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Los mediopelistas y la gata Flora

por Daniel Martínez Baniela 24 julio, 2015
Tiempo de lectura: 5 minutos

Asumámoslo, todos los españoles tenemos dentro un Presidente del Gobierno y un entrenador de fútbol. Esto es incuestionable. El que no me crea solo tiene que pasarse por cualquier cafetería, sentarse en la barra, pedir un café y prestar un poco de atención a las conversaciones que tienen lugar a su alrededor entre los parroquianos. Todos, sin excepción tenemos la llave para que el país salga de la crisis, para bajar el paro y para reactivar la economía. Todos arreglaríamos el problema de Grecia en dos minutos y pondríamos a España en la Primera División europea (Zapatero dixit). Todos tenemos la clave para solucionar los quebraderos de cabeza locales, desde la solución del lío del Garañón a la estafa de las preferentes o el problemón de la cuota láctea. Todos sabemos que sería lo mejor para el rompecabezas de la Diputación de Lugo, lo que deberían cobrar los ediles del Ayuntamiento y los pactos que serían más beneficiosos para la ciudad. Y además, sin esfuerzo, acodados en la barra del bar y trasegando un sol y sombra. Antes de la hora del vermú, todo solucionado y en marcha.

Con el fútbol, tres cuartos de lo mismo. Solucionamos lo de Casillas, lo de Ramos, donde tiene que jugar Arda y cual es el mejor sistema para que luzca el Atlético. Tal jugador es un crack que yo lo ví en un video de Youtube, y tal otro es un manta que ya lo dijo Alfredo Duro en El Chiringuito. A Del Bosque lo jubilamos en un pis pas y en su lugar nos colocamos nosotros, que tenemos claro lo que necesita España para volver a ganar Eurocopas y Mundiales como si no costasen, y el rendimiento de Messi con Argentina lo podríamos potenciar en menos que canta un gallo. Mucho me extraña que no tengamos, todos y cada uno de nosotros, un carnet de entrenador, pero no de Regional, sino de Primera División. Menudos somos.

Todo esto, en una ciudad pequeña como Lugo y en un club pequeño como el CD Lugo, se magnifica hasta extremos que rozan lo absurdo, por no decir patético. Desde la entrada del nuevo Consejo de Administración, con el nuevo dueño del club a la cabeza, han surgido todo tipo de críticas a la gestión, ya sea deportiva, económica o social. Sin entrar en que Saqués caiga mejor o peor, que eso es cosa de cada uno y tan legitimo como que no soportes a tu cuñado o que el vecino del tercero te caiga mal, ha ido surgiendo una corriente de opinión, creo que minoritaria pero sin duda reseñable, que niega el pan y la sal a todo lo que venga de la Junta que preside el empresario lucense. Y repito, porque ahí está la clave, que no estoy hablando de los pro ni de los anti-Saqués. Hay gente a la que le gusta el nuevo dueño y gente a la que no, y en eso no pienso entrar porque tengo la costumbre de no discutir sobre filias y fobias, que cada uno tiene las suyas. Hablo, y lo hago porque creo que es muy negativo para el club, de esa gente para la que TODO lo que se hace está mal. Y cuando digo todo, es todo.

Capitaneados por un excolumnista, que no periodista, y nuevo blogger de referencia para algunos, ese sector de la afición se dedica 24×7 (veinticuatro horas al día, siete días a la semana) a negativizar, criticar, ridiculizar y menospreciar cualquier tipo de decisión, fichaje, cesión, baja o renovación que se haga desde el Anxo Carro. Y lo mejor de todo es que, las más de las veces, lo hacen sin fundamento, sin un razonamiento previo e incluso entrando en contradicción frontal con lo que ellos mismos pregonaron un par de días antes. La crítica por la crítica, el menosprecio por el menosprecio. De locos.

Así, los mismos que decían que los buques insignia del Lugo se iban a ir con la entrada de Saqués se echan las manos a la cabeza con las renovaciones de los mismos, pero no dudéis que serían los mismos que criticarían que no se les renovase o que se fuesen. Advierten con admoniciones típicas del Apocalipsis acerca del enorme riesgo de que la viabilidad económica del club se vaya al carajo con los nuevos, pero a su vez piden que se gaste más en fichajes de relumbrón. Si se fichan jugadores poco conocidos, se exigen estrellas, pero si llegase algún fichaje mediático se clamaría al cielo por su alta ficha. Como llega Roberto, exigen a Serantes, pero si llegase Serantes seguro que se criticaría su juventud. Tras un año sin apenas facilidades en los abonos, se tildan de insuficientes las rebajas en este, pero si no se hiciesen atacarían al Consejo por no ayudar a que la gente se abone. Como veis, todo mal.

Pero lo más doloroso, lo que más estupefacción me causa, es la pertinaz crítica a cada fichaje. Excepción hecha de la cesión de Sergio Marcos, al que nadie ha criticado básicamente porque no se puede, todos los fichajes han sido desestimados antes incluso de su primer entrenamiento. Desde Milla (entiendo que Setién vino al Lugo con tres Champions bajo el brazo) para adelante todo han sido desaciertos, según los entendidos de barra de bar. Toni Otero no vale como Director Deportivo, a pesar de sus logros en el Celta y sus conocimientos de las canteras españolas, al igual que todos los que han venido. Un central que descendió con el Sabadell, otros porque vienen de Segunda B, Roberto por viejo y otros por jóvenes. En un alarde de conocimientos sin límite, el blogger-gurú Murillo calificó a los fichajes del Lugo como “de medio pelo”, para a tweet seguido, alertar de cómo puede desequilibrar la economía del club apostar por un delantero conocido. Espero que si las cosas salen bien y el Lugo cuaja una buena temporada, escriba un buen artículo reconociendo sus errores de apreciación, aunque por si acaso esperaré sentado.

No se trata de crear una afición acrítica, los que me leéis sabréis de sobra que yo detesto eso. La afición de un club debe ser contestataria, exigente y crítica, pero también justa, y algunos comentarios, y comentaristas, no están siendo esto último. Vienen los palos, más bien, por una malentendida fidelidad a los anteriores rectores y un odio pertinaz e inmisericorde a los nuevos. Nadie puede hacer todo bien, ni tampoco todo mal.

Saqués, Milla y Otero se equivocarán en algunas cosas, seguro, y también acertarán en muchas otras. La cosa saldrá bien o mal, y al final lo que cuenta será, como siempre, que la pelotita entre o no, pero lo lógico, lo normal y lo coherente sería dar un voto de confianza o, al menos, esperar acontecimientos antes de encender la hoguera y querer quemar a nadie en la Plaza Mayor. Si se tuercen las cosas, no quiero pensar en la que se le va a venir encima a cuerpo técnico y directiva, sobre todo por los mediopelistas, que dirán “ya lo veían venir desde Julio”, y si las cosas salen bien, ya encontraran por lo que atizar, que de eso nunca les va a faltar. Al final, estos mediopelistas serán como la gata Flora, que si se la meten grita y si se la sacan, llora.

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