más que aceptables de acuerdo con el poderío económico de este Lugo. Mantenemos todo lo que se ha podido del año pasado y se incorporan púgiles de capacidad más que contrastada como Sergio Marcos, Igor Martínez, Dealbert o Cendrós, así como aspirantes cualificados como Molinero o Campillo, a los que hay muchas ganas de ver en acción en partido (asalto) oficial. Además, contamos con un bombardero como Caballero en punta, con un golpeo demoledor para derribar al rival más cuajado, como demostró en la segunda vuelta del año pasado y en la pretemporada actual.

También tenemos, cómo no, algún punto débil. Importante que no nos cojan con la guardia baja, que nos coloquemos en posición de defensa sin que nos puedan colar un uppercut, con especial atención por nuestro flanco izquierdo, donde Manu tendrá que estar lo más atento posible, guardia alta y piernas rápidas, para no repetir una temporada como la pasada. En esto también tendrá mucho que decir Roberto, un chantadino que llega aquí a jugar sus últimas temporadas pero con la ilusión de un chaval y las prestaciones intactas. A él nos encomendaremos cuando los golpes del rival amenacen con lanzarnos a la lona.

Estrenamos también esta temporada nuevo “manager”, Toni Otero, y nuevo “representante”, Tino Saqués. No voy a escribir ni una sola letra que tenga que ver con las estériles polémicas de todo el verano al respecto, y que no sirven de nada que no sea dar conversación al vecino de barra de bar o a pasar el tiempo en las redes sociales. Confío en el ojo del primero y el la gestión del segundo, más que nada porque es lo que toca, y lo que toca es remar juntos y sacar el combate adelante. Su suerte será la del CD Lugo, así que adelante.

Y una última cosa, que casi se me pasa. Asisto desde la barrera a discusiones sobre si el año pasado había más o menos abonados que en esta, que si abonos regalados a niños estudiosos o que si otros años se regalaban abonos que nunca se ocupaban. Me da igual, honestamente. Hace tiempo que, desgraciadamente, perdí la fe en la masa social del Lugo, que opina sin parar pero que no baja al Anxo Carro ni aunque le dejen la entrada a precio irrisorio. Supongo que al final a las “veladas” del cuadrilátero del Miño acudiremos los de siempre pero, por favor, a los que os guste el futbol, a los que os simpatice el Lugo, a los que creáis que pasar una tarde de sábado o domingo viendo un partido (combate) no es un mal plan yo os pido que os abonéis, que apoyéis al equipo y que bajéis a dejaros la garganta y las palmas al campo. Sois necesarios.

Nada más. Esto arranca. Ya nos hemos apretado los guantes, ajustado el protector bucal y tomado el último sorbo de agua. Ya estamos preparados en nuestra esquina del ring, apoyados en las cuatro cuerdas, y solo falta que el árbitro diga eso de “¡segundos fuera!” y nos dirijamos al centro del cuadrilátero. 42 jornadas, 42 asaltos. Mucha ilusión y toda la fuerza. Let`s go!

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